INTRODUCCIÓN
1- «Quien de entre ustedes forme parte de su pueblo, que regrese» (2 Cr 36,23): dimensión histórica
Los dos libros de Crónicas, al igual que los de Samuel y Reyes, formaron originalmente un libro único que fue dividido, aproximadamente por la mitad, para formar los actuales dos libros; el primero concluye con el ciclo dedicado al rey David; el segundo comienza con el de su hijo Salomón. Por este motivo, a lo largo de esta edición se hablará normalmente del libro en singular.
Desde el punto de vista de su contenido, el libro se parece mucho a otros que desarrollan material narrativo de tipo histórico. A primera vista, es posible evidenciar cómo Crónicas incluye materiales que están presentes principalmente en tres libros diferentes: Génesis, Samuel y Reyes. Es muy probable que estos tres libros, en el proceso de composición en que se encontraban, sirvieran al autor como una especie de referencia o modelo.
El nombre de estos libros viene del título hebreo; en griego recibió un nombre no muy acertado: «Paralipómenos» o «las cosas omitidas». Más bien se trata de una nueva lectura o relectura de la historia del pueblo de Israel.
Para comprender Crónicas es importante tener en cuenta cómo era la sociedad en la cual fue redactado y cuál era la situación en que se encontraban sus primeros lectores. Es un libro que fue escrito después de haber regresado del destierro en Babilonia, probablemente entre los siglos V-IV a.C., por un levita o grupo de ellos. En este sentido, el libro parece corresponder a un contexto social muy particular. En esta nueva etapa de la vida de Israel, el posexilio, las instituciones que definen la vida de la nación están mucho más centradas en el Templo, ya que la monarquía había terminado con la destrucción del reino de Judá en el s. VI a.C. Por lo tanto los actores religiosos reciben mayor atención que otros representantes de la antigua sociedad israelita.
De alguna forma el libro quiere abrir la esperanza a un pueblo sacerdotal, reunificado en torno al culto del Templo y, a la vez, elegido para iluminar la vida de las demás naciones. En el momento en que se escribe esta historia, el pueblo de Dios, que ya no goza de independencia política ni de monarquía, se distingue porque se agrupa en torno a la pertenencia al mismo pueblo o raza y a su fidelidad al único Dios, manifestada en la observancia de la Ley y sus tradiciones y en la celebración del culto en el Templo. Para verificar que se forma parte de ese pueblo son importantes las genealogías que muestran su pertenencia a ese linaje o a determinada tribu.
En el libro hay presencia de diversas figuras proféticas que en momentos de la historia del pueblo intervienen sobre todo ante los reyes, o de levitas que reciben el espíritu profético para iluminar las situaciones y descubrir la palabra de Dios en esas circunstancias. Sin embargo, llama la atención el silencio sobre Elías y Eliseo, profetas del s. IX a.C., que en el paralelo de Reyes ocupan un lugar primordial. Esta ausencia se explica en gran parte por el hecho de que su campo de actividad fue el Reino de Israel o del Norte, del cual el Cronista no tiene interés alguno y por eso omite la historia de sus reyes.
2- «Para que los sacerdotes y los levitas se pudiesen dedicar a la Ley del Señor» (2 Cr 31,4): dimensión teológica
Varios de los aspectos teológicos estarán descritos al momento de tratar la estructura del libro. Aquí se señalan algunos de ellos.
Una rápida comparación de este libro con sus precursores, particularmente Reyes, evidencia cómo en Crónicas el tema del exilio de Israel ha ido perdiendo importancia, en cuanto que ya es algo que se fue asimilando y se ve ya lejano. El autor del libro, al omitir los comentarios y acentos propios de la narrativa de Reyes en relación a este hecho fatídico, consigue que el acontecimiento final del periodo monárquico aparezca como deslavado. Esta falta de dramatización del exilio es subrayada en los últimos versos del libro con la inclusión del edicto de Ciro, rey de Persia, como un final abierto hacia el retorno de los exiliados y, por lo tanto, con una representación del exilio como una realidad transitoria.
Si bien el exilio no parece tener mucha presencia en el libro, sí la tiene la monarquía de Judá. La casa real de David, como garante de la forma de gobierno deseado por Dios para la ciudad de Jerusalén y el estado de Judá, aparece como la protagonista indiscutida del libro. Este hecho tiene dos consecuencias importantes.
La primera consecuencia, original en Crónicas, es que la figura de David es presentada de forma mucho más idealizada que en su paralelo del libro de Samuel. En efecto, es fácil comprobar cómo el cronista lleva a cabo una labor de expurgación de todo tipo de relatos o pasajes que puedan representar un menoscabo a la figura idealizada del rey David. Esta labor de censura, que incluye omisión de pasajes incómodos, es complementada con un trabajo creativo orientado a insertar textos que sirvan para presentar a David como un rey extremadamente piadoso y observante de la Ley. En particular esta tendencia es especialmente patente en los capítulos finales del primer libro de Crónicas, donde David aparece como el verdadero artífice en la planeación de la construcción del Templo y de la implementación del culto, casi como un nuevo Moisés.
La segunda consecuencia de esta visión, centrada en la dinastía davídica, es la desaparición en el relato de Crónicas de la historia del Reino del Norte, Israel y su ciudad capital Samaria. Aunque resulta evidente, por algunas alusiones repartidas a lo largo de la obra, que el autor conozca los pasajes del libro de Reyes relativos a estos monarcas del Norte, los ignora.
2.2- Una sociedad teocrática
Al momento de describir qué es lo más característico del contexto en el que escribe el autor, probablemente lo más pertinente sea reconocer que se trata de una sociedad fuertemente teocrática, es decir, un contexto en el que las instituciones y la visión del mundo están ampliamente determinadas por una perspectiva religiosa.
Pero se trata de un tipo de religiosidad muy particular, que no parece corresponder exactamente al que es posible encontrar en el contexto de los libros de Samuel y Reyes. Una primera evidencia en esta línea es el papel que desempeña el Templo de Jerusalén en la obra. Ciertamente también es un tema importante en el libro de Reyes, pero en Crónicas ocupa un lugar más singular. El autor de Crónicas está mucho más interesado en las instituciones del Templo, en el personal religioso y sus funciones, así como en temas prácticos de su sostenimiento y reparación.
En este contexto los levitas, mucho más que los sacerdotes, son representados cumpliendo funciones centrales. Al interior de estas funciones destacan principalmente las descripciones de los cantores, los porteros y quienes están vinculados a las finanzas del Templo.
2.3- Universalismo
Otro elemento que llama la atención es el hecho de que Crónicas tiene pretensiones de historia universal. Esta intención de ampliar la historia de Israel hacia un contexto universal se manifiesta en particular a través del papel que cumplen las genealogías al inicio del libro, que comienzan con Adán e incluyen a los fundadores de diferentes grupos humanos del mundo antiguo. Esta función es similar a la que es posible observar en el Génesis, pero en Crónicas las listas genealógicas están desprovistas de sus complementos narrativos. Si bien son mencionados los diferentes personajes, estas referencias no van acompañadas de relatos que caractericen a la persona más a fondo. La importancia de la genealogía es mayor que en otros conjuntos textuales. Esto lleva al Cronista a insertar una serie de reconstrucciones genealógicas inéditas que, por lo tanto, no tienen paralelos en otros textos similares.
3- «Los levitas serán sus escribas» (2 Cr 19,11): dimensión literaria
3.1- Las genealogías (1 Cr 1-9)
Esta primera sección de Crónicas representa una amalgama de textos provenientes principalmente del libro del Génesis y otros pasajes que han sido complementados con textos propios de la tradición del Cronista. Debido a su naturaleza literaria se diferencia claramente del resto de la obra que comprende material narrativo.
La sección de genealogías tiene una cierta lógica: está orientada hacia la familia de David, así como, en cierta medida, las genealogías del Génesis estaban orientadas hacia la familia de Abrahán, al mismo tiempo que concede a la descripción de las familias de los levitas un lugar importante:
C’. Seis tribus menores 7,1-40
B’ Tribu de Benjamín y casa de Saúl 8,1-40
A’ Presente: familias de retornados del exilio 9,1-44
Una primera sección (1 Cr 1,1-54) desarrolla los linajes que descienden de Adán a Jacob, que en el texto es llamado Israel. Una buena parte es dedicada a la descripción de los descendientes de Esaú, primogénito de Jacob: en este personaje tendrán su origen las tribus edomitas. Esta primera sección de genealogías recibe un paralelo, al final del bloque de genealogías, a través de una descripción de los linajes familiares de los retornados del exilio (9,1-44). Estas dos secciones funcionan en una dinámica que podríamos describir como de pasado y presente–futuro. El mensaje de estas dos secciones paralelas podría ser interpretado como una comparación entre el antiguo Israel, que tiene su origen en Jacob, y el nuevo Israel que nace a partir de la experiencia del exilio.
Una segunda sección está dedicada a la descripción de la tribu de la casa real de Judá, que culmina con la presentación de David y sus descendientes (1 Cr 2,1-4,23). La sección paralela (8,1-40) representa una especie de contraparte negativa, destinada a resaltar la figura positiva de David como rey predilecto, en contraposición a Saúl, el rey de la tribu de Benjamín, rechazado por Dios.
La tercera sección incluye la presentación de cuatro tribus menores, asentadas en la rivera opuesta del río Jordán (1 Cr 4,24-5,26); y su sección paralela presenta a seis tribus, igualmente menores en protagonismo (7,1-40).
Por último, la sección final introduce a la tribu de los levitas, incluyendo a las familias sacerdotales (1 Cr 5,27-6,66). Esta centralidad de la tribu de Leví refleja el papel que adjudica el autor a este grupo al interior de la sociedad israelita de su tiempo.
3.2- El ciclo de David (1 Cr 10-29)
El ciclo dedicado a la figura del rey David comprende actualmente toda la segunda parte del primer libro. Desde el punto de vista de su organización interna el ciclo se desarrolla en dos grandes secciones:
A- | El Reinado de David | 1 Cr 10–21 |
B- | David prepara la construcción del Templo | 1 Cr 22–29 |
La primera sección, que comprende 1 Cr 10–21, está dedicada a la descripción del reinado de David, en especial a los sucesos relativos a su establecimiento. Esta sección desarrolla particularmente el tema de la elección de David como rey predilecto por Dios. Para lograr este objetivo el autor omite los relatos referentes a la rivalidad de David con Saúl. Por otra parte, introduce relatos que demuestran cómo el pueblo de Israel voluntariamente se adhiere a su persona y reconoce de modo indiscutido su liderazgo. Esta sección, al mismo tiempo, evidencia un fuerte interés en la temática del Templo: al inicio se relata la conquista de la ciudad de Jerusalén, futura sede de la casa de Dios (1 Cr 10,1-11,9); en el centro de la sección es descrito el traslado del Arca a la Ciudad Santa, transportada por los levitas (15,1-16,43); y al final se narra cómo David adquiere del jebusita Arauná el terreno donde en el futuro se alzará el Templo.
La segunda sección comprende 1 Cr 22–29. En todo este bloque el autor introduce textos que solamente se encuentran en la tradición de Crónicas. Se trata de una sección dedicada a desarrollar la temática de David como el verdadero constructor de la casa de Dios, una empresa no muy sencilla, debido a que Reyes ya describía con lujo de detalles esta actividad como propia del reinado de Salomón. Para solucionar esta contradicción, el Cronista utiliza diferentes técnicas: una es la introducción de Salomón como figura pasiva y de David como figura activa; la segunda es desarrollar la idea de que tanto el proyecto del Templo, como los materiales para la obra, fueron preparados por David. Lo único que Salomón debe hacer en el futuro es ejecutar el proyecto. Al mismo tiempo, esta segunda sección se caracteriza por una presencia importante de discursos, bajo la forma de testamentos y bendiciones, que son puestos en la boca de David (22,1-19; 1 Cro 28–29); así como por el papel central asignado a los funcionarios del Templo, particularmente a los levitas, y a la organización del culto (1 Cr 23–26).
3.3- Ciclo de Salomón (2 Cr 1–9)
En el primer libro de Reyes, el gran mérito de Salomón es la construcción del Templo. En el libro de Crónicas su mayor mérito es ser hijo de David y llevar a cabo lo que su padre había proyectado en relación a la morada de Dios en Jerusalén.
Al igual que en el relato paralelo de Reyes, el ciclo sobre Salomón en Crónicas se caracteriza por presentar en el centro de su estructura la construcción y la consagración del Templo (2 Cr 5–7). Al mismo tiempo, el autor de Cónicas se ha preocupado de corregir la imagen ambigua de Salomón, propia de la tradición de Reyes, eliminando los pasajes que no contribuyen a una presentación positiva de su reinado: principalmente los relativos a las muchas mujeres del rey y a su apostasía al final de su gobierno (1 Re 11). Por otra parte, el Cronista conserva y valoriza las tradiciones que presentan a Salomón como un rey sabio, pacífico y renombrado en los reinos vecinos.
3.4- Ciclo de los reyes de Judá (2 Cr 10–36)
La segunda parte del segundo libro (2 Cr 10–36) está dedicada por completo a la presentación de los reinados de los descendientes de David y Salomón. Esta opción conlleva la omisión de los relatos en torno a los reyes de Israel. Ahora bien, ese silencio implica, al mismo tiempo, que los profetas del Norte, Elías y Eliseo –con sus ciclos muy importantes en Reyes– brillen por su ausencia en Crónicas, con la sola excepción de una breve mención de Elías (2 Cr 21,12-15).
El ciclo de los reyes de Judá parece estar organizado en tres secciones y un breve epílogo:
A- | Reinados de Roboán a Josafat | 2 Cr 10–20 |
B- | Reinados de Jorán a Ajaz | 2 Cr 21–28 |
C- | Reinados de Ezequías hasta el final de Jerusalén | 2 Cr 29,1-36,21 |
Epílogo | Edicto de Ciro | 2 Cr 36,22-23 |
La primera sección (2 Cr 10–20), que incluye la presentación de cuatro reyes de Judá, concluye con la descripción del reinado de Josafat, que resulta particularmente extenso (2 Cr 17–20), con una valoración del gobierno del rey muy positiva. Un tema importante en esta sección son las obras llevadas a cabo por los reyes en relación al Templo, los levitas y el culto en general.
La segunda sección (2 Cr 21–28) presenta de una manera bastante rápida el reinado de siete reyes de Judá. En cada una de estas narraciones el Cronista incluye materiales que no están presentes en el libro de Reyes y que giran en torno a dos temas: el orden cultual del Templo y las campañas militares de cada rey. En esta sección, por lo general, las noticias dedicadas al culto no son positivas, pero no revisten el grado crítico que se revelará en la última sección.
La tercera y última sección del libro (2 Cr 29,1–36,21), consiste en la presentación de los siete últimos reyes de la dinastía davídica. El primero de ellos, Ezequías, es presentado de manera extensa (2 Cr 29–32) y positiva. En cierta medida se trata de un paralelo a la descripción de Josafat, en la primera sección. Una vez más la atención está centrada en las acciones que este rey lleva a cabo en favor del Templo y los levitas. A continuación, el rey Manasés (2 Cr 33), que en la versión del libro de Reyes aparece como particularmente perverso, el Cronista se encarga de corregir esa imagen, describiendo su conversión al final de su reinado. Enseguida es introducido Josías (2 Cr 34–35), considerado un rey piadoso en Reyes, en Crónicas aparece mucho más deslavado. Por último, la sección concluye con la presentación de los cuatro últimos reyes de Judá (36,1-21), todos ellos evaluados negativamente, como corresponde a los hechos catastróficos que caracterizan la destrucción y el exilio de Jerusalén.
El libro concluye, finalmente, con un epílogo de esperanza: el nuevo soberano de toda la región, Ciro rey de los persas, autoriza y anima a los exiliados a retornar a su ciudad ancestral.
PRIMER LIBRO DE CRÓNICAS
I- LAS GENEALOGÍAS
Adán, Set, Enós…*
Gn 5,1-32; 10,1-32; 11,10-26
1 1 Adán, Set, Enós, 2 Cainán, Malaleel, Yáred, 3 Janoj, Matusalén, Lámec, 4 Noé, Sem, Cam y Jafet.
5 Los descendientes de Jafet fueron: Gómer, Magog, Maday, Yaván, Tubal, Mésec y Tiras. 6 Los descendientes de Gómer fueron: Asquenás, Difat y Togormá. 7 Los descendientes de Yaván fueron: Elisá, Tarsis, los queteos y rodenses.
8 Los descendientes de Cam fueron: Cus, Egipto, Put y Canán. 9 Los descendientes de Cus fueron: Saba, Javilá, Sabtá, Regmá y Sabtecá. Los descendientes de Regmá fueron: Sabá y Dedán. 10 Cus también engendró a Nemrod, que fue el primer guerrero que se volvió poderoso en la tierra. 11 Egipto engendró a los ludíes, anamíes, leabíes, naftujíes, 12 patrusíes, caslujíes, de los cuales proceden los filisteos, y a los cretenses.
13 Canán engendró a su primogénito Sidón y a Jet. 14 Y, además, a los jebuseos, los amorreos, los guergueseos, 15 los jeveos, arqueos, sineos, 16 los arvadeos, samareos y jamateos.
17 Los descendientes de Sem fueron: Elam, Asur, Arfaxad, Luz y Aram. Los descendientes de Aram fueron: Us, Jul, Gueter y Mésec. 18 Arfaxad engendró a Sélaj y Sélaj engendró a Eber. 19 Eber tuvo dos hijos: el nombre de uno era Peleg, porque en su tiempo se dividió la tierra, y el nombre de su hermano era Yoctán. 20 Yoctán engendró a Almodad, Selef, Jasarmavet, Yeraj, 21 Adorán, Uzal, Diclá, 22 Eval, Abimael, Seba, 23 Ofir, Jabila y Yobab. Todos estos fueron descendientes de Yoctán.
24 Sem, Arfaxad, Sélaj, 25 Eber, Péleg, Reú, 26 Saruj, Najor, Teraj, 27 Abrán, que es Abrahán.
Los hijos de Abrahán
Gn 25,13-16; 36,10-43.
28 Los hijos de Abrahán fueron: Isaac e Ismael. 29 Y estas fueron sus descendencias: el primogénito de Ismael fue Nabot, después nacieron Quedar, Adbeel, Mibsán, 30 Mismá, Dumá, Masá, Jadad, Tema, 31 Yetur, Mafis y Quedmá. Estos son los nombres de los descendientes de Ismael.
32 Los hijos que dio a luz Queturá, concubina de Abrahán son: Zimrán, Josán, Medán, Madián, Jisbac y Suaj. Los descendientes de Yocsán fueron: Sebá y Dedán. 33 Los descendientes de Madián fueron: Efá, Efer, Janoj, Abidá y Eldá. Todos estos fueron descendientes de Queturá.
34 Abrahán engendró a Isaac; los hijos de Isaac fueron: Esaú e Israel.
35 Los descendientes de Esaú fueron: Elifaz, Reuel, Yeús, Yelán y Coré. 36 Los descendientes de Elifaz fueron: Temán, Omar, Sefi, Guetán, Quedaz, Timná y Amalec. 37 Los descendientes de Reuel fueron: Najat, Zeraj, Samá y Mizá. 38 Los descendientes de Seír fueron: Lotán, Sobal, Sibeón, Aná, Disón, Eser y Disán. 39 Los descendientes de Lotán fueron: Jorí y Omán. Y la hermana de Lotán se llamaba Timná. 40 Los descendientes de Sobal fueron: Alián, Manajat, Ebal, Sefi y Onán. Los descendientes de Sibeón fueron Aya y Aná. 41 Y el hijo de Aná fue Disón. Los descendientes de Disón fueron: Jamrán, Esbán, Jitrán y Querán. 42 Los descendientes de Eser fueron: Bilán, Zayán y Jacán. Los descendientes de Disán fueron: Uz y Arán.
43 Estos son los reyes que hubo en la tierra de Edom, antes que hubiera un rey sobre los hijos de Israel: Bala, hijo de Beor, y el nombre de su capital fue Dinabá. 44 Cuando murió Bala, reinó en su lugar Yobab, hijo de Zeraj, originario de Bosrá. 45 Cuando murió Yobab, reinó en su lugar Jusán, originario de la tierra de los temanitas. 46 Cuando murió Jusán, reinó en su lugar Adad, hijo de Bedad, el cual derrotó a los madianitas en los campos de Moab; su capital era Avit. 47 Cuando murió Adad, reinó en su lugar Samlá, de Masrecá. 48 Cuando murió Samlá, reinó en su lugar Saúl, de Rejobot que está junto al río. 49 Cuando murió Saúl, reinó en su lugar Baal-Janán, hijo de Acbor. 50 Cuando murió Baal-Janán, reinó en su lugar Adad; su capital era Paí y el nombre de su esposa era Metabeel, hija de Matreed, hija de Mezahab. 51 Cuando murió Adad, se convirtieron en caudillos de Edom, los jefes de Timná, de Alyá, de Jetet, 52 de Olibamá, de Elá, de Pinón, 53 de Quenaz, de Temán, de Mibsar, 54 de Magdiel, y de Iram. Todos estos fueron los caudillos de Edom.
Estos son los hijos de Israel*
Gn 35,23-26; 38,1-30; 46,12; Jos 14,6-15; Rut 4,19-22
2 1 Estos son los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, 2 Dan, José, Benjamín, Neftalí, Gad y Aser.
3 Los hijos de Judá fueron: Er, Onán y Selá; los tres nacidos de la hija de Súa, que era cananea. Sucedió que Er, primogénito de Judá, era malvado a los ojos del Señor y por esto lo hizo morir. 4 Pero Tamar, su nuera, le dio a luz a Peres y a Zéraj; así todos los hijos de Judá fueron cinco.
5 Los hijos de Peres fueron: Jesrón y Jamul. 6 Los hijos de Zéraj fueron: Zimrí, Etán, Hemán, Calcol y Dardá; cinco en total. 7 Acan, quien se hizo despreciable en Israel porque no respetó la ley del exterminio, era de los hijos de Carmí. 8 Azarías era de los hijos de Etán.
9 Los hijos que le nacieron a Jesrón fueron: Yerajmeel, Ram y Quelubay. 10 Ram engendró a Aminadab, y Aminadab engendró a Naasón, príncipe de los hijos de Judá. 11 Naasón engendró a Salmá, y Salmá engendró a Booz. 12 Booz engendró a Obed y Obed engendró a Jesé. 13 Jesé engendró a su primogénito Eliab, a Abinadab, el segundo, a Simea, el tercero, 14 a Netaneel, el cuarto, a Radag, el quinto, 15 a Osén, el sexto, y a David, el séptimo. 16 Y sus hermanas fueron Seruyá y Abigaíl. Los hijos de Seruyá fueron: Abisay, Joab y Asael: tres en total. 17 Abigaíl dio a luz a Amasá, cuyo padre fue Jater, ismaelita.
18 Caleb, hijo de Jesrón, engendró hijos de su mujer Azubá y de Yeriot. Estos son sus hijos: Yeser, Sobab y Ardón. 19 Cuando murió Azubá, Caleb tomó por mujer a Efrata y esta le dio a luz a Jur. 20 Jur engendró a Urí. Urí engendró a Besaleel. 21 Después Jesrón se unió a la hija de Maquir, padre de Galaad. Tenía sesenta años cuando la tomó por mujer y ella dio a luz a Segub. 22 Segub engendró a Yaír y fueron suyas veintitrés ciudades en la tierra de Galaad. 23 Pero Guesur y Aram conquistaron las aldeas de Yaír, junto con Quenat y sus aldeas: sesenta ciudades en total. Todos estos son los hijos de Maquir, padre de Galaad. 24 Después de la muerte de Jesrón, Caleb se unió a Efrata, mujer de su padre Jesrón, y ella le dio a luz a Asjur, padre de Tecoa.
25 Los hijos de Yerajmeel, primogénito de Jesrón, fueron: Ram, el primogénito, y luego Buná, Orén, Osén y Ajiyá. 26 Yerajmeel tuvo una segunda mujer, su nombre era Atará; ella fue la madre de Onán.
27 Los hijos de Ram, primogénito de Yerajmeel, fueron: Maás, Jamín y Equer. 28 Los hijos de Onán fueron: Samay y Jadá. Los hijos de Samay: Nadab y Abisur. 29 El nombre de la mujer de Abisur era Abigaíl, y ella le dio a luz a Ajbán y a Molid. 30 Los hijos de Nadab fueron: Séled y Apain. Séled murió sin tener hijos. 31 Isí fue hijo de Apain. Sesán fue hijo de Isí, y Ajlay, hijo de Sesán. 32 Los hijos de Yadá, hermano de Samay, fueron: Yeter y Jonatán. Pero Yeter murió sin tener hijos. 33 Los hijos de Jonatán fueron: Pelet y Zasá. Todos estos eran descendientes de Yerajmeel.
34 Sesán no tuvo hijos, sino solo hijas, pero tenía un servidor egipcio de nombre Jarjá. 35 Entonces Sesán dio por mujer a una de sus hijas a su servidor Jarjá y ella le dio a luz a Atay. 36 Atay engendró a Natán y Natán engendró a Zabad. 37 Zabad engendró a Efal y Efal engendró a Obed. 38 Obed engendró a Jehú y Jehú engendró a Zacarías. 39 Zacarías engendró a Jales, y Jales engendró Elasá. 40 Elasá engendró a Sismay, y Sismay engendró a Salún. 41 Salún engendró a Jecamías, y Jecamías engendró Elisamá.
42 Los hijos de Caleb, hermano de Yerajmeel, fueron: su primogénito Mesá, que fue padre de Zif, y su segundo hijo, Merasá, que fue padre de Hebrón. 43 Los hijos de Hebrón fueron: Caré, Tafuaj, Requén y Samá. 44 Samá engendró a Raján, padre de Jorqueán, y Requén engendró a Samay. 45 Hijo de Samay fue Maón, y Maón fue el padre de Betsur. 46 Efá, concubina de Caleb, dio a luz a Jarán, Mosá y Gazez. Jarán engendró a Gazez.
47 Los hijos de Jaday fueron: Requén, Jotán, Guesán, Pelet, Efá y Saaf. 48 Y otra concubina de Caleb, Maacá, dio a luz a Seber y a Tircaná. 49 Saaf fue padre de Madmaná, y Sebá fue padre de Mapbená y padre de Guibeá. Caleb tuvo también una hija: Ajsá. 50 Estos fueron los descendientes de Caleb.
Los hijos de Jur, primogénito de Efrata, fueron: Sobal, padre de Quiriat Yearín; 51 Salmá, padre de Belén, y Jaret, padre de Bet-Gader. 52 Los hijos de Sobal, padre de Quiriat Yearín, fueron: Aroe y la mitad de los menajteos. 53 Y las familias de Quiriat Yearín fueron: los yetureos, los futeos, los sumateos y los misraítas; de estos proceden los de Sorá y los de Estaol. 54 Los descendientes de Salmá fueron: Belén, los natufíes, Atrot, Bet-Joab, la mitad de los menajitas y los soraítas, 55 y las familias de los escribas que habitan en Yabés: los tirateos, los simateos y los sucateos. Estos son quenitas, que salieron de Jamat, de donde proceden los recabitas.
Estos fueron los hijos de David*
= 1 Cr 14,3-7; 2 Sm 3,2-5; 5,14-16
3 1 Estos fueron los hijos de David, que le nacieron en Hebrón: el primogénito fue Amnón, hijo de Ajinoán, la yizraelita; el segundo fue Daniel, hijo de Abigaíl, la del Carmelo; 2 el tercero fue Absalón, hijo de Maacá, hija de Tolmay, rey de Guesur; el cuarto fue Adonías, hijo de Jaguit; 3 el quinto fue Sefatías, hijo de Abital; el sexto fue Yitreán, de su mujer Egá. 4 Estos seis hijos le nacieron en Hebrón. David reinó allí durante siete años y seis meses; en cambio en Jerusalén reinó treinta y tres años.
5 En Jerusalén le nacieron: Simeá, Sobab, Natán y Salomón, los cuatro de Betsabé, hija de Amiel. 6 Además, tuvo a Yibjar, Elisamá, Elifélet, 7 Nogá, Nefeg y Yafiá, 8 Elisamá, Elyadá y Elifélet: nueve en total. 9 Todos estos fueron hijos de David, sin contar los hijos de las concubinas.Tuvieron también una hermana que se llamaba Tamar.
10 Los descendientes de Salomón fueron: su hijo Roboán, que fue padre de Abías, que fue padre de Asá, que fue padre de Josafat, 11 que fue padre de Jorán, que fue padre de Ocozías, que fue padre de Joás, 12 que fue padre de Amasías, que fue padre de Azarías, que fue padre de Jotán, 13 que fue padre de Ajaz, que fue padre de Ezequías, que fue padre de Manasés, 14 que fue padre de Amón, y que fue padre de Josías.
15 Los hijos de Josías fueron: el primogénito Juan, el segundo Joaquín, el tercero Sedecías y el cuarto Salún. 16 Los hijos de Joaquín fueron: Jeconías y Sedecías. 17 Los hijos de Jeconías, el cautivo, fueron: Sealtiel, 18 Malquirá, Pedayas, Senasar, Jeconías, Hosamá y Nedabías. 19 Los hijos de Pedayas fueron: Zorobabel y Semey. Los hijos de Zorobabel fueron: Mesulán y Ananías, y su hermana Shelomit. 20 Los hijos de Mesulán fueron: Jasubá, Ohel, Berequías, Jasadías, Yusab-Jesed; cinco en total. 21 Los hijos de Ananías fueron: Pelatías e Isaías. Los descendientes de Isaías fueron: los hijos de Refaías, los hijos de Araán, los hijos de Adías y los hijos de Secanías. 22 Los descendientes de Secanías fueron: Semayas, Jatús, Yigueal, Bariaj, Nearías y Safat; seis en total. 23 Los hijos de Nearías fueron: Elyoenay, Ezequías y Azricán; tres en total. 24 Los hijos de Elyoenay fueron: Odayas, Elyosib, Pelayas, Acub, Juan, Delayas y Ananí; siete en total.
Los hijos de Judá*
Gn 46,12
4 1 Los hijos de Judá fueron: Peres, Jesrón, Carmí, Jur y Sobal. 2 Reaya, hijo de Sobal, engendró a Jatat y Jatat engendró a Ajumay y a Laad. Estas son las familias soreítas.
3 Estos son los hijos de Etán: Yezrael, Yismá y Yidbás, y una hermana llamada Asleponí. 4 Penuel fue padre de Guedory Ezer, de Jusá. Estos son los hijos de Jur, primogénito de Efrata, padre de Belén. 5 Asjur, padre de Tecoa, tuvo dos esposas: Eleá y Naará. 6 Naará le dio a luz a Ajuzán, a Jefer, a los temenitas y a los ajastaritas. Estos son los descendientes de Naará. 7 Fueron hijos de Eleá: Seret, Jesojar y Etnán. 8 Cos engendró a Anut, a Asosebá y a las familias de Ajarjel, hijo de Arún.
9 Yabés fue el más importante entre sus hermanos. Su madre le había dado el nombre de Yabés, porque se dijo: “lo he dado a luz con dolor”. 10 Pero Yabés invocó al Dios de Israel diciendo: “Ojalá me bendigas abundantemente, extiendas mis fronteras y tu mano me proteja, aleja de mí la maldad para que no sea golpeado por el dolor”. Y Dios le concedió lo que pedía.
11 Caleb, hermano de Sujá, engendró Maquir, el padre de Estón. 12 Estón engendró a Bet-Rafá, a Pasaj y a Tejiná, padre de Ir-Najas. Estos son los recabitas.
13 Fueron hijos de Quenaz: Otoniel y Seraya. Y los hijos de Otoniel fueron: Jatat y Meonatay. 14 Meonatay engendró a Ofrá. Serayá engendró a Joab, que fundó Ge-Jarasín, llamado“valle de los artesanos”, porque ese era su oficio.
15 Fueron hijos de Caleb, hijo de Jefoné: Irú, Elá y Naán. Y Quenaz fue hijo de Elá. 16 Fueron hijos de Yaleel: Zif, Zifá, Tiryá y Asarel. 17 Fueron hijos de Esdras: Jeter, Méred, Efer y Jalón. Una de sus mujeres concibió y dio a luz a Miriam, Samay y Jisbaj, padre de Estemoa. 18 Pero su mujer, la de Judá, dio a luz a Yered, padre de Guedor, a Jéber, padre de Socó, y a Jecutiel, padre de Zanoaj. Aquellos son los hijos de Bitia, hija del faraón, que Méred tomó por esposa. 19 Y los hijos de la mujer de Odías, hermana de Naján, fueron: el padre de Quielá, el garmita, y Estemoa, el macatita.
20 Los hijos de Simón fueron: Amón, Riná, Ben-Janán y Tilón. Los hijos de Jesey fueron: Zojet y Ben-Zojet.
21 Los hijos de Selá, hijo de Judá, fueron: Er, padre de Leca, y Laeda, padre de Maresá; estas son las familias que están en los talleres para trabajar el lino en Bet-Asbeá, 22 Yoquín, los hombres de Cozeba, Joás y Saraf, que contrajeron matrimonio en Moab y habitaban en Belén. Estas noticias son muy antiguas. 23 Estos eran alfareros y habitaban en Netain y Gadera, junto al rey para el cual trabajaban.
Los hijos de Simeón
Gn 46,10; Jos 19,1-8
24 Los hijos de Simeón fueron: Nemuel, Yamín, Yarib, Zerag y Saúl. 25 Mibsán fue hijo de Salún, y Mismá fue hijo de Mibsán. 26Los descendientes de Mismá fueron: Jamuel, su hijo Zacur, y su hijo Simey.
27 Simey tuvo dieciséis hijos y seis hijas, pero sus hermanos no tuvieron muchos hijos y sus familias no se multiplicaron como los descendientes de Judá. 28 Habitaban en Berseba, Moladá, Jasar-Sual, 29 Bilá, Esén, Tolad, 30 Batuel, Jormá, Siceleg, 31 Bet-Marjebot, Jasar-Susín, Bet-Birey y Sarain. Estas fueron sus ciudades hasta el reinado de David. 32 Y sus poblados fueron Etam, Aín, Rimón, Toquén y Asán: cinco pueblos en total. 33 Además, ocupaban todos los poblados, que circundaban esas ciudades, hasta Baal. Estos fueron sus asentamientos. Y sus linajes genealógicos fueron: 34 Mesobab, Yanleq, Yosá, hijo de Asamías, 35 Joel, Jehú, hijo de Josibías, hijo de Saraia, hijo de Asiel, 36 Elyoenay, Jacobá, Yesojayá, Asayas, Adiel, Yesimiel, Benayas, 37 Zizá, hijo de Sifey, hijo de Aón, hijo de Yedaya, hijo de Sinrí, hijo de Semayas. 38 Estos son los registrados con sus nombres, caudillos según sus familias y casas paternas. Ellos se multiplicaron abundantemente. 39 Transitaban desde la entrada de Guedor hasta el oriente del valle, buscando pastos para sus rebaños. 40 Y encontraron pastos ricos y abundantes, porque la tierra era espaciosa, tranquila y apacible. Antes habían habitado allí los camitas. 41 Estos, que fueron inscritos con sus nombres en tiempos de Ezequías, rey de Judá, atacaron los campamentos de los meunitas, que se encontraban allí, y los aniquilaron hasta el día de hoy. Y ellos se establecieron en ese lugar, porque había pastos para los rebaños.
42 Quinientos hombres, de los hijos de Simeón, fueron a los montes de Seír, bajo el mando de Selatías, Nearías, Refayas y Oziel, hijos de Yisí, 43 vencieron al resto de los sobrevivientes de Amalec y se establecieron allí hasta el día de hoy.
Los hijos de Rubén, los gaditas y la media tribu de Manasés *
Gn 35,22; 46,9.16; 49,4; Jos 13,24-28
5 1 Estos fueron los hijos de Rubén, primogénito de Israel, que profanó el lecho de su padre, y aunque era el primogénito, su primogenitura fue dada a los hijos de José, hijo de Israel, y no se le consideró más el primogénito. 2 Por eso, aunque Judá fue más fuerte que sus hermanos y un príncipe salió de él, la primogenitura era de José.
3 Los hijos de Rubén, primogénito de Israel, fueron: Janoj, Palu, Jesrón y Carmí. 4 Los descendientes de Joel fueron: su hijo Semanías, que fue padre de Gog, que fue padre de Simey, 5 que fue padre de Micá, que fue padre de Reagá, que fue padre de Baal, 6 que fue padre de Beerá, príncipe de los rubenitas, que fue deportado por Teglatfalasar, rey de Asiria. 7 Sus hermanos, según sus familias y según sus registros genealógicos, fueron: el primero, Yeiel, y después Zacarías 8 y Bela, hijo de Azaz, hijo de Semá, hijo de Joel, que se asentó en Aroer, hasta el Nebo y Baal Maón. 9 Y también se asentó hacia el oriente, hasta la entrada del desierto, que se extiende hasta el Éufrates, porque sus ganados se habían multiplicado en la tierra de Galaad. 10 En los días de Saúl, ellos hicieron la guerra contra los agareos, los derrotaron y ocuparon sus campamentos en toda la parte oriental de Galaad.
11 Los hijos de Gad, que habitaban en la tierra de Basán hasta Salqá, enfrente de los rubenitas, fueron: 12 Joel, el primero, Safán, el segundo, luego Jaenay y finalmente Safat, en Basán. 13 Sus hermanos, según sus casas paternas, eran: Miguel, Mesulán, Sebá, Joray, Jaeqán, Zía y Eber; siete en total. 14 Estos son los descendientes de Abigail, hijo de Jurí, hijo de Zaróaj, hijo de Galaad, hijo de Miguel, hijo de Yesisay, hijo de Yajdó, hijo de Buz. 15 Ají, hijo de Abdiel, hijo de Guní, era el jefe del clan patriarcal. 16 Ellos habitaban en Galaad, en Basán y en sus poblados, y también ocupaban todas las praderas del Sarón hasta sus fronteras. 17 Todos fueron registrados genealógicamente en tiempos de Jotán, rey de Judá, y en tiempos de Jeroboán, rey de Israel.
18 Los hijos de Rubén, los gaditas y la media tribu de Manasés, tenían guerreros, hombres que llevaban el escudo y la espada, manejaban el arco y eran expertos en la guerra; los que conformaban el ejército eran cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta. 19 Estos fueron a la guerra contra los agareos y contra Jetur, Nafis y Nodab 20 y los derrotaron. Los agareos y todos sus aliados fueron entregados en manos de ellos, porque habían invocado a Dios en la batalla y puesto su confianza en él y su súplica fue escuchada. 21 Así se apoderaron de sus ganados: cincuenta mil camellos, doscientos cincuenta mil ovejas y dos mil asnos. Además, hicieron cien mil prisioneros. 22 Muchos cayeron por la espada, porque esa guerra era de Dios. Luego se establecieron en su territorio hasta que fueron llevados al destierro.
23 Los descendientes de la media tribu de Manasés habitaron en el territorio entre Basán y Baal Hermón, en Sanir y el monte Hermón. Ellos eran muy numerosos. 24 Estos son los jefes de los clanes patriacales: Efer, Yisí, Eliel, Azriel, Jeremías, Jodabías y Yajdiel. Todos guerreros valerosos, hombres famosos y jefes de sus clanes patriarcales. 25 Pero fueron infieles con el Dios de sus padres y anduvieron detrás de los dioses de los pueblos del país, a los cuales había destruido Dios delante de ellos. 26 Por eso, el Dios de Israel suscitó contra ellos el espíritu de Pul, rey de Asiria, y el espíritu de Teglatfalasar, rey de Asiria, y así condujo al exilio a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés y los llevó a Calaj, a Jabor, a Jará y al río Gozán, hasta el día de hoy.
Los hijos de Leví
Gn 46,11; Nm 26,59-60
27 Los hijos de Leví fueron: Gersón, Queat y Merarí. 28 Los hijos de Queat fueron: Amrán, Yisar, Hebrón y Uzíel. 29 Los hijos de Amrán fueron: Aarón, Moisés y María. Los hijos de Aarón fueron: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
30 Eleazar engendró a Pinjás, y Pinjás engendró a Abisúa. 31 Abisúa engendró a Buquí, y Buquí engendró a Uzí. 32 Uzí engendró a Zerajías, y Zerajías engendró a Merayot. 33 Merayot engendró a Amarías, y Amarías engendró a Ajitub. 34 Ajitub engendró a Sadoc, y Sadoc engendró a Ajimás. 35 Ajimás engendró a Azarías, y Azarías engendró a Juan. 36 Juan engendró a Azarías, que fue el sacerdote en el Templo que construyó Salomón en Jerusalén. 37 Azarías engendró a Amarías, y Amarías engendró a Ajitub. 38 Ajitub engendró a Sadoc, y Sadoc engendró a Salún. 39 Salún engendró a Jelcías, y Jelcías engendró a Azarías. 40 Azarías engendró a Seraya, y Seraya engendró a Yeosadaq. 41 Yeosadaq marchó al exilio cuando el Señor desterró a Judá y a Jerusalén, por medio de Nabucodonosor.
Estas son las familias de Leví, según sus ancestros*
Gn 46,11; Nm 3,17-20
6 1 Los hijos de Leví fueron: Gersón, Queat y Merarí. 2 Estos son los nombres de los hijos de Gersón: Libní y Simey. 3 Los hijos de Queat fueron: Amrán, Yisar, Hebrón y Uziel. 4 Los hijos de Merarí fueron: Majlí y Musí. Estas son las familias de Leví, según sus ancestros.
5 Los gersonitas fueron: su hijo Libní, que fue padre de Jajat, que fue padre de Zimá, 6 que fue padre de Joay, que fue padre de Idó, que fue padre de Zeraj, que fue padre de Yatray.
7 Los descendientes de Queat fueron: su hijo Aminadab, que fue padre de Coré, que fue padre de Asir, 8 que fue padre de Elcaná, que fue padre de Ebysaf, que fue padre de Asir, 9 que fue padre de Tajat, que fue padre de Uriel, que fue padre de Uzías, que fue padre de Saúl. 10 Los descendientes de Elcaná fueron: sus hijos Amasay y Ajimot, 11 que fue padre de Elcaná, que fue padre de Sofay, que fue padre de Najat, 12 que fue padre de Eliab, que fue padre de Yerojaín, que fue padre de Elcaná, que fue padre de Samuel. 13 Los hijos de Samuel fueron: el primogénito Joel y Abías, el segundo.
14 Los descendientes de Merarí fueron: su hijo Majlí, que fue padre de Libní, que fue padre de Simey, que fue padre de Uzá, 15 que fue padre de Simcá, que fue padre de Jaguiya, que fue padre de Asayas. 16 Estos son los que David designó para cantar en la casa del Señor cuando se depositó allí el Arca. 17 Desempeñaban su servicio con cánticos delante de la Morada de la Tienda del Encuentro, hasta que Salomón edificó la casa del Señor en Jerusalén. Estaban organizados en su labor según sus propias normas.
Estos son los levitas que servían junto con sus hijos
18 Estos son los levitas que servían junto con sus hijos: entre los descendientes de Queat estaba el cantor Hemán, que fue hijo de Joel, que fue hijo de Samuel, 19 que fue hijo de Elcaná, que fue hijo de Yeroján, que fue hijo de Eliel, que fue hijo de Toaj, 20 que fue hijo de Suf, que fue hijo de Elcaná, que fue hijo de Majat, que fue hijo de Amasay, 21 que fue hijo de Elcaná, que fue hijo de Joel, que fue hijo de Azarías, que fue hijo de Sofonías, 22 que fue hijo de Tajat, que fue hijo de Asir, que fue hijo de Ebiasaf, que fue hijo de Coré, 23 que fue hijo de Yisar, que fue hijo de Queat, que fue hijo de Leví, que fue hijo de Israel.
24 Su pariente Asaf estaba de pie, a su derecha. Asaf que fue hijo de Baraquías, que fue hijo de Simeá, 25 que fue hijo de Miguel, que fue hijo de Baasías, que fue hijo de Malquías, 26 que fue hijo de Etní, que fue hijo de Zeraj, que fue hijo de Adayas, 27 que fue hijo de Etán, que fue hijo de Zimá, que fue hijo de Simey, 28 que fue hijo de Yajat, que fue hijo de Gersón, que fue hijo de Leví.
29 Un descendiente de su pariente Merarí estaba a su izquierda: Etán, hijo de Cusí, que fue hijo de Abdí, que fue hijo de Maluc, 30 que fue hijo de Jasabías, que fue hijo de Amasías, que fue hijo de Jelcías, 31 que fue hijo de Amsí, que fue hijo de Baní, que fue hijo de Sémer, 32 que fue hijo de Majlí, que fue hijo de Musí, que fue hijo de Merarí, que fue hijo de Leví.
33 Y, además, sus hermanos levitas estaban a cargo de todo el servicio de la morada de la casa de Dios.
Estos son los descendientes de Aarón
34 Aarón y sus hijos ofrecían sacrificios en el altar de los holocaustos y en el altar del incienso. Estaban a cargo de todo lo relacionado con el Santo de los Santos, y de interceder por Israel, de acuerdo con todo lo prescrito por Moisés, servidor de Dios.
35 Estos son los descendientes de Aarón: su hijo Eleazar, que fue padre de Pinjás, que fue padre de Abisúa, 36 que fue padre de Buquí, que fue padre de Uzí, que fue padre de Zerajías, 37 que fue padre de Merajot, que fue padre de Amarías, que fue padre de Ajitub, 38 que fue padre de Sadoc, que fue padre de Ajimás.
Estos son sus lugares de residencia
Jos 21,1-40
39 Estos son sus lugares de residencia, según sus asentamientos, dentro de sus fronteras: A los descendientes de Aarón, de la familia de los queatitas, porque fueron primeros en el sorteo, 40 se les dio Hebrón, en la tierra de Judá, y sus territorios circundantes. 41 Pero los campos de la ciudad y sus pueblos se dieron a Caleb, hijo de Jefoné.
42También a los descendientes de Aarón se les dieron las siguientes ciudades de asilo: Hebrón, Libná con sus pastizales, Jatir y Estemoa con sus pastizales, 43 Jilez con sus pastizales, Devir con sus pastizales, 44 Asán con sus pastizales, y Betsemes con sus pastizales. 45 En el territorio de la tribu de Benjamín se les dio: Gueba con sus pastizales, Alemet con sus pastizales, Anatot con sus pastizales. Todas sus ciudades eran un total de trece, según sus familias.
46 A los que faltaban de los descendientes de Queat les tocaron en suerte diez ciudades de las familias de la tribu de Efraín, de la tribu de Dan y de la media tribu de Manasés. 47 A los descendientes de Gersón, según sus familias, les tocaron trece ciudades de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la tribu de Manasés en Basán. 48 Y a los descendientes de Merarí, según sus familias, les tocaron en suerte doce ciudades de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón. 49 Los hijos de Israel dieron a los levitas estas ciudades con sus pastizales. 50 Les dieron también, por medio de sorteo, ciudades de la tribu de los hijos de Judá, de la tribu de los hijos de Simeón y de la tribu de los hijos de Benjamín, a las que ellos les pusieron nombres.
51 A las familias de los descendientes de Queat también se les asignaron ciudades en sus fronteras con la tribu de Efraín. 52 Y se les dieron las siguientes ciudades de asilo: Siquén, con sus pastizales en los montes de Efraín; Guézer, con sus pastizales; 53 Yocneán, con sus pastizales; Betorón, con sus pastizales; 54 Ayalón, con sus pastizales, y Gat-Rimón, con sus pastizales. 55 Y de la media tribu de Manasés: Aner. con sus pastizales, y Bileán, con sus pastizales. Todas estas ciudades fueron para las familias que faltaban de entre los hijos de Queat.
56 A los hijos de Gersón les tocaron ciudades de la familia de la media tribu de Manasés: el Gólan, en Basán, con sus pastizales, y Astarot, con sus pastizales. 57 Y en el territorio de la tribu de Isacar: Quedes, con sus pastizales; Dobrat, con sus pastizales; 58 Ramot, con sus pastizales, y Anén, con sus pastizales. 59 En la tribu de Aser: Masal, con sus pastizales; Abdón, con sus pastizales; 60 Jucoc, con sus pastizales, y Rejab. con sus pastizales. 61 En la tribu de Neftalí: Quedes en Galilea, con sus pastizales; Jonmón, con sus pastizales, y Quiriat Yearín, con sus pastizales.
62 A los que faltaban de los hijos de Merarí les tocaron en el territorio de la tribu de Zabulón: Rimmón, con sus pastizales, y Tabor ,con sus pastizales. 63 Y en la otra parte del Jordán, frente a Jericó, al oriente del Jordán, de la tribu de Rubén, les tocaron: Betser, en la estepa, con sus pastizales; Jasá, con sus pastizales; 64 Quedemot, con sus pastizales, y Nefá, con sus pastizales. 65 En la tribu de Gad: Ramot de Galaad, con sus pastizales; Majanaín, con sus pastizales; 66 Esebón, con sus pastizales, y Yaser, con sus pastizales.
Los hijos de Isacar*
Gn 46,13
7 1 Los hijos de Isacar fueron: Tola, Puá, Jasub y Simrón; cuatro en total. 2 Los hijos de Tola fueron: Uzí, Refayas, Yeriel, Yajmay, Yibsam y Samuel, todos cabezas de sus casas paternas. Tola tenía guerreros valientes, según sus registros, y su número en tiempos de David era de veintidós mil seiscientos hombres. 3 Yizrayas fue hijo de Uzí. Hijos de Yizrayas fueron Miguel, Abdías, Joel y Yisia. Todos juntos hacen cinco cabezas de familia. 4 Junto con ellos, según los registros de sus casas paternas, estaban las tropas del ejército de guerra: treinta y seis mil hombres, porque ellos tenían muchas mujeres e hijos. 5 Sus hermanos, según todas las familias de Isacar, eran ochenta y siete mil guerreros valientes, según el registro de todos ellos.
Los hijos de Benjamín
Gn 46,21
6 Los hijos de Benjamín fueron: Bela, Bequer y Yediael; tres en total. 7 Los hijos de Bela fueron: Esbón, Ozí, Uziel, Yerimot e Irí. Cinco cabezas de casas paternas, guerreros valientes, con un registro de veintidós mil treinta cuatro hombres. 8 Los hijos de Bequer fueron: Zemirá, Joás, Eliezer, Elyoenay, Onrí, Yeremot, Abías, Anatot y Alamet. Todos estos son los hijos de Bequer. 9 El registro, según las genealogías de los cabezas de familia, era de veinte mil doscientos guerreros valientes. 10 Bilán fue hijo de Yediael. Hijos de Bilán fueron Jeús, Benjamín, Eud, Quenaná, Zetán, Tarsis y Ajisajar. 11 Todos estos son los descendientes de Yediael, cabezas de sus casas paternas, diecisiete mil doscientos guerreros valientes, listos para la guerra, que formaban el ejército.
12 Supín y Jupín eran hijos de Ir; Jusín era hijo de Ajer.
Los descendientes de Neftalí
Gn 46,24
13 Los descendientes de Neftalí fueron: Yajasiel, Gumí, Gerer y Salún, hijos de Bilá.
Los descendientes de Manasés
14 Los descendientes de Manasés fueron: Ariel y Maquir, padre de Galaad, a quienes dio a luz su concubina aramea; 15 Maquir tomó una mujer para Jupín y Supín; el nombre de su hermana era Maacá. El nombre del segundo hijo era Selofjab, pero Selofjab tuvo solo hijas. 16 Maacá, mujer de Maquir, dio a luz un hijo y lo llamó Peres. El nombre de su hermano fue Seres y sus hijos fueron Ulán y Requen. 17 El hijo de Ulán fue Bedán. Estos son los descendientes de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés. 18 Su hermana Molejet dio a luz a Isjod, Abiezer, Majlá y Semidá. 19 Los hijos de Semidá fueron: Ajián, Siquén, Licjí y Anián.
Los descendientes de Efraín
20 Los descendientes de Efraín fueron: Sutelaj, su hijo Bered, que fue padre de Tajad, que fue padre de Eladá, que fue padre de Tajad, 21 que fue padre de Zabad, que fue padre de Sutelaj. Y también Ezer y Elead a quienes mataron los habitantes de Gat, porque habían ido allí a robar ganado. 22 Los lloró su padre Efraín durante muchos días y vinieron sus hermanos para consolarlo. 23 Luego se unió a su mujer, ella concibió y dio a luz un hijo, y le puso por nombre Beriá, porque había ocurrido una desgracia para su casa. 24 Su hija fue Será, ella edificó Betorón de Abajo, de Arriba y Uzenserá. 25 Su hijo fue Refaj, que fue padre de Resef, que fue padre de Telaj, que fue padre de Taján, 26 que fue padre de Laedán, que fue padre de Amiud, que fue padre de Elizamá, 27 que fue padre de Nun, que fue padre de Josué.
28 Sus posesiones y asentamientos fueron: Betel con sus poblados, al oriente Narón, al oeste Gazer con sus poblados, y Siquén con sus poblados hasta Ayá con sus poblados. 29 También estaban bajo el control de los descendientes de Manasés: Betsán con sus poblados, Tanac con sus poblados, Meguido con sus poblados y Dor con sus poblados. En estas ciudades se asentaron los descendientes de José, hijo de Israel.
Los descendientes de Aser
Gn 46,17
30 Los descendientes de Aser fueron: Yimná, Yisvá, Yisví, Beriá y su hermana Seraj. 31 Los hijos de Beriá fueron: Jéber y Malquier, que fue padre de Birzait. 32 Jéber engendró a Jaflet, a Somer, Jotán y Asua, su hermana. 33 Los hijos de Jaflet fueron: Pasat, Bimal y Asebat. Estos son los hijos de Jaflet. 34 Los hijos de su hermano Somer fueron: Roegbá, Jubá y Arán. 35 Los hijos de su hermano Elén fueron: Sofaj, Yimná, Sales y Amal. 36 Los hijos de Sofaj fueron: Suaj, Jarnefer, Sual, Berí, Jimrá, 37 Beser, Hob, Samá, Silsá, Jitrán y Beerá. 38 Los hijos de Jeter fueron: Jefoné, Pisá y Ará. 39 Los hijos de Ulá fueron: Araj, Janiel y Risia.
40 Todos estos fueron los hijos de Aser, cabezas de sus casas paternas, gente honorable, guerreros valientes y jefes de los caudillos. El número de su registro en el ejército para la guerra era de veintiséis mil hombres.
Todos estos fueron los descendientes de Benjamín*
= 1 Cr 9,35-44
Gn 46,21; 1 Sm 14,47-52
8 1 Benjamín engendró a Bela, su hijo primogénito; Asbel fue el segundo, Ajraj, el tercero, 2 Nojá, el cuarto y Rafá, el quinto. 3 Los hijos de Bela fueron: Adar, y Guera, padre de Ejud, 4 Abisuá, Namán, Ajoaj, 5 Guera, Sefufán y Jurán. 6 Estos fueron los hijos de Ejud, cabezas de las familias paternas que se asentaron en Gueba y después emigraron a Manajat: 7 Namán y Ajías. Guera fue quien los hizo emigrar y fue padre de Uzá y Ajijud.
8 Sajarain engendró hijos en los campos de Moab, después de haber repudiado a sus esposas Jusín y Bará. 9 De su nueva esposa tuvo a Jobad, Sibiá, Mesá, Malcón, 10 Jeús, Sequiyam y Mirmá. Ellos son los ancestros de los cabezas de familia. 11 Jusín dio a luz a Ajitub y Elpaal. 12 Los hijos de Elpaal fueron: Eber, Misán y Semed; este construyó Ono y Lod con sus poblados. 13 Jusín también dio a luz a Beriá y Semá; ellos fueron cabezas de familias de los que se asentaron en Ayalón y expulsaron a los habitantes de Gat. 14 Sus parientes fueron Sesac, Jerimot, 15 Zebadías, Arad, Jeder, 16 Miguel, Jispá y Jojá, que fueron descendientes de Beriá. 17 Zebadías, Mesulán, Yizquí, 18 Yismeray, Yizliá y Yobab fueron descendientes de Elpaal. 19 Joaquín, Zicrí, Zabdí, 20 Elyoenay, Silitay, Eliel, 21 Adayas, Barayas y Semarat fueron descendientes de Simey. 22 Jispán, Eber, Eliel, 23 Abdón, Zicrí, Janán, 24 Jananías, Elam, Anatotías, 25 Jifdaías y Penuel fueron descendientes de Sasac. 26 Samseray, Serajías, Atalías, 27 Jarsías, Elías y Zicrí fueron descendientes de Yeroján. 28 Estos son los cabeza de familia, según sus genealogías, que residían en Jerusalén.
29 El padre de Gabaón residía en Gabaón y el nombre de su mujer era Maacá. 30 Su hijo primogénito era Abdón, luego seguían Sur, Quis, Baal, Ner, Nadab, 31 Guedor, Ajías, Zéquer y Miclot. 32 Miclot engendró a Simeá. También ellos residían en Jerusalén junto con sus hermanos. 33 Ner engendró a Quis y este a Saúl. Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Esbal. 34 El hijo de Jonatán fue Meribaal, y Meribaal engendró a Miqueas. 35 Los hijos de Miqueas fueron: Pitón, Méleq, Tarea y Ajaz. 36 Ajaz engendró a Joadá y Joadá engendró a Alemet, Azmavet y Zimrí. Zimrí engendró a Mosá. 37 Mosá engendró a Biná, padre de Rafá, padre de Eleasá, padre de Asel. 38 Asel tuvo seis hijos y estos son sus nombres: Azricán, el primogénito, Ismael, Searías, Azarías, Obadías y Janán. Todos estos son los hijos de Asel. 39 Los hijos de su hermano Esec fueron: Ulán, el primogénito, Jehú, el segundo, y Elifélet, el tercero. 40 Los hijos de Ulán, guerreros valientes y arqueros experimentados, tuvieron muchos hijos y nietos: ciento cincuenta varones en total. Todos estos fueron los descendientes de Benjamín.
Los primeros retornados*
= Neh 11,1-19
9 1 Todo Israel fue registrado, como consta por escrito en el libro de los reyes de Israel cuando Judá fue exiliado a Babilonia a causa de sus transgresiones.
2 Los primeros retornados, que se asentaron en sus propiedades en las ciudades de Israel, fueron los sacerdotes, los levitas y los servidores del Templo; 3 mientras que en Jerusalén residían algunos de los descendientes de Judá, de Benjamín, y de los de Efraín y Manasés.
4 Eran descendientes de Judá: Utay, hijo de Amiud, hijo de Omrí, hijo de Imrí, hijo de Baní. Todos ellos descendientes de Peres, hijo de Judá. 5 Entre los silonitas estaba Asayas, el primogénito, y sus hijos. 6 Los descendientes de Zerej eran Seuel y sus parientes, seiscientos noventa en total.
7 Los descendientes de Benjamín eran: Salú, hijo de Mesulán, hijo de Jodavías, hijo de Asenúa. 8 Yibneá, hijo de Yeroján. Elá, hijo de Uzí, hijo de Micrí. Mesulán, hijo de Sefatías, hijo de Reuel, hijo de Yibnías 9 y sus hermanos, según sus genealogías: un total de novecientos cincuenta y seis hombres. Todos ellos eran cabeza de familia en sus casas paternas.
10 Entre los sacerdotes estaban: Yedayas, Yeoyarib, Yaquín 11 y Azarías, hijo de Jelcías, hijo de Mesulán, hijo de Sadoc, hijo de Merayot, hijo de Ajitub, príncipe de la casa de Dios. 12 Adayas, hijo de Yeroján, hijo de de Pasjur, hijo de Malquiyá. Masay, hijo de Adiel, hijo de Yajzerat, hijo de Mesulán, hijo de Mesilamit, hijo de Imer. 13 Con sus hermanos, cabezas de sus casas paternas, hacían un total de mil setecientos sesenta hombres experimentados en el servicio de la casa de Dios.
14 Entre los levitas estaban: Semeyas, hijo de Jasub, hijo de Azricán, hijo de Jasabías, de los descendientes de Merarí. 15 Baqbaqar, Jeres, Galal y Matanías, hijo de Miqueas, hijo de Zicrí, hijo de Asaf. 16 Abdías, hijo de Semeyas, hijo de Galal, hijo de Yedutún. Berequías, hijo de Asá, hijo de Elcaná, que habitaba en los pueblos de los natufíes.
Los porteros del Templo
17 Los porteros del Templo fueron: Salún, Aqub, Talmón, Ajmán y sus hermanos. Salún era el principal. 18 Sus descendientes continúan hasta ahora a cargo de la puerta del rey que mira al oriente. Todos estos fueron los porteros de las secciones de los descendientes de Leví.
19 Salún, hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Coraj, y los coreítas, sus parientes por su casa paterna, estaban a cargo del servicio litúrgico, como porteros del Santuario, porque sus antepasados habían estado a cargo de los accesos en el campamento de Señor. 20 Pinjás, hijo de Eleazar, había sido su jefe en tiempos pasados, porque el Señor estaba con él. 21 Zacarías, hijo de Meselemías, fue el portero en la entrada de la Tienda del Encuentro. 22 Todos ellos, los elegidos para porteros, eran doscientos doce en total. Estaban registrados en sus poblados y fueron elegidos a causa de su fidelidad a David y al vidente Samuel.
23 Ellos y sus descendientes estaban a cargo de la vigilancia de las puertas en el templo del Señor, es decir, en la casa de la Tienda. 24 En los cuatro puntos cardinales había porteros: en el oriente, el occidente, el norte y el sur. 25 Sus parientes, que residían en sus pueblos, venían a sustituirlos por siete días a intervalos regulares. 26 Había cuatro porteros principales y su cargo era de confianza. Tenían que ser levitas y estaban a cargo de las dependencias y de los tesoros de la casa de Dios. 27 Se alojaban en el entorno de la casa de Dios, eran responsables de la vigilancia y de las llaves para abrir cada mañana 28 y estaban a cargo de los utensilios del servicio que debían ser inventariados cuando se traían y cuando se llevaban. 29 Entre ellos, algunos se ocupaban de los utensilios, otros de todos los objetos sagrados y otros de la harina fina, el vino, el aceite, el incienso y los bálsamos. 30 Solo los descendientes de los sacerdotes podían preparar la mezcla de los bálsamos.
31 Matatías, uno de los levitas, que era el primogénito de Salún, el coreíta, se encargaba de la preparación de los panes. También este era un cargo de confianza. 32 Algunos de los hijos de los queatitas, sus parientes, estaban a cargo de poner en orden las hileras de panes cada sábado.
33 Había también músicos, cabezas de familias levitas, liberados de otras obligaciones en las dependencias, porque día y noche estaban ocupados. 34 Estos eran los cabezas de familias levitas según sus genealogías. Todos residían en Jerusalén.
Quis engendró a Saúl
= 1 Cr 8,29-38
35 Yeiel, padre de Gabaón, residía en Gabaón y el nombre de su mujer era Maacá. 36 Su hijo primogénito fue Abdón; luego seguían Sur, Quis, Baal, Ner, Nadab, 37 Guedor, Ajío, Zacarías y Miclot. 38 Miclot engendró a Simeá. Ellos residían en Jerusalén junto con sus hermanos.
39 Ner engendró a Quis, y Quis engendró a Saúl. Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Esbaal. 40 El hijo de Jonatán fue Meribaal y Meribaal engendró a Miqueas. 41 Fueron hijos de Miqueas: Pitón, Mélec, Tajrea y Ajaz. 42 Ajaz engendró a Yará. Yará engendró Alemet, a Azmavet y a Zimrí. Zimrí engendró a Mosá. 43 Y Mosá engendró a Bineá, que fue padre de Refaías, que fue padre de Eleasá, que fue padre de Asel. 44 Asel tuvo seis hijos y estos son sus nombres: Azricán, el primogénito, Bocrú, Ismael, Searías,Abadías y Janán. Todos estos fueron los hijos de Asel.
II- CICLO DE DAVID
Saúl tomó su espada y se echó sobre ella*
= 1 Sm 31,1-13
10 1 Los filisteos combatían contra Israel. Los hombres de Israel huyeron ante los filisteos. Las víctimas yacían sobre el monte Gelboé. 2 Los filisteos presionaban a Saúl y sus hijos, y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. 3 El peso del combate cayó entonces sobre Saúl. Los arqueros lo descubrieron y él tembló de miedo a la vista de los arqueros.
4 Saúl dijo a su escudero: “Desenvaina tu espada y traspásame, no sea que lleguen esos incircuncisos y se burlen de mí”. Pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Saúl tomó su espada y se echó sobre ella.
5 Su escudero vio que Saúl estaba muerto y se echó también sobre su espada y murió con él. 6 Así murieron juntos el mismo día Saúl, sus tres hijos, su escudero y toda su familia.
7 Cuando los israelitas que estaban en el valle y en la otra parte del Jordán vieron la fuga de los otros israelitas, y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron las ciudades y huyeron. Los filisteos llegaron y las habitaron.
8 Al día siguiente los filisteos fueron a despojar a las víctimas. Encontraron a Saúl y a sus hijos tendidos en el monte Gelboé. 9 Degollaron a Saúl, se llevaron su cabeza y sus armas, y luego hicieron propagar la noticia por el país de los filisteos, en los templos y entre el pueblo. 10 Colocaron las armas de Saúl en el templo de sus dioses y clavaron su cabeza en el templo de Dagón.
11 Cuando los vecinos de Yabés de Galaad se enteraron de lo que habían hecho los filisteos con Saúl, 12 los más valientes se pusieron en marcha, caminaron toda la noche y quitaron los cuerpos de Saúl y de sus hijos, y, llegados a Yabés, sepultaron sus huesos bajo el árbol sagrado que hay en Yabés y ayunaron durante siete días.
13 Así murió Saúl a causa de su transgresión con la que ofendió al Señor, porque no había obedecido la palabra del Señor, y también porque había consultado a los muertos, 14 en lugar de consultar al Señor. Por eso Dios lo hizo morir y entregó el reino a David, el hijo de Jesé.
Ungieron a David como rey sobre Israel*
= 2 Sm 5, 1-10
11 1 A continuación todo Israel se reunió con David en Hebrón y le dijeron: “Mira, nosotros somos de tu misma carne y sangre. 2 E incluso mucho antes, cuando aún Saúl era el rey, eras tú el que guiaba a Israel en sus campañas. Además, el mismo Señor, tu Dios, te ha prometido: ‘Tú apacentarás a mi pueblo Israel y serás el príncipe sobre mi pueblo Israel’”.
3 Luego todos los ancianos de Israel vinieron a Hebrón, donde estaba el rey. David pactó con ellos una alianza en Hebrón, delante del Señor, y ellos ungieron a David como rey sobre Israel, según la palabra dicha por el Señor por medio de Samuel.
4 Después David marchó con todo Israel a Jerusalén, que entonces se llamaba Jebús, porque antes los jebuseos habitaban en el país. 5 Los habitantes de Jebús habían asegurado a David: “¡No entrarás aquí!”. Pero David conquistó la fortaleza de Sion, esto es, la ciudad de David.
6 David había declarado: “El primero que mate a un jebuseo, será el comandante en jefe”. El primero que lo hizo fue Joab, hijo de Seruyá, y así se convirtió en comandante en jefe. 7 A continuación David se instaló en la fortaleza; por este motivo la llamaron “ciudad de David”. 8 David extendió la ciudad desde el terraplén hasta los alrededores, mientras que Joab reconstruyó el resto de la ciudad. 9 David se engrandeció más y más, porque el Señor, Dios todopoderoso, estaba con él.
Estos son los jefes de los guerreros de David
= 2 Sm 23, 8-23
10 Estos son los jefes de los guerreros de David, que continuamente lo apoyaron durante su reinado y que lo proclamaron rey, junto con todo Israel, según la palabra del Señor dada a Israel. 11 Este es el registro de los guerreros que tenía David: Jasobán, hijo del jacamonita, jefe de la terna, que, de una sola vez, blandió su lanza contra trescientos y los mató. 12 Después seguía Eleazar, hijo de Dodó, el ajojita, que era uno de los tres, 13 que estuvo con David en Pasdamín, cuando los filisteos se reunieron allí para el combate. Había allí un campo de cebada y, cuando el pueblo huyó delante de los filisteos, 14 él se plantó en medio del campo, lo defendió y derrotó a los filisteos. Así el Señor concedió una gran victoria.
15 En otra ocasión, tres de los treinta comandantes bajaron al peñasco donde se encontraba David, en la cueva de Adulán, mientras el campamento de los filisteos estaba asentado en el valle de Refaín. 16 David estaba en el refugio y un destacamento de los filisteos estaba en Belén. 17 Entonces David expresó el siguiente deseo: “¡Quién me diera a beber agua del pozo que está junto a la puerta de Belén!”. 18 Al instante los tres se abrieron paso atravesando el campamento filisteo, sacaron agua del pozo que está junto a la puerta de Belén, volvieron y se la llevaron a David. Pero él no la quiso beber y la derramó en honor del Señor, 19 diciendo: “Lejos de mí hacer esto delante de Dios. ¿Puedo beber acaso la sangre de estos hombres a costa de sus vidas? Porque la habían traído con riesgo de sus vidas”. Y no quiso beberla. Esto es lo que hicieron los tres valientes.
20 Abisay, hermano de Joab, era el jefe de los treinta. Aunque había herido a trescientos con su lanza, no adquirió renombre como los otros tres. 21 Fue el más glorioso entre los treinta y también su comandante, pero no igualó a los tres.
22 Benayas, hijo de Yoyadá, originario de Cabsel, fue un hombre valiente que realizó grandes hazañas y derrotó a los dos hijos de Ariel de Moab. Él fue el que bajó dentro de un pozo en un día de nieve y dio muerte a un león. 23 También dio muerte a un egipcio, un hombre enorme, que medía dos metros veinticinco de alto. El egipcio tenía en la mano una lanza gruesa, como el rodillo de un tejedor. Benayas lo enfrentó con un bastón, arrancó la lanza de la mano del egipcio y lo mató con su lanza. 24 Esto hizo Benayas, hijo de Yoyadá, pero tampoco fue contado entre los tres valientes. 25 Fue famoso entre los treinta, a pesar de no ser contado entre los tres. David lo puso al frente de su guardia personal.
Los guerreros valientes de David
= 2 Sm 23,24-39
26 Los guerreros valientes de David fueron: Asael, hermano de Joab; Eljanán, hijo de Dodó, originario de Belén; 27 Samá, el jaronita; Jeles, el pelonita; 28 Ira, hijo de Iqués, el de Tecoa; Abiezer, de Anatot; 29 Sibcay, el jusita; Ileay, el ajojita; 30 Maray, el netofatita; Jeled, hijo de Baná, también netofatita; 31 Itay, hijo de Ribay, originario de Guibeá de Benjamín; Benaya, de Paratón; 32 Juray, de los valles de Gas; Abiel, originario de Arabá; 33 Azmavet, originario de Bajurín; Eliajba, el saalbonita; 34 Jasén, el gunita; Jonatán, hijo de Sagué, originario de Harar; 35 Ajián, hijo de Sacar, originario de Harar; Elífal, hijo de Ur; 36 Jéfer, el mequerita; Ajías, el pelonita; 37 Jesró, originario del Carmelo; Naray, hijo de Esbay; 38 Joel, hermano de Natán; Mibjar, hijo de Agrí; 39 Selec, el amonita; Najaray, el berotita, escudero de Joab, hijo de Seruyá; 40 Irá, originario de Yetir; Gareb, también de Yetir; 41 Urías, el hitita; Zabad, hijo de Ajlay; 42 Adiná, hijo de Sizá, rubenita, jefe de los rubenitas y de otros treinta hombres que estaban con él; 43 Janán, hijo de Maacá; Josafat, el mitnita; 44 Uzías, originario de Astarot; Samá y Yeiel, hijos de Jotán, originario de Aroer; 45 Jadiel, hijo de Simrí y su hermano Jojá, tisitas; 46 Eliel, originario de Majavín; Jeribay y Josavías, hijos de Elnaán; Jitmá, el moabita; 47 Eliel, Obed y Jaasiel, originario de Sobá.
Estos son los guerreros que se unieron a David en Siceleg*
12 1 Estos son los guerreros que se unieron a David en Siceleg, cuando aún estaba refugiado allí a causa de Saúl, hijo de Quis, y que formaron parte de los que luchaban en favor de David. 2 Estaban armados con el arco, que manejaban con la mano derecha o con la izquierda, de esta manera podían lanzar indistintamente piedras o flechas. Pertenecían a la tribu de Benjamín y eran parientes de Saúl. 3 Los cabecillas eran Ajiezer y Joás, hijos de Semá de Guibeá, los seguían Jeziel y Pelet, hijos de Azmavet, Beracá y Jehú de Anatot. 4 Yismayá de Gabaón, un guerrero de los treinta, y a cargo de otros treinta hombres. 5 Jeremías, Yajaziel, Juan y Yozabad de Gueder. 6 Eluzay, Yerimot, Bealías, Semarías y Sefatías de Jaruf. 7 Elcaná, Yisjivá, Azarel, Yoezer y Yesobán, los coreítas. 8 Yoelá y Zebadías, hijos de Yeroján de Guedor.
9 También algunos de los gaditas se pasaron a David en la fortaleza del desierto. Eran guerreros valientes, soldados entrenados para la batalla, armados con escudo y lanza. Sus rostros eran como rostros de leones y eran rápidos como las gacelas sobre los montes. 10 El cabecilla era Ezer, el segundo era Abdías, el tercero era Eliab, 11 el cuarto era Mismaná, el quinto era Jeremías, 12 el sexto era Atay, el séptimo era Eliel, 13 el octavo era Juan, el noveno Elzabad, 14 el décimo era Jeremías y el decimoprimero era Macbanay. 15 Pertenecían a los descendientes de Gad y todos eran jefes del ejército. El más débil podía enfrentar a cien hombres y el más fuerte a mil. 16 Estos son los que cruzaron el Jordán en el mes primero, cuando corría lleno de agua hasta sus bordes, y pusieron en fuga a todos los de los valles de la ribera oriental y occidental.
17 Algunos guerreros de los hijos de Benjamín y de Judá vinieron a la fortaleza de David. 18 Cuando David se presentó ante ellos, les dijo: “Si vienen a mí en son de paz para ayudarme, entonces mi corazón estará unido a ustedes; pero si vienen para traicionarme en favor de mis enemigos, a pesar de que no hay maldad en mis manos, entonces que lo vea el Dios de nuestros padres y haga justicia”. 19 A continuación, el espíritu se apoderó de Amasay, jefe de los treinta, y exclamó: “¡Somos tuyos, David, y estamos contigo, hijo de Jesé! ¡Paz! ¡Que la paz sea contigo, y paz al que te ayuda, porque Dios es tu auxilio!”. Entonces David los recibió y los nombró jefes de la tropa.
20 También de la tribu de Manasés se pasaron a David, cuando acordó luchar junto con los filisteos en contra de Saúl; pero estos no lo ayudaron, porque los príncipes filisteos reunidos en consejo lo despacharon diciendo: “A costa de nuestras cabezas se pasará al bando de su Señor Saúl”.
21 Cuando se fue a Siceleg se pasaron a David de la tribu de Manasés los siguientes guerreros: Adnaj, Yozabad, Yadiael, Miguel, Yozabad, Eliú y Siltay, jefes de mil hombres de Manasés. 22 Ellos lucharon junto a David al frente de la tropa, porque todos eran guerreros valientes y se convirtieron en jefes del ejército. 23 Cada día llegaban guerreros para ayudar a David, de modo que el campamento se hizo inmensamente grande.
Vinieron a Hebrón para transferirle el reinado de Saúl
24 Este es el registro de los jefes de los soldados que vinieron a Hebrón, junto a David, para transferirle el reinado de Saúl, según la palabra del Señor.
25 Los descendientes de Judá, que llevaban escudo y lanza, eran seis mil ochocientos hombres, equipados para la guerra. 26 Los descendientes de Simeón, guerreros valientes del ejército, eran siete mil cien hombres. 27 Los descendientes de Leví: cuatro mil seiscientos hombres. 28 Entre ellos estaba Yoyadá, príncipe de la casa de Aarón, junto con tres mil setecientos hombres. 29 También estaba Sadoc, un guerrero joven y valiente, junto con los guerreros de la casa de su padre: veintidós comandantes. 30 Los descendientes de Benjamín, parientes de Saúl, eran tres mil hombres. La mayor parte de ellos había estado a cargo, hasta la fecha, de la vigilancia de la casa de Saúl. 31 Los descendientes de Efraín eran veinte mil ochocientos guerreros valientes, hombres ilustres en la casa de su padre. 32 De la media tribu de Manasés: dieciocho mil hombres registrados por nombre, vinieron para proclamar rey a David. 33 De los descendientes de Isacar, guerreros que sabían reconocer los tiempos para decidir cómo debía actuar Israel, estaban doscientos de sus jefes, junto con todos sus parientes a sus órdenes. 34 Los guerreros de Zabulón, en formación de batalla, con toda clase de armas de guerra, eran cinco mil hombres. Todos unánimes y dispuestos para el combate. 35 Los guerreros de Neftalí eran mil comandantes, junto con treinta y siete mil hombres armados con escudo y lanza. 36 Los guerreros de Dan eran veintiocho mil seiscientos hombres, en formación de batalla. 37 Los guerreros de Aser eran cuarenta mil hombres: un ejército dispuesto en formación de batalla. 38 Al otro lado del Jordán estaban los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés: ciento veinte mil hombres, provistos con toda clase de armas de guerra.
39 Todos estos hombres de guerra, organizados en formación de batalla y leales de corazón, vinieron a Hebrón para proclamar a David rey sobre todo Israel. También, todo el resto de Israel era del mismo sentir para proclamar rey a David. 40 Permanecieron allí, con David, tres días, comiendo y bebiendo, porque los proveían sus parientes. 41 También los que estaban cerca de ellos, y hasta de Isacar, Zabulón y Neftalí traían alimentos en burros, camellos, mulas y bueyes; eran provisiones de harina, tortas de higos y de pasas, vino y aceite, vacas y ovejas, en gran cantidad, porque la alegría reinaba en Israel.
David no pudo trasladar consigo el Arca a la ciudad de David*
= 2 Sm 6,1-11
13 1 David pidió consejo a los comandantes de los mil y de los cien y a todos los príncipes. 2 Luego David dijo a toda la asamblea de Israel: “Si les parece bien, y si esto viene del Señor, nuestro Dios, vamos a enviar mensajeros al resto de nuestros hermanos por todas las tierras de Israel, por las ciudades y sus campos y junto con ellos a los sacerdotes y levitas para que se reúnan con nosotros, 3 y traigamos a nuestro lado el arca de nuestro Dios, porque no la fuimos a buscar desde los días de Saúl”.
4 Toda la asamblea opinó que así se hiciese, porque eso parecía lo correcto a todo el pueblo. 5 Entonces, David congregó a todo Israel desde Sijor de Egipto hasta la entrada de Jamat, para trasladar el arca de Dios desde Quiriat Yearín. 6 David y todo Israel fueron hasta Baalá, en Quiriat Yearín, que era territorio de Judá, con la intención de trasladar desde allí el arca de Dios, que era invocado con el nombre de “el Señor que se sienta sobre querubines”. 7 Cargaron el arca de Dios sobre un carro nuevo conducido por Uzá y Ajió y la sacaron de la casa de Abinadab. 8 David y todo Israel bailaban delante de Dios con gran entusiasmo, cantando y tocando arpas, liras, tambores, címbalos y trompetas. 9 Cuando llegaron al campo de Cidón, Uzá extendió su mano para sujetar el Arca, porque los bueyes la hicieron tambalear. 10 Pero se encendió la cólera del Señor contra Uzá y lo fulminó porque había extendido su mano para sujetar el Arca; y allí murió delante de Dios.
11 David también se enojó porque el Señor había castigado a Uzá, y puso a aquel lugar el nombre de “Peres-Uzá”, es decir, “Brecha de Uzá”, y así se llama hasta el día de hoy. 12 Aquel día, David tuvo miedo de Dios y se decía: “¿Cómo puedo traer conmigo el arca de Dios?”. 13 David no pudo trasladar consigo el Arca a la ciudad de David, sino que la hizo llevar a la casa de Obededón, el de Gat. 14 El arca de Dios permaneció con la familia de Obededón, en su casa, por tres meses, y el Señor bendijo a la familia de Obededón con todas sus posesiones.
David reconoció que el Señor lo había establecido como rey sobre Israel*
= 1 Cr 3,5-8; 2 Sm 5, 11-25
14 1 Jirán, rey de Tiro, envió mensajeros a David, junto con maderas de cedro, y también albañiles y carpinteros para construirle una casa. 2 De esta manera, David reconoció que el Señor lo había establecido como rey sobre Israel, pues había engrandecido su reino a causa de su pueblo Israel.
3 David tomó nuevas esposas en Jerusalén y engendró más hijos e hijas. 4 Los nombres de los hijos que le nacieron en Jerusalén son: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 5 Yibjar, Elisúa, Elifélet, 6 Nogá, Nefeg, Yafiá, 7 Elisamá, Baalyadá y Elifélet.
8 Los filisteos oyeron que David había sido ungido rey sobre todo Israel, y todos ellos subieron para atacarlo; también David se enteró y salió a enfrentarlos. 9 Cuando los filisteos vinieron, asolaron la llanura de Refaín. 10 Entonces David consultó a Dios diciendo: “¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?”. El Señor le respondió: “Atácalos y los entregaré en tus manos”.
11 Los filisteos llegaron a Baal Perasín y allí David los derrotó. Luego David dijo: “Dios ha abierto, por mi mano, una brecha en mis enemigos, como una brecha de aguas”. Por este motivo se llamó ese lugar Baal Perasín, es decir, “Señor de las Brechas”. 12 Los filisteos abandonaron allí a sus dioses, y David ordenó que fueran quemados. 13 Pero, aun así, continuaron los filisteos asolando la llanura.
14 Entonces David consultó a Dios otra vez y Dios le respondió: “No subas contra ellos. Rodéalos y atácalos por el lado de las balsameras. 15 Cuando escuches el ruido de los que marchan a la altura de las balsameras, entonces saldrás a la batalla, porque Dios ya habrá salido delante de ti para derrotar al ejército filisteo. 16 David hizo como Dios le había ordenado, y los israelitas derrotaron al ejército filisteo desde Gabaón hasta Guézer. 17 Así se extendió la fama de David por todos los territorios y el Señor hizo que todas las naciones lo respetaran.
Ninguno transportará el arca del Señor, sino solo los levitas*
15 1 David se edificó varias casas en la ciudad de David, estableció un lugar para el arca de Dios y levantó una Tienda para ella. 2 Luego David ordenó: “Ninguno transportará el arca del Señor, sino solo los levitas, porque el Señor los eligió para llevar el arca del Señor y para estar a su servicio de modo perpetuo”.
3 Entonces David congregó a todo Israel en Jerusalén para hacer subir el arca del Señor al lugar que había establecido para ella 4 y reunió a los descendientes de Aarón y a los levitas.
5 Por los descendientes de Queat, su jefe Uriel, junto a sus parientes: ciento veinte hombres. 6 Por los descendientes de Merarí, su jefe Asayas, junto a sus parientes: doscientos veinte hombres. 7 Por los descendientes de Guersón, su jefe Joel, junto a sus parientes: ciento treinta hombres. 8 Por los descendientes de Elisafán, su jefe Semeyas, junto a sus parientes: doscientos hombres. 9 Por los descendientes de Hebrón, su jefe Eliel, junto a sus parientes: ochenta hombres. 10 Por los descendientes de Uziel, su jefe Aminadab, junto a sus parientes: ciento doce hombres.
11 David también convocó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas, Uriel, Asayas, Joel, Semeyas, Eliel y Aminadab, 12 y les dijo: “Ustedes son los jefes de las familias de los levitas, purifíquense ustedes y sus parientes, y suban el arca del Señor Dios de Israel, al lugar que he establecido para ella. 13 Porque como la primera vez ustedes no lo hicieron, el Señor Dios nos castigó porque no habíamos buscado actuar según lo establecido”. 14 Entonces los sacerdotes y los levitas se purificaron para transportar el arca del Señor, Dios de Israel. 15 Los levitas cargaron el arca de Dios con los varales sobre sus hombros, como lo había ordenado Moisés, según la palabra del Señor.
16 David ordenó a los comandantes de los levitas que designaran, de entre sus parientes, a los que debían cantar con instrumentos musicales, con liras, arpas y címbalos, haciéndolos resonar y levantando la voz alegremente. 17 Entonces los levitas designaron entre sus parientes a Emán, hijo de Joel, a Asaf, hijo de Baraquías, y entre los descendientes de Merarí a Etán, hijo de Cusayas. 18 Junto a ellos designaron a sus parientes en segundo grado: Zacarías, Usiel, Semiramot, Yejiel, Uní, Eliab, Benayas, Maseyas, Matatías, Elifélet, Micneyas, Obededón y Yeiel, como porteros. 19 Los cantantes Emán, Asaf y Etán, fueron designados para hacer sonar los címbalos de bronce; 20 a Zacarías, Uziel, Semiramot, Yejiel, Uní, Eliab, Maseyas, Benayas, con las liras para acompañar a las muchachas; 21 a Matatías, Elifélet, Micneyas, Obededón, Yeiel y Azazías, con arpas afinadas en la octava; 22 a Quenanías, comandante de los levitas, a cargo de la portería, porque era experto en ello; 23 a Beraquías y Elcaná, como porteros del Arca; 24 y a los sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías, Benayas y Eliezer para sonar las trompetas delante del arca del Señor; y a Obededón y Yejías, como porteros junto al Arca.
Todos los israelitas acompañaban el traslado del arca de la Alianza
= 2 Sm 6,12-19
25 Así fue que David, los ancianos de Israel y los comandantes de los mil, marcharon con alegría para hacer subir el arca de la Alianza del Señor desde la casa de Obededón. 26 Y como sucedió que Dios acompañó a los levitas que llevaban el arca de la Alianza del Señor, ellos sacrificaron siete toros y siete carneros. 27 David vestía un traje de lino fino, como todos los levitas que llevaban el Arca y los que cantaban, y como Quenanías, encargado del traslado entre los cantores. David también llevaba encima un efod de lino. 28 Todos los israelitas acompañaban el traslado del arca de la Alianza del Señor con aclamaciones, con el sonido de cuernos y trompetas, con címbalos estridentes, con liras y arpas. 29 Cuando el arca de la Alianza del Señor entró en la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, se asomó por la ventana, vio al rey David bailando y saltando, y lo despreció en su corazón.
¡Den gracias al Señor, invoquen su nombre! *
= Sal 105,1-15; 96,1-13; 106,47-48
16 1 Los levitas trajeron el arca de Dios y la colocaron en medio de la Tienda que David había levantado para ella y ofrecieron holocaustos y sacrificios de reconciliación en presencia de Dios. 2 David acabó de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de reconciliación, bendijo al pueblo en nombre del Señor 3 y luego repartió a cada uno de los israelitas, tanto hombres como mujeres, una porción de pan, una torta de dátiles y un pastel de pasas.
4 Luego designó a algunos levitas como ministros al servicio del arca del Señor, para celebrar, dar gracias y alabar al Señor, Dios de Israel. 5 Asaf era el jefe; Zacarías, el segundo; Uziel, Semiramot, Yejiel, Matatías, Eliab, Benayas, Obededón y Yeiel con liras y arpas,y Asaf con los címbalos sonoros. 6 Los sacerdotes Benayas y Yajaziel tocaban sin interrupción las trompetas delante del arca de la Alianza de Dios.
7 En aquel día, por primera vez David puso bajo la responsabilidad de Asaf y de sus parientes el oficio de cantar la acción de gracias al Señor:
8 ¡Den gracias al Señor, invoquen su nombre,
den a conocer entre los pueblos sus hazañas!
9 ¡Canten, toquen instrumentos para él,
mediten sobre sus hechos admirables;
10 gloríense por causa de su santo nombre,
alégrese el corazón de los que buscan al Señor!
11 ¡Busquen al Señor, que es poderoso,
busquen sin cesar su voluntad;
12 recuerden las maravillas que ha hecho,
sus prodigios y sus decisiones!
13 Descendencia de Abrahán, su servidor,
hijos de Jacob, sus elegidos:
14 el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decisiones.
15 Recuerden para siempre su alianza,
la palabra establecida por mil generaciones,
16 que pactó con Abrahán,
que juró a Isaac,
17 y que impuso a Jacob como decreto,
a Israel como alianza eterna:
18 “Te daré la tierra de Canaán
como lote de tu herencia”.
19 Cuando eran unos cuantos,
pocos y extranjeros en aquella tierra,
20 vagando de nación en nación,
y de un pueblo a otro,
21 no permitió que nadie los oprimiera,
y por causa de ellos advirtió a los reyes:
22 “No toquen a mis ungidos
ni hagan daño a mis profetas”.
23 ¡Canta al Señor, tierra entera!
¡Anuncien su salvación todos los días!
24 ¡Proclamen su gloria entre las naciones,
sus maravillas en todos los pueblos!
25 Porque el Señor es grande y digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
26 Porque todos los dioses de las naciones son ídolos,
pero el Señor hizo los cielos.
27 Poder y majestad lo preceden,
la potencia y el júbilo están en su santuario.
28 ¡Reconozcan al Señor, familias de los pueblos!
¡Reconozcan la gloria y el poder del Señor!
29 ¡Reconozcan la gloria del nombre del Señor!
Preséntenle ofrendas y entren en su presencia.
Póstrense ante el Señor en su santo esplendor.
30 Tiemble ante él toda la tierra.
El orbe está seguro, no vacila.
31 Alégrense los cielos, regocíjese la tierra.
Digan entre las naciones: “¡El Señor reina!
32 Brame el mar y los seres que lo llenan.
Exulte el campo y cuanto hay en él.
33 Griten de júbilo los árboles del bosque
en presencia del Señor porque ha venido
a juzgar a la tierra.
34 Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor.
35 Digan: “Sálvanos, Dios de nuestra salvación,
Reúnenos y sálvanos de las naciones
para que celebremos tu santo nombre
y nos gloriemos en tu alabanza”.
36 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
desde siempre y para siempre!
Y todo el pueblo respondió: “Amén”, y alabó al Señor.
37 David designó a Asaf y a sus parientes como ministros delante del arca de la Alianza del Señor, para que sirviesen de modo permanente delante de ella, según el orden previsto para cada día. Entre ellos estaban 38 Obededón y sus parientes: sesenta y ocho hombres; y también Obededón, hijo de Yedutún, y Josá, como porteros.
David designó a Sadoc y sus parientes como sacerdotes del santuario de Gabaón
39 David también designó al sacerdote Sadoc y a sus parientes como sacerdotes delante de la morada del Señor, en el santuario local de Gabaón, 40 con la misión de ofrecer de manera continua holocaustos al Señor sobre el altar de los holocaustos, por la mañana y por la tarde, según todo lo que está escrito en la ley que el Señor ordenó a Israel. 41 Junto con ellos estaban Emán, Yedutún y el resto de los elegidos, designados por su nombre, para ofrecer la acción de gracias al Señor: “porque es eterno su amor”. 42 Ellos tenían trompetas, címbalos sonoros e instrumentos musicales para acompañar las alabanzas de Dios. Los descendientes de Yedutún estaban encargados de la puerta. 43 Después, todo el pueblo se fue, cada uno a su casa, y también David se volvió a bendecir su casa.
No serás tú quien me construya una casa para que yo habite*
= 2 Sm 7,1-17
17 1 Cuando David se había ya instalado en su casa dijo al profeta Natán: “Mira, mientras yo estoy viviendo en una casa de cedro, el arca de la Alianza del Señor está bajo una Tienda de pieles”. 2 Natán respondió a David: “Haz como te parezca bien, ya que Dios está contigo”.
3 Pero esa misma noche llegó la palabra de Dios a Natán en estos términos: 4 “Ve a decir a mi servidor David: ‘Así habla el Señor: no serás tú quien me construya una casa para que yo la habite. 5 Desde el día en que hice subir a Israel de Egipto hasta hoy, no he habitado en una casa, sino que he ido de tienda en tienda y de morada en morada. 6 Durante todo el tiempo en que anduve caminando con todo Israel, ¿acaso he dirigido una sola palabra a alguno de los jefes de Israel que había designado para pastorear a mi pueblo, diciéndole: ¿Por qué no me han construido una casa de cedro?’. 7 Por tanto, así dirás a mi servidor David: ‘Así habla el Señor del universo, yo te he tomado del rebaño, de detrás de las ovejas, para que seas jefe de mi pueblo Israel. 8 He estado contigo dondequiera que has andado y aniquilé a todos tus enemigos frente de ti; te haré un nombre como el de los grandes de la tierra; 9 fijaré un lugar para mi pueblo Israel, lo plantaré allí para que habite en ese lugar y nadie lo expulsará más ni los malvados continuarán oprimiéndolo como al principio, 10 desde los días en que yo establecí jueces sobre mi pueblo Israel. Humillaré a todos tus enemigos y te anuncio que el Señor mismo te edificará a ti una casa. 11 Y cuando se hayan cumplido tus días y vayas con tus padres, haré surgir después de ti un descendiente tuyo, uno de tus hijos, y haré estable su realeza. 12 Él me construirá una casa y afianzaré eternamente su trono. 13 Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Mi amor no se apartará de él, como lo aparté de aquel que te precedió. 14 Lo estableceré en mi casa y en mi reino para siempre, y su trono estará firme eternamente’”. 15 Natán comunicó a David todo lo que Dios le había dicho y revelado.
La casa de tu servidor David esté firme delante de ti
= 2 Sm l 7,18-29
16 A continuación, el rey David se fue y se presentó delante del Señor y oró de esta manera:
“¿Quién soy yo, Señor Dios, y qué es mi casa, para que me hayas conducido hasta aquí? 17 Y por si esto fuera poco a tus ojos, Dios, has hablado sobre la casa de tu servidor antes que sucedan las cosas y me has considerado como un hombre de rango elevado, Señor Dios. 18 ¿Qué más puede hacer David para acrecentar tu gloria? Tú conoces a tu servidor. 19 Señor, a causa de tu servidor, según tu designio, has hecho todas estas maravillas para poner de manifiesto toda grandeza. 20 Señor, no hay nadie como tú y no hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos escuchado con nuestros oídos. 21 ¿Y qué pueblo es como Israel, tu pueblo? Una nación única en la tierra, cuyo Dios salió para redimirla, adquiriéndola como un pueblo para sí mismo, a fin de concederle un nombre grandioso y maravilloso, expulsando a naciones delante de ese pueblo tuyo, al que rescataste de Egipto. 22 Tú has constituido a tu pueblo Israel, como pueblo tuyo para siempre. Tú, Señor, has sido para ellos su Dios. 23 Ahora, Señor, confirma para siempre la palabra que has dicho sobre tu servidor y sobre su casa. Actúa según has hablado. 24 Sea reconocido y engrandecido tu nombre para siempre. Que se diga: ‘El Señor del universo es el Dios de Israel’. Y la casa de tu servidor David esté firme delante de ti. 25 Porque tú, mi Dios, revelaste al oído de tu servidor que le construirás una casa; por eso se ha atrevido tu servidor a orar delante de ti. 26 Ahora, Señor, tú eres el único Dios y has hecho esta gran promesa a tu servidor. 27 Dígnate bendecir la casa de tu servidor para que permanezca siempre en tu presencia, porque lo que tú, Señor, bendices, queda bendito para siempre”.
El Señor daba éxito a David en todo lo que emprendía*
= 2 Sm 8,1-14
18 1 Después de esto, David derrotó a los filisteos y los sometió. Conquistó Gat y a sus ciudades, que estaban bajo el control de los filisteos. 2 También derrotó a Moab, que se convirtió en vasallo de David, pagándole tributo.
3 David derrotó también a Adadézer, rey de Sobá, en Jamat, cuando iba a erigir una estela junto al río Éufrates. 4 David capturó mil carros, siete mil hombres a caballo y veinte mil soldados de infantería; inutilizó todos los carros, dejando solo cien de ellos. 5 Cuando los arameos de Damasco vinieron para ayudar a Adadézer, rey de Sobá, David derrotó a veintidós mil hombres de Aram. 6 Luego, David estableció cuarteles en Aram de Damasco. Así Aram se convirtió en vasallo de David, pagándole tributo. El Señor daba éxito a David en todo lo que emprendía. 7 David tomó los escudos de oro que pertenecían a los dignatarios de Adadézer, y los hizo traer a Jerusalén. 8 Tomó gran cantidad de bronce de Tebaj y Cun, ciudades de Adadézer. Con ese bronce, Salomón hizo el mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce.
9 Cuando Tou, rey de Jamat, escuchó que David había derrotado a todas las fuerzas de Adadézer, rey de Sobá, 10 envió a su hijo Adurán al rey David para saludarlo y felicitarlo, porque había luchado contra Adadézer y lo había derrotado, pues Tou también había estado en guerra contra Adadézer. Adurán trajo todo tipo de objetos de oro, plata y bronce. 11 También estos objetos el rey David los consagró al Señor, junto con la plata y el oro que trajo de todas las naciones que había sometido: de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de los amalecitas.
12 Abisay, hijo de Seruyá, derrotó a Edom en el valle de la Sal: eran dieciocho mil hombres. 13 David designó prefectos en Edom, y todo Edom se convirtió en vasallo de David, porque el Señor daba éxito a David en todo lo que emprendía.
David administraba el derecho y la justicia para todo el pueblo
= 2 Sm 8,15-18
14 David reinó sobre todo Israel. Administraba el derecho y la justicia para todo el pueblo. 15 Joab, hijo de Seruyá, era el comandante del ejército, y Josafat, hijo de Ajilud, era el cronista. 16 Sadoc, hijo de Ajitub, y Ajimélec, hijo de Abiatar, eran sacerdotes. Susa era el escriba. 17 Benayas, hijo de Yoyadá, era el comandante de los quereteos y los peleteos. Y los hijos mayores de David también tenían cargos junto al rey.
David envió mensajeros a Janún, rey de Amón*
= 2 Sm 10,1-5
19 1 Después de estas cosas, murió Najás, rey de los hijos de Amón, y su hijo comenzó a reinar en su lugar. 2 Entonces David dijo: “Tendré benevolencia con Janún, hijo de Najás, como su padre tuvo benevolencia conmigo”. Por eso David envió embajadores a Janún, para darle el pésame por la muerte de su padre. Los servidores de David llegaron al país de los hijos de Amón, donde estaba Janún para darle el pésame. 3 Entonces los dignatarios amonitas aconsejaron a Janún: “¿Acaso David quiere honrar a tu padre al enviarte mensajeros de condolencias? ¿No será más bien que sus servidores han venido a verte para explorar, destruir y espiar el país?”. 4 Entonces Janún tomó a los servidores de David, los afeitó y les cortó sus vestidos a la mitad, hasta la altura de las nalgas, y los despidió. 5 Cuando informaron a David de lo sucedido a esos hombres, envió mensajeros a su encuentro, porque ellos estaban muy humillados; el rey les mandó decir: “Quédense en Jericó hasta que les crezca la barba y después vuelvan”.
Los amonitas se dieron cuenta de que se habían hecho detestables ante David
= 2 Sm 10,6-14
6 Los amonitas se dieron cuenta de que se habían hecho detestables ante David. Entonces Janún y los hijos de Amón enviaron treinta y cuatro mil kilos de plata para contratar carros y jinetes de Aram de Mesopotamia, de Aram de Maaca y de Sobá. 7 Contrataron treinta y dos mil carros, y también al rey de Maaca y a su gente. Ellos vinieron y acamparon frente a Madabá. También los hijos de Amón fueron movilizados desde sus ciudades y vinieron a la guerra. 8 Cuando David lo supo, envió a Joab y a todos los guerreros del ejército.
9 Los amonitas salieron y se colocaron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los reyes que habían venido estaban aparte, en el campo. 10 Cuando Joab vio que el frente de batalla estaba por delante y por detrás de él, entonces eligió a los mejores de Israel y los dispuso en orden de batalla para enfrentar a Aram. 11 Al resto de la gente lo colocó al mando de su hermano Abisay; estos se dispusieron en orden de batalla para enfrentar a los hijos de Amón. 12 Joab dijo a Abisay: “Si Aram es más fuerte que yo, tú acudirás a salvarme, y si los hijos de Amón son más fuertes que tú, yo acudiré a salvarte. 13 Esfuérzate y mostrémonos valerosos por nuestro pueblo y por las ciudades de Dios, y que el Señor realice lo que mejor le parezca”. 14 Entonces Joab y la gente que lo acompañaba se movilizaron para hacer frente a Aram en la batalla y los arameos huyeron delante de él. 15 Cuando los hijos de Amón vieron que Aram huía, también ellos huyeron delante de Abisay, hermano de Joab, y se refugiaron en la ciudad. Entonces Joab se volvió a Jerusalén.
Los arameos lucharon contra David
= 2 Sm10,15-19
16 Cuando vio Aram que había sido vencido por Israel, enviaron mensajeros e hicieron venir a los arameos que habitan más allá del río y pusieron al mando a Sobac, comandante del ejército de Adadézer. 17 Informado de esto, David convocó a todo Israel, cruzó el Jordán y fue a su encuentro. Los arameos se dispusieron en orden de batalla frente a ellos, y David también se dispuso en orden de batalla frente a Aram. Los arameos lucharon contra David. 18 Pero Aram tuvo que huir delante de Israel. David mató a siete mil soldados de los carros de guerra, a cuarenta mil soldados de la infantería aramea y también dio muerte a Sobac, comandante del ejército. 19 Cuando los súbditos de Adadézer vieron que habían sido derrotados por Israel, hicieron las paces con David y se le sometieron. En adelante, Aram no apoyó más a los hijos de Amón.
Joab asoló el país de los amonitas*
= 2 Sm 11,1; 12,26-31
20 1 Al año siguiente, durante el tiempo en que los reyes suelen salir a la guerra, Joab condujo a los veteranos del ejército y asoló el país de los amonitas. Luego marchó y puso sitio a Rabá, mientras David permanecía en Jerusalén. Joab conquistó Rabá y la destruyó. 2 Entonces David tomó la corona de sobre la cabeza de Milcón, y comprobó que su peso era de un talento de oro y que tenía una piedra preciosa, y David la puso sobre su propia cabeza; además, extrajo gran cantidad de botín de la ciudad e 3 hizo salir al pueblo, que habitaba en ella. Luego destruyó la ciudad con picas, martillos de bronce y hachas; de la misma manera había procedido David con todas las ciudades de los hijos de Amón. Después, David y toda su gente regresaron a Jerusalén.
Se declaró la guerra contra los filisteos
= 2 Sm 21,18-22
4 Después de esto se declaró la guerra contra los filisteos de Guézer. Sibcay, el jusita, derrotó a Saf, uno de los descendientes de los gigantes, y los filisteos quedaron sometidos. 5 Hubo otra guerra contra los filisteos, y esta vez Eljanán, hijo de Yaír, derrotó a Lajní, hermano de Goliat de Gat. La vara de la lanza de Lajní era tan gruesa como el rodillo de un tejedor. 6 Hubo también otra guerra en Gat. Había allí un hombre enorme, que tenía veinticuatro dedos, seis en cada mano y seis en cada pie. También él era descendiente de los gigantes. 7 Este gigante desafió a Israel, y Jonatán, hijo de Simeá, hermano de David, lo venció en la lucha. 8 Todos estos eran descendientes de los gigantes de Gat, y sucumbieron a manos de David y de sus servidores.
Satán se levantó contra Israel e incitó a David a realizar un censo*
= 2 Sm 24,1-9
21 1 En aquel tiempo, Satán se levantó contra Israel e incitó a David a realizar un censo. 2 Por este motivo, David ordenó a Joab y a los jefes del pueblo: “Vayan y cuenten a Israel desde Berseba hasta Dan y tráiganme el resultado, para que yo lo conozca”. 3 Pero Joab le replicó: “¡Que el Señor haga aumentar a su pueblo cien veces más! Es cierto que tú, mi Señor, eres el rey y todos son tus servidores. Pero, ¿por qué, mi Señor, se interesa en esto? ¿Por qué acarrear un motivo de culpa para Israel?”. 4 Pero, aun así, la orden del rey se impuso sobre la advertencia de Joab, el cual marchó, recorrió todo Israel y retornó a Jerusalén 5 y entregó a David el resultado del censo del pueblo. Resultó que había en todo Israel un millón cien mil hombres aptos para la guerra, y en Judá cuatrocientos setenta mil hombres, también aptos para la guerra. 6 Sin embargo, Joab no incluyó en el censo a las tribus de Leví y Benjamín, porque le desagradaba la orden del rey.
Este censo pareció mal a los ojos de Dios
= 2 Sm 24,10-16
7 Este censo pareció mal a los ojos de Dios y castigó a Israel. 8 Entonces, David suplicó a Dios: “He cometido un gran pecado al hacer esto, pero ahora perdona, por favor, la culpa de tu servidor, porque me he comportado como un necio”.
9 Entonces, el Señor se dirigió a Gad, vidente de David, y le dijo: 10 “Ve a decir a David lo siguiente: ‘Así dice el Señor, tres cosas te propongo, escoge una de ellas, para que yo te la conceda’”. 11 Gad se presentó ante David y le dijo: “Así dice el Señor: debes escoger una de estas cosas: 12 tres años de hambre, o tres meses huyendo de tus adversarios, y perseguido por la espada de tus enemigos, o tres días en que la espada del Señor, por medio de una plaga, asolará al país, y el ángel del Señor sembrará la ruina en todas las fronteras de Israel. Ahora, decide qué respuesta debo llevar al que me envió”. 13 Entonces David respondió a Gad: “Me encuentro en un gran apuro, pero prefiero caer en las manos del Señor, cuya misericordia es inmensa, que caer en las manos de los hombres”.
14 El Señor mandó una peste sobre Israel y perecieron setenta mil israelitas. 15 Luego Dios envió un ángel para destruir Jerusalén, pero cuando estaba a punto de asolarla, recapacitó el Señor y se arrepintió del mal. Dios dijo al ángel de destrucción: “¡Basta! ¡Detén ahora tu mano!”. Y el ángel del Señor se detuvo junto al campo de Arauná, el jebuseo. 16 En ese momento, David levantó la vista y vio al ángel del Señor ubicado entre la tierra y el cielo, con su espada desenvainada, y su mano extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos con ropa de penitencia, se postraron rostro en tierra. 17 David dijo a Dios: “¿Acaso no fui yo quien ordenó censar al pueblo? Yo soy quien ha pecado y cometido esta grave maldad. Pero esas ovejas, ¿qué han hecho? Señor, Dios mío, extiende por favor tu mano contra mí y contra la casa de mi padre, pero no envíes una plaga contra tu pueblo”.
David construyó allí un altar para el Señor
= 2 Sm 24,17-25
18 A continuación, el ángel del Señor mandó decir a David, por medio de Gad, que fuera y levantara un altar para el Señor en el campo de Arauná, el jebuseo. 19 Entonces David fue y cumplió la palabra que Gad le había dicho en nombre del Señor. 20 Mientras tanto, Arauná, que estaba trillando el trigo, se dio vuelta y vio también al ángel, pero sus cuatro hijos que estaban con él se escondieron. 21 David fue al encuentro de Arauná, este levantó la vista y, cuando vio a David, salió del campo y se postró ante él rostro en tierra. 22 Entonces David dijo a Arauná: “Entrégame el campo para construir en él un altar al Señor. Véndemelo por su precio completo, para que la plaga cese de asolar al pueblo”. 23 Arauná respondió a David: “Tómalo para ti, y haga el rey, mi Señor, lo que mejor le parezca. Mira, también te entrego los bueyes para el holocausto, los rastrillos de trillar para la leña y el trigo para la ofrenda. Todo te lo entrego”.
24 Pero el rey David replicó a Arauná: “No lo puedo aceptar, porque de verdad tengo que comprarlo por su precio completo. No puedo ofrecer al Señor lo que es tuyo ni quemar un holocausto sin una compensación”. 25 Entonces David entregó a Arauná por el campo, la cantidad seiscientas monedas de oro. 26 David construyó allí un altar para el Señor, y ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación. Invocó al Señor y él le respondió con fuego desde el cielo, que descendió sobre el altar del holocausto. 27 Entonces el Señor ordenó al ángel envainar su espada.
28 En aquel tiempo, como viera David que el Señor le había respondido favorablemente en el campo de Arauná, el jebuseo, continuó ofreciendo sacrificios allí, 29 porque la morada del Señor, aquella que había hecho Moisés en el desierto, y el altar del holocausto, en aquel tiempo, estaban en el santuario local de Gabaón, 30 y David no se atrevía a acudir allí para suplicar a Dios, porque tenía terror a la espada del ángel del Señor.
Esta será la casa del Señor Dios*
22 1 Entonces David decidió: “Esta será la casa del Señor Dios y este será el altar de los holocaustos para Israel”. 2 Por este motivo, David ordenó reunir a los extranjeros que habitaban en la tierra de Israel y los ocupó como picapedreros para labrar piedras con vistas a edificar el templo de Dios; 3 además, hizo preparar gran cantidad de hierro para los clavos de las puertas de las entradas y para las aldabas, así como una gran cantidad bronce que era imposible de pesar, 4 como también un sinnúmero de maderas de cedro que los sidonios y los tirios le habían traído en gran cantidad.
5 Luego, David pensó: “Mi hijo Salomón es joven e inexperto, y la casa que ha de construir para el Señor debe ser magnífica para que tenga renombre y gloria entre todas las naciones; por lo tanto haré los preparativos para ella”. Por este motivo, David hizo grandes preparativos antes de su muerte.
Salomón construirá un Templo para mi nombre
6 Luego mandó llamar a su hijo Salomón y le encomendó construir la casa del Señor, Dios de Israel. 7 David dijo a Salomón: “Hijo mío, yo tenía en el corazón la intención de edificar un Templo en honor del nombre del Señor, mi Dios, 8 pero me fue transmitida la palabra del Señor, en estos términos: ‘Tú has derramado demasiada sangre y has emprendido muchas guerras. No edificarás una casa a mi nombre, porque has derramado demasiada sangre delante de mí. 9 Pero, mira, te ha nacido un hijo; él será un hombre pacífico y yo le daré tranquilidad frente a todos sus enemigos que lo rodean. Porque su nombre será Salomón, yo daré paz y tranquilidad a Israel durante sus días. 10 Salomón construirá un Templo para mi nombre, él será para mí un hijo y yo seré para él un padre y estableceré para siempre el trono de su reino sobre Israel’. 11 Ahora, hijo mío, que el Señor esté contigo y tengas prosperidad. Tú edificarás la casa del Señor tu Dios, como él lo ha prometido con respecto a ti. 12 Quiera el Señor concederte prudencia y entendimiento, para que puedas gobernar a Israel, guardando la ley del Señor tu Dios. 13 Ciertamente tendrás prosperidad si procuras poner en práctica las leyes y las normas que el Señor ordenó a Moisés para Israel. Sé fuerte y decidido, no tengas temor ni te acobardes. 14 A pesar de mi indignidad, yo he logrado reunir para la casa del Señor tres mil cuatrocientas toneladas de oro y treinta y cuatro mil toneladas de plata, además de bronce y hierro imposible de contar por su gran cantidad. Y también he hecho preparar maderas y piedras, que tú también podrás aumentar. 15 Además, tienes contigo gran cantidad de artesanos: picapedreros y talladores de piedra y madera, expertos en todo tipo de trabajos. 16 Hay oro, plata, bronce y hierro en abundancia. Ánimo entonces, manos a la obra y que el Señor esté contigo”.
17 A continuación, David ordenó también a todos los jefes de Israel que prestaran ayuda a su hijo Salomón, diciéndoles: 18 “¿Acaso no está el Señor su Dios con ustedes? ¿No les ha dado él tranquilidad frente a quienes los rodean? Dios entregó en mis manos a los habitantes del país, y todo el país está bajo el dominio del Señor y de su pueblo. 19 Por eso, apliquen ahora su corazón y sus vidas a buscar al Señor su Dios. Pónganse a trabajar y edifiquen el santuario del Señor Dios, para trasladar el arca de la Alianza del Señor y los utensilios consagrados a Dios a la casa que será edificada para el nombre del Señor.
Los levitas fueron contados uno por uno*
23 1 Cuando David ya era un anciano, de edad muy avanzada, designó rey sobre Israel a su hijo Salomón. 2 Reunió a todos los jefes de Israel, a los sacerdotes y a los levitas. 3 Los levitas fueron contados uno por uno a partir de los treinta años, y su número, según el censo de los hombres, fue de treinta y ocho mil. 4 Veinticuatro mil de entre ellos estaban a cargo de las obras en la casa del Señor. Los oficiales y jueces eran seis mil. 5 Cuatro mil eran porteros y cuatro mil alababan al Señor con instrumentos que había hecho David para esa finalidad.
6 David los dividió en secciones, según los hijos de Leví: Guersón, Queat y Merarí.
7 Guersonitas: Ladán y Simey. 8 Hijos de Ladán: el mayor fue Yejiel, Zatán y Joel, tres en total. 9 Hijos de Yejiel: Selomit, Jaziel y Arán, tres en total. Estos fueron los jefes de las casas paternas de Ladán. 10 Hijos de Simey: Yajat, Zizá, Yeus y Beriá, estos son los hijos de Simey, cuatro en total. 11 El mayor era Yajat y Zizá era el segundo. Yeus y Beriá no procrearon muchos hijos; por lo tanto conformaron una sola casa paterna, con un único registro.
12 Hijos de Queat: Amrán, Yisar, Hebrón y Uziel, cuatro en total.
13 Hijos de Amrán: Aarón y Moisés. Aarón fue consagrado aparte, de tal manera, que pudiera santificar las cosas más santas. Él y sus hijos fueron elegidos a perpetuidad para ofrecer incienso delante del Señor, para servirlo y bendecir en su nombre para siempre. 14 Moisés, el hombre de Dios, y sus hijos fueron contados entre la tribu de Leví. 15 Hijos de Moisés: Guersón y Eliezer. 16 Hijos de Guersón: Sebuel, el primogénito. 17 Los hijos de Eliezer fueron: Rejabías, el primogénito, pero Eliezer no tuvo más hijos. Los hijos de Rejabías fueron muchísimos.
18 Hijos de Yisar: Selomit, el primogénito. 19 Hijos de Hebrón: Yeerías, el primogénito, Amasías, el segundo, Yezaziel, el tercero, y Yacamán, el cuarto. 20 Hijos de Uziel: Miqueas, el mayor, y Yisías, el segundo.
21 Hijos de Merarí: Majlí y Musí. Los hijos de Majlí fueron Eleazar y Quis. 22 Eleazar murió y no tuvo hijos, sino solamente hijas, y los hijos de su hermano Quis se casaron con ellas. 23 Hijos de Musí: Majlí, Eder y Yerimot, tres en total.
24 Estos fueron los descendientes de Leví, conforme a sus casas paternas, los jefes de las casas paternas de acuerdo con sus registros, según el censo individual de sus nombres. Ellos tenían a su cargo realizar el servicio del templo del Señor a partir de la edad de veinte años. 25 Dado que David había dicho: “El Señor, Dios de Israel, ha dado paz a su pueblo y se ha establecido en Jerusalén para siempre; 26 por lo tanto, los levitas no tendrán que transportar más la morada y los utensilios de su servicio”. 27 Así, entre las últimas disposiciones de David estuvo el censo de los descendientes de Leví a partir de la edad de veinte años.
El oficio de los levitas al servicio del templo del Señor
28 El oficio de los levitas consistía en estar junto a los descendientes de Aarón en el servicio del templo del Señor: a cargo de los atrios, las habitaciones, las purificaciones de todas las cosas sagradas y en llevar a cabo el servicio de la casa de Dios. 29 Estaban a cargo de los panes y la harina fina para la ofrenda, de los panes sin levadura, la sartén, la masa y todas las medidas de capacidad y tamaño. 30 Debían presentarse todas las mañanas para ofrecer acciones de gracias y alabanzas al Señor, y lo mismo por las tardes. 31 También estaban a cargo de todas las ofrendas de holocaustos al Señor, durante los sábados, la luna nueva y las fiestas, según el número determinado para siempre en presencia del Señor. 32 Ellos estaban encargados de hacer guardia en la Tienda del Encuentro, de custodiar los objetos sagrados y de asistir a los descendientes de Aarón, sus hermanos, en el servicio de la casa del Señor.
Los descendientes de Aarón también estaban distribuidos por clases*
Nm 3,2-4
24 1 Los descendientes de Aarón también estaban distribuidos por clases. Los hijos de Aarón fueron: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 2 Nadab y Abiú murieron antes que su padre, y no tuvieron hijos; por lo tanto sirvieron como sacerdotes Eleazar e Itamar. 3 David, con ayuda de Sadoc, de la descendencia de Eleazar, y de Ajimélec, de la descendencia de Itamar, los distribuyó con base en sus registros y sus obligaciones.
4 Resultó que los jefes varones de los descendientes de Eleazar eran más numerosos que los descendientes de Itamar. Entonces los distribuyeron de este modo: los descendientes de Eleazar en dieciséis jefes de casas paternas, y los descendientes de Itamar en ocho jefes de casas paternas. 5 Los distribuyeron por sorteo, sin distinción entre los descendientes de Eleazar y los descendientes de Itamar, porque eran oficiales del santuario y oficiales de la casa de Dios. 6 El escriba Semayas, hijo de Natanael, uno de los levitas, los registró en presencia del rey, de los oficiales, del sacerdote Sadoc, de Ajimélec, hijo de Abiatar, y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y los levitas. La proporción del sorteo era de dos casas paternas para Eleazar, y una para Itamar:
7 El primer sorteo recayó en Yoyarib,
y el segundo en Yidaya;
8 el tercero en Jorín,
y el cuarto en Seorín;
9 el quinto en Malaquías,
y el sexto en Miamín;
10 el séptimo en Cos,
y el octavo en Abías;
11 el noveno en Josué,
y el décimo Secanías;
12 el undécimo en Elyasib,
y el duodécimo en Yaquín;
13 el decimotercero en Jupá,
y el decimocuarto Yebab;
14 el decimoquinto en Bilgá,
y el decimosexto en Imer;
15 el decimoséptimo en Jezir,
y el decimoctavo en Afzés;
16 el decimonoveno en Petayas,
y el vigésimo en Jezaquiel;
17 el vigésimo primero en Yaquín,
y el vigésimo segundo en Gamul;
18 vigésimo tercero en Delayas,
y el vigésimo cuarto en Mazías.
19 Este fue también el registro de los turnos para el servicio en la casa del Señor, según lo prescrito por medio de su padre Aarón, de acuerdo con lo que había ordenado el Señor, Dios de Israel.
Estos son los descendientes de los levitas
20 En relación con el resto de los descendientes de Leví, se enumeran: de los hijos de Amrán: Subael; de los hijos de Subael: Yejdayá; 21 de los hijos de Rejabías: el mayor, Yisías. 22 De los isaaritas: Selomot. De los hijos de Selomot: Yajat. 23 De los hijos de Hebrón: Yeriyías, el mayor; Amarías, el segundo; Yejaziel, el tercero, y Yacmán, el cuarto. 24 De los hijos de Uziel: Miqueas. De los hijos de Miqueas: Samir. 25 El hermano de Miqueas: Yisías. De los hijos de Yisías: Zacarías. 26 Los hijos de Merarí: Majlí y Musí. De los hijos de Uzías: Baní. 27 Los descendientes de Merarí por medio de Uzías: Baní, Soán, Zacur e Ibrí; 28 y por medio de Majlí: Eleazar, que no tuvo hijos, 29 y Quis. De los hijos de Quis: Yerajmeel. 30 Los hijos de Musí: Majlí, Eder y Yerimot. Estos son los descendientes de los levitas según sus casas paternas.
31 También ellos igual que sus parientes, los descendientes de Aarón, hicieron la distribución por sorteo en presencia del rey David, de Sadoc, de Ajimélec y de los cabezas de las casas paternas de los sacerdotes y de los levitas. En la distribución por sorteo tanto los cabezas de familia como los más jóvenes participaron por igual.
Todos estos levitas estaban a cargo de la música en la casa del Señor*
25 1 David y los oficiales del ejército separaron para el servicio a los descendientes de Asaf, Emán y Yedutún, los que profetizaban acompañados de arpas, liras y címbalos. El registro de estos hombres aptos para el servicio, resultó ser el siguiente: 2 de los descendientes de Asaf: Zacur, José, Natanías y Asarelá. Los descendientes de Asaf estaban bajo la dirección de Asaf, que profetizaba bajo la autoridad del rey. 3 De los descendientes de Yedutún: Godolías, Sorí, Yeseyas, Simey, Yosabías y Matitías. Seis en total. Estaban bajo la dirección de su padre Yedutún, quien profetizaba acompañado del arpa, ofreciendo acciones de gracias y alabanzas al Señor. 4 De los descendientes de Hemán, sus hijos: Buquías, Matanías, Oziel, Sabuel, Yerimot, Jananías, Jananí, Eliatá, Guedaltí, Romentiezer, Yesbacasá, Melotí, Otir y Majaziot. 5 Todos estos eran descendientes de Emán, vidente del rey en las cosas referentes a Dios, para exaltar su poder. Dios le concedió a Emán catorce hijos y tres hijas.
6 Todos estos levitas estaban bajo la autoridad de sus padres, a cargo de la música en la casa del Señor, con címbalos, liras y arpas, y al servicio de la casa de Dios. Asaf, Yedutún y Hemán estaban al servicio directo del rey. 7 El número de los que fueron instruidos en el canto al Señor, junto con sus parientes, todos ellos muy expertos, resultó ser de doscientos ochenta y ocho.
8 Los turnos del servicio se echaron a suertes sin distinción entre el pequeño y el grande, entre el experto y el aprendiz.
9 El primer sorteo recayó en José, descendiente de Asaf.
El segundo, en Godolías, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
10 El tercero en Zacur, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
11 El cuarto en Yisrí, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
12 El quinto en Natanías, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
13 El sexto en Buquías, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
14 El séptimo en Yisraelá, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
15 El octavo en Yesayas, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
16 El noveno en Matanías, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
17 El décimo en Semeyas, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
18 El undécimo en Azareel, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
19 El duodécimo en Asabías, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
20 El decimotercero en Sabael, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
21 El decimocuarto en Matitías, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
22 El decimoquinto en Yerimot, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
23 El decimosexto en Jananías, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
24 El decimoséptimo en Yesbacasá, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
25 El decimoctavo en Jananí, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
26 El decimonoveno en Melotí, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
27 El vigésimo en Eliatá, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
28 El vigésimo primero en Otir, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
29 El vigésimo segundo en Guedaltí, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
30 El vigésimo tercero en Majaziot, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
31 El vigésimo cuarto en Romentiezer, junto con sus parientes y sus hijos, doce en total.
A los porteros se les encomendó el servicio de guardia de la casa del Señor*
26 1 Esta es la distribución de los porteros coreítas: Meselemías, hijo de Coré, de los descendientes de Asaf. 2 Meselemías tuvo por hijos a Zacarías, el primogénito; Yediael, el segundo; Zabadías, el tercero; Yatniel, el cuarto; 3 Elán, el quinto; Juan, el sexto, y Elyoenay, el séptimo.
4 Obededón tuvo por hijos a Semeyas, el primogénito; Yozabad, el segundo; Yoaj, el tercero; Sacar, el cuarto; Natanael, el quinto; 5 Amiel, el sexto; Isacar, el séptimo, y Peultay, el octavo. Dios había bendecido a Obededón. 6 Su hijo Semeyas engendró hijos que llegaron a ser jefes de sus casas paternas, porque fueron hombres de valor. 7 Hijos de Semeyas: Otní, Rafael, Obed, Elzabad, y sus parientes, hombres valerosos, Eliú y Samaquías. 8 Todos estos fueron descendientes de Obededón. Ellos, sus hijos y sus parientes, eran hombres de valor, con ánimo fuerte para el servicio; sumaban sesenta y dos descendientes de Obededón.
9 Meselemías tuvo hijos y parientes, hombres de valor: fueron dieciocho. 10 Josá, de los descendientes de Merarí, también tuvo hijos: Simrí, el primero, porque aunque no era el primogénito, su padre le dio el primer lugar. 11 Jilquías, el segundo; Tebalías, el tercero, y Zacarías, el cuarto. Todos los hijos y parientes de Josá fueron trece.
12 A estas distribuciones de los porteros, a los jefes varones, lo mismo que a sus parientes, se les encomendó el servicio de guardia de la casa del Señor.
Estas eran las distribuciones de los porteros
13 Echaron las suertes para cada puerta, conforme a las casas paternas, pequeñas y grandes. 14 El sorteo de la puerta oriental recayó en Selemías. Su hijo Zacarías era un prudente consejero, y al echar suertes le tocó la puerta norte. 15 A Obededón le tocó la puerta norte, y a sus hijos los almacenes. 16 A Sufín y a Josá les tocó la puerta oeste, junto a la puerta de Salequet, en el camino de subida, por lo que un puesto de guardia estaba frente al otro. 17 Según el orden diario, en la puerta oriental había seis levitas; en la puerta norte, cuatro; en la puerta sur, cuatro, y en los almacenes, dos por turno. 18 Para el Parbar, al oeste, había cuatro en la subida y dos más junto al Parbar. 19 estas eran las distribuciones de los porteros de los descendientes de Coré y de los descendientes de Merarí.
Los levitas a cargo de los tesoros del Templo
20 Estos son los levitas y sus parientes que estaban a cargo de los tesoros del templo de Dios y de las ofrendas sagradas.
21 Los hijos de Laedán, descendientes de los guersonitas, por la línea de Laedan, tenían como jefe de la casa paterna de Laedán, el guersonita, a Yejiel. 22 Los hijos de Yejiel, Zetán y su hermano Joel, estaban a cargo del tesoro de la casa del Señor. 23 En representación de los amramitas, jisearitas, hebronitas y uzielitas, 24 fue nombrado Sebuel, descendiente de Guersón, hijo de Moisés, como príncipe a cargo de los tesoros. 25 Sus parientes, descendientes de Eliezer, fueron: su hijo Rejabías, que fue padre de Yesabías, que fue padre de Jorán, que fue padre de Zicrí, que fue padre de Selomit. 26 Este es Selomit, que, junto con sus hermanos, estaba a cargo de todos los tesoros sagrados, que habían consagrado el rey David, los jefes de las casas paternas, los comandantes de mil y de cien y los jefes del ejército. 27 Estos habían consagrado lo que provenía de las guerras y otros botines para el mantenimiento de la casa del Señor. 28 También estaba allí todo lo que habían consagrado el vidente Samuel; Saúl, hijo de Quis; Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Seruyá; todos estos objetos consagrados estaban bajo la custodia de Selomit y de sus hermanos.
Los que tenían a cargo los asuntos civiles de Israel
29 Entre los jisearitas estaban Quenayas y sus descendientes que tenían a cargo, como oficiales y jueces, los asuntos civiles de Israel. 30 Entre los hebronitas estaban Josabías y sus parientes, hombres de valor; unos mil setecientos que tenían a cargo la supervisión de Israel del lado occidental del Jordán, en todos los asuntos referentes al Señor y al servicio del rey. 31 En relación con los hebronitas, Yeriyá era el jefe de los hebronitas, y las genealogías de sus ancestros paternos fueron investigadas en el año cuarenta del reinado de David y en ellas se encontraron registrados guerreros valientes originarios de Yaezer de Galaad. 32 A sus parientes, hombres valerosos, unos dos mil setecientos jefes de casas paternas, el rey David los puso a cargo de los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, en todo lo referente a Dios y al rey.
Los oficiales que prestaban servicio al rey con las divisiones militares*
27 1 Estos son los hijos de Israel, de acuerdo con su número, los jefes de las casas paternas, los comandantes de mil y de cien, y los oficiales que prestaban servicio al rey en todo lo relacionado con las divisiones militares que se turnaban en el servicio, mes a mes, a través de todo el año. Cada división contaba con veinticuatro mil hombres.
2 A cargo de la primera división, para el primer mes, estaba Yasobán, hijo de Zabdiel, con sus veinticuatro mil hombres. 3 Pertenecía a los descendientes de Peres y era el jefe de todos los comandantes del ejército durante el mes primero. 4 A cargo de la división del segundo mes estaba Doday, el ajojita, aunque Miclot era el principal. Su división contaba con veinticuatro mil hombres. 5 El tercer comandante del ejército, para el tercer mes, era Banayas, hijo del sumo sacerdote Yoyadá. Su división contaba con veinticuatro mil hombres. 6 Este Benayas era un guerrero de los treinta y estaba a cargo de los treinta. Su hijo Amisadab estaba en su división. 7 La cuarta división, para el cuarto mes, estaba a cargo de Asael, hermano de Joab. Su hijo Zabdías lo sucedió. Su división contaba con veinticuatro mil hombres. 8 La quinta división, para el quinto mes, estaba a cargo del comandante Samut, el yizrajita. Su división contaba con veinticuatro mil hombres. 9 La sexta división, para el sexto mes, estaba a cargo de Irá, hijo de Iqués de Tecoa. Su división contaba con veinticuatro mil hombres. 10 La séptima, para el séptimo mes, estaba a cargo de Jeles, el falonita, de los descendientes de Efraín. Su división contaba con veinticuatro mil hombres. 11 La octava, para el octavo mes, estaba a cargo de Sibcay, el jusita, descendiente de Zarají. Su división contaba con veinticuatro mil hombres. 12 La novena división, para el noveno mes, estaba a cargo de Abiezer, de Anatot, descendiente de Benjamín. Su división contaba con veinticuatro mil hombres. 13 La décima, para el décimo mes, estaba a cargo de Maray, el netofatita, descendiente de Zarjí. Su división contaba con veinticuatro mil hombres. 14 La undécima división, para el undécimo mes, estaba a cargo de Benayas, el faratonita, descendiente de Efraín. Su división contaba con veinticuatro mil hombres. 15 La duodécima división, para el duodécimo mes, estaba a cargo de Jolday, el netofatita, descendiente de Otoniel. Su división contaba con veinticuatro mil hombres.
Jefes a cargo de las tribus de Israel
16 Jefes a cargo de las tribus de Israel:
Por Rubén, el príncipe Eliezer hijo de Zicrí.
Por Simeón, Sefatías hijo de Maacá.
17 Por Leví, Jasabías, hijo de Camuel.
Por Aarón, Sadoc.
18 Por Judá, Eliab, uno de los hermanos de David.
Por Isacar, Omrí, hijo de Miguel.
19 Por Zabulón, Yismayas, hijo de Abdías.
Por Neftalí, Yerimot, hijo de Azriel.
20 Por los descendientes de Efraín, Oseas, hijo Azazías.
Por la media tribu de Manasés, Joel, hijo de Pedayas.
21 Por la media tribu de Manasés en Galaad, Yidó, hijo de Zacarías.
Por Benjamín, Yasiel, hijo de Abner.
22 Por Dan, Ezriel, hijo de Yeroján.
Estos eran los príncipes de las tribus de Israel. 23 David excluyó del censo a los menores de veinte años, porque el Señor había prometido acrecentar a Israel como las estrellas del cielo. 24 Aunque Joab, hijo de Seruyá, comenzó a enumerarlos, no pudo terminar. A causa de esto, la ira del Señor cayó sobre Israel y este censo no se incluyó en el registro de las crónicas diarias del rey David.
Oficiales responsables de la hacienda del rey David
25 A cargo de los tesoros del rey estaba Azmavet, hijo de Adiel; a cargo de los almacenes en el campo, las ciudades, los pueblos y las fortalezas, estaba Jonatán, hijo de Uzías. 26 A cargo de los trabajadores en los campos, los que labran la tierra, estaba Ezrí, hijo de Quelub. 27 A cargo de las viñas estaba Simey, el ramatita. A cargo de las bodegas de vino estaba Sabdí, el sefamita. 28 A cargo de los olivos y de los sicomoros que están en la Sefela, estaba Baaljanán, el guedarita. A cargo de los depósitos de aceite estaba Joás. 29 Y a cargo del ganado que pastaba en Sarón estaba Sitray, el saronita. A cargo del ganado que pastaba en los valles estaba Safat, hijo de Adlay. 30 A cargo de los camellos estaba Obil, el ismaelita. A cargo de las burras estaba Yejdías, el meronotita. 31 A cargo de los rebaños menores estaba Yaziz, el agarita. Todos estos eran los oficiales responsables de la hacienda perteneciente al rey David.
Consejeros del rey David
32 Jonatán, tío de David, era consejero. Él era un hombre inteligente y era escriba. Yejiel, hijo de Yacmoní, se ocupaba de los hijos del rey. 33 También Ajitófel era consejero del rey; Jusay, el arquita, era amigo del rey. 34 Los sucesores de Ajitófel fueron Yoyadá, hijo de Benayas, y Abiatar. Joab era el comandante del ejército del rey.
El Señor te ha elegido para edificar la casa del santuario*
28 1 David congregó en Jerusalén a todos los jefes de Israel: los jefes de las tribus, los jefes de las reparticiones, los ministros del rey, los jefes de mil y los jefes de cien, los administradores de toda la hacienda y de la ganadería del rey y de sus hijos, junto con los eunucos, los guerreros y todos los soldados valerosos.
2 El rey David se puso en pie y dijo: “Escúchenme, hermanos y pueblo mío. Yo mismo tenía en el corazón la intención de edificar un Templo para depositar el arca de la Alianza del Señor y como escabel de los pies de nuestro Dios, y también me dispuse a edificarla. 3 Pero Dios me dijo: ‘No edificarás una casa a mi nombre, porque has sido un hombre guerrero y has derramado sangre’. 4 Sin embargo, el Señor Dios de Israel me escogió, de entre toda la casa de mi padre, para ser rey sobre Israel para siempre. Él escogió a Judá como príncipe y guía, y de la casa de Judá escogió a la casa de mi padre, y de entre los hijos de mi padre le pareció bien hacerme rey sobre todo Israel. 5 Y de entre todos mis hijos, porque muchos hijos me ha dado el Señor, eligió a mi hijo Salomón para sentarse sobre el trono del reino del Señor sobre Israel. 6 Entonces Dios me dijo: ‘Tu hijo Salomón edificará mi casa y mis atrios. Porque yo me lo he escogido como hijo y yo seré para él un padre. 7 Yo estableceré su reino para siempre, mientras él esté determinado a poner en práctica mis mandamientos y normas, como hasta el día de hoy’. 8 Ahora, en presencia de todo Israel, que es la asamblea del Señor, y a los oídos de nuestro Dios, cumplan y sigan todos los mandamientos del Señor, su Dios, para que posean esta buena tierra y la hereden sus hijos después de ustedes para siempre”.
9 “Y tú, hijo mío Salomón, reconoce al Dios de tu padre y sírvelo con corazón íntegro y con espíritu dispuesto, porque el Señor escruta todos los corazones y conoce todas las vías del pensamiento. Si lo buscas, él se dejará encontrar por ti, pero si lo abandonas, él te rechazará para siempre. 10 Reconoce, ahora, que el Señor te ha elegido para edificar la casa del santuario. ¡Sé fuerte y edifícala”.
David entregó a su hijo Salomón el diseño del pórtico..
11 David entregó a su hijo Salomón el diseño del pórtico, de sus edificios, de sus almacenes, de sus habitaciones altas, de sus habitaciones interiores y del lugar sagrado. 12 El diseño de todo lo que tenía en su mente en relación con los atrios de la casa del Señor y con todas las habitaciones alrededor; en relación con los tesoros de la casa de Dios y con los tesoros de los objetos consagrados; 13 en relación con las reparticiones de los sacerdotes y levitas; en relación con toda la obra del servicio de la casa del Señor y en relación con todos los utensilios del servicio de la casa del Señor; 14 en relación con la cantidad del oro para todos los utensilios de oro, según sus funciones, y en relación con la cantidad de la plata para todos los utensilios de plata, según sus funciones; 15 en relación con el peso de los candelabros de oro y sus lámparas de oro, según el peso de cada candelabro y cada lámpara; en relación con el peso de los candelabros de plata, según cada candelabro y cada lámpara, según las funciones de cada candelabro; 16 en relación con la cantidad de oro para las mesas de los panes de la ofrenda, según cada mesa, y el peso de la plata para las mesas de plata; 17 en relación con los tenedores, las vasijas y las jarras de oro puro; en relación con los recipientes de oro, según su peso para cada recipiente; en relación con los recipientes de plata, según su peso para cada recipiente; 18 en relación con el altar del incienso, su peso en oro fino; y en relación con el diseño del carro de los querubines de oro, que extendían sus alas y cubrían el arca de la Alianza del Señor.
19 “Todo esto, dijo David, que me fue confiado por escrito de la mano del Señor, me ha hecho entender todos los detalles del diseño”.
El Señor Dios, mi Dios, está contigo
// 28,20: Heb 13,5
20 Entonces David dijo a su hijo Salomón: “Sé fuerte, ten valor y ponlo en práctica. No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor Dios, mi Dios, está contigo. Él no te fallará ni te abandonará hasta que esté terminada toda la obra del servicio de la casa del Señor. 21 Mira, aquí están las reparticiones de los sacerdotes, de los levitas y de todo el servicio de la casa de Dios. Contigo, para la obra entera, habrá todo tipo de voluntarios, expertos en toda clase de trabajos. También los oficiales y todo el pueblo estarán a tu entera disposición”.
¿Quién de ustedes quiere aportar hoy su ofrenda…para el Señor?*
29 1 El rey David dijo a toda la asamblea: “Mi hijo Salomón, el único elegido por Dios, es un joven inexperto y la obra es muy grande, porque estos edificios no son para un ser humano, sino para el Señor Dios. 2 Según todas mis posibilidades, he acumulado para la casa de mi Dios oro sobre oro, plata sobre plata, bronce sobre bronce, hierro sobre hierro, madera sobre madera, piedras de ónice, piedras para engastar, piedras de antimonio, piedras multicolores, innumerables tipos de piedras preciosas y gran cantidad de piedras de alabastro. 3 Más aún, en mi celo por la casa de mi Dios, he entregado, además, mi propiedad personal de oro y plata para la casa de mi Dios, por encima de todo lo que ya he preparado para la casa santa: 4 cien toneladas de oro, oro de Ofir, y doscientas treinta y cinco toneladas de plata refinada para recubrir las paredes de los edificios, 5 oro sobre oro, plata sobre plata, para llevar a cabo toda la obra manual de los artesanos. ¿Quién de ustedes quiere hoy aportar su ofrenda voluntariamente y a manos llenas para el Señor?”.
Hicieron ofrendas voluntarias
6 Entonces, los jefes de las familias paternas, los jefes de las tribus de Israel, los comandantes de mil y de cien, y los oficiales de las obras del rey hicieron ofrendas voluntarias. 7 Entregaron para el trabajo de la casa de Dios: ciento setenta toneladas de oro, diez mil monedas, ciento cuarenta toneladas de plata, seiscientas diez toneladas de bronce y tres mil cuatrocientas toneladas de hierro. 8 Entre todo esto se encontraban las piedras preciosas donadas a los tesoros de la casa del Señor, en la persona de Yejiel, el guersonita. 9 El pueblo exultó de júbilo por su ofrenda voluntaria, porque de todo corazón la habían entregado al Señor; y también el rey David experimentó una gran alegría.
Bendito sea el Señor
10 Entonces David bendijo al Señor en presencia de toda la asamblea y exclamó:
“Bendito sea el Señor, Dios de nuestro padre Israel, desde la eternidad y por la eternidad. 11 A ti, Señor, pertenecen la grandeza y la fuerza, el esplendor, la gloria y la majestad, porque todo lo que hay en el cielo y en la tierra te pertenece. A ti, Señor, la realeza y la exaltación por sobre todas las cosas. 12 La riqueza y la gloria están delante de ti. Tú gobiernas todo y en tu mano están el poder y la fuerza. Por tu mano engrandeces y das consistencia a todo. 13 Ahora, Dios nuestro, nosotros te damos gracias y alabamos tu nombre glorioso. 14 Pero, ¿quién soy yo y qué es mi pueblo para hacer ofrendas voluntarias de esta manera? Todo viene de ti y de tu misma mano proviene lo que te damos. 15 Nosotros somos extranjeros delante de ti y migrantes como todos nuestros padres. Nuestros días son como una sombra sobre la tierra, y no hay esperanza”.
16 “Señor, Dios nuestro, toda esta abundancia, que hemos preparado para edificarte una casa al nombre de tu santidad, viene de tu mano y a ti te pertenece todo. 17 Conozco, Dios mío, que tú examinas los corazones y te complacen los rectos. Yo, con mi corazón recto, te he ofrecido voluntariamente todo esto. Y ahora, tu pueblo, que se encuentra aquí, los he visto con alegría presentar su ofrenda voluntariamente para ti. 18 Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, nuestros padres, conserva esto para siempre en las intenciones del corazón de tu pueblo y mantén fijo su corazón en ti. 19 Y a mi hijo Salomón concédele un corazón íntegro para que cumpla tus mandamientos, tus preceptos, tus leyes, y para que los ponga todos en práctica y construya los edificios, cuyos preparativos yo he hecho”.
Salomón se sentó sobre el trono del Señor, como rey
1 Re 1,28-40
20 Entonces David dijo a toda la asamblea: “Bendigan al Señor, su Dios”. Y toda la asamblea bendijo al Señor, Dios de sus padres. Se inclinaron y se postraron ante el Señor y ante el rey 21 y ofrecieron sacrificios al Señor. A la mañana del día siguiente ofrecieron holocaustos al Señor: mil toros, mil carneros, mil corderos, con sus libaciones y sacrificios en abundancia en favor de todo Israel. 22 Aquel día comieron y bebieron en presencia del Señor con gran alegría. Proclamaron rey, por segunda vez, a Salomón, hijo de David; lo ungieron como príncipe ante el Señor y a Sadoc, como sacerdote. 23 Luego, Salomón se sentó sobre el trono del Señor, como rey, en lugar de su padre David. Salomón prosperó y todo Israel lo obedecía. 24 Todos los comandantes y los guerreros, y también todos los hijos del rey David se colocaron bajo la autoridad del rey Salomón. 25 El Señor engrandeció muchísimo a Salomón ante todo Israel y le concedió un reinado glorioso como no lo tuvo ningún rey antes que él en Israel.
David murió después de una dichosa vejez
= 1 Re 2,10-12
26 David, hijo de Jesé, fue rey sobre todo Israel. 27 El tiempo en que reinó sobre Israel fue de cuarenta años: reinó siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. 28 Murió después de una dichosa vejez, colmado de años, de riquezas y de gloria. Su hijo Salomón reinó en su lugar. 29 Los hechos del rey David, desde los primeros hasta los últimos, están escritos en el registro del vidente Samuel, en el registro del profeta Natán y en el registro del vidente Gad, 30 con todo lo referente a su reinado, a sus proezas y a los acontecimientos que le sobrevinieron a él, a Israel y a todos los reinos de aquellas tierras.
* 1,1-54. Los primeros nueve capítulos están elaborados en base a genealogías que desembocan en Saúl, el primer rey y su descendencia (8,33-40; 9,39-44); son como un gran prólogo a la historia de David; se interesan por sus antepasados y los de los levitas. El inicio del primer capítulo (1,1-27), con pretensiones de historia universal, comienza relatando la genealogía de los pueblos de la tierra, a partir de Adán, primer ser humano; se inspira en la primera parte del Génesis, pero solo dando nombres, sin relatar historias; se interesa en uno de los tres hijos de Noé, Sem, padre de los pueblos semitas, de quien procede Abraham. La segunda parte (1,28-54) habla de los hijos de Abraham, dedicándose mucho a la descendencia de Esaú, primogénito de Isaac, antepasado de los edomitas.
* 2,1- 55. Comienza con la presentación de los doce hijos de Jacob, antepasados de las doce tribus de Israel, para luego fijarse en la extensa descendencia de Judá; en el centro de ella se menciona a la familia y persona de David (2,15), personaje muy importante para todo el libro.
* 3,1-24. Descendencia de David, primero en Hebrón y luego en Jerusalén, sin desarrollar historias que podrían no ser favorables al rey. Por vía de su hijo Salomón, llega hasta Josías con sus hijos y nietos, últimos reyes de Judá, concluyendo con la mención de los miembros nacidos en el exilio, en particular Zorobabel (3,19).
* 4,1-43. Otras ramas de la descendencia de Judá (4,1-23), con interés por Yabés, al contar anécdotas de su nacimiento (4,9-10), y por Caleb (4,15). Hay noticias sobre lugares de residencia y actividades laborales. Se enumera la descendencia de Simeón (4,24-43), tribu muy ligada a la de Judá y luego anexada a esta, y se señalan sus asentamientos que parecen estar situados al sur de la actual Palestina, como sugiere la vecindad con las montañas de Seir y con los amalecitas.
* 5,1-41. La primera parte (5,1-26), ofrece las genealogías de las tribus de Transjordania: Rubén, el primogénito rechazado, cuyo lugar ocupó José; Gad, que habita en fértiles tierras, y parte de Manasés. Relata sus capacidades guerreras, gracias al poder de Dios, a quien invocaban y que peleaba por ellos, según la concepción de aquella época (5,18-22), y concluye con la deportación hecha por Asiria por considerarlas parte del antiguo reino de Israel (5,25-26). En la segunda parte (5,27-41), presenta la tribu de Leví, muy importante para el autor. Su genealogía es prácticamente una descripción de la línea de los sumos sacerdotes en Jerusalén, desde el tiempo de David hasta el exilio. En este sentido, representa una especie de paralelo a la línea real de David a Sedecías.
* 6,1-66. Importancia que el autor da a la tribu de Leví, por su extensa presentación y por detalles que ofrece. Empieza con sus tres hijos: Gersón, Queat y Merarí; resalta en la descendencia de los dos últimos a los levitas músicos del Templo, entre ellos Coré y Asaf, que aparecen en los encabezados de algunos salmos (6,1-33). Describe la línea genealógica de Aarón, hermano de Moisés, que tendrá el derecho exclusivo de desempeñar la función sacerdotal en el Templo (6,34-38). Por último, como en los otros casos, el autor enumera y describe los asentamientos de los diferentes linajes levitas (6,39-66), que aunque no tenían terriotrio propio, se les habían asignado cuarenta y ocho ciudades, más seis de asilo (Nm 35,1-8; Jos 21).
* 7,1-40. La atención parece estar centrada en un recuento de los hombres aptos para la guerra que posee cada tribu. Se mencionan los descendientes de Isacar, Benjamín, Neftalí, Manasés, Efraín y Aser. No se habla de Dan y Zabulón. Parte de Manasés había sido mencionada entre las de Transjordania. Hay que recordar que Manasés y Efraín, hijos de José, sustituyeron a él y a Leví en el reparto de la tierra (Jos 14,1-4).
* 8,1-40. Retoma la descripción de la descendencia más extensa y detallada de Benjamín (7,6-12), con muy pocas coincidencias entre ambas listas, solo el primogénito Bela. Para el autor parece importante esta genealogía que desemboca en Saúl (8,33), primer rey de Israel, y su descendencia.
* 9,1-44. Describe los linajes asentados en Jerusalén y en Judá, al retorno del exilio (9,1-16), como aparecen en un libro de los Reyes, quizá unos anales o crónicas desconocidos (9,1). Son algunos de las tribus de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés, estas dos últimas representantes del Norte; además, se mencionan a los sacerdotes, levitas y servidores del Templo, que fueron los primeros en asentarse en Jerusalén, centro de la vida del pueblo. Se detiene en los porteros del Templo (9,17-34), guardias y vigilantes; son denominados músicos (9,33), o porque también tenían esa función o por un error. De alguna forma, la nueva comunidad posexílica es el Israel antiguo renovado. Por último, sin introducción ni conexión, se vuelve a describir a Saúl, con su ascendencia y descendencia (9,35-44; ver 8,29-38), como transición a una nueva sección del libro, caracterizada por el estilo narrativo, que comienza con el relato de la muerte de Saúl y de sus hijos, para así dar comienzo al reinado de David, personaje muy importante para el Cronista.
* 10,1-14. Cambia el estilo del libro. De enumeración de nombres y genealogías con poco material descriptivo, se pasa ahora a la narración. La versión de la muerte de Saúl le servirá al Cronista para introducir la figura de David (10,14), su personaje importante; no narra más cosas del primer rey, comparado con su paralelo en Samuel que se detenía en las diversas versiones del inicio de la monarquía, y luego en las relaciones difíciles entre Saúl, el rey oficial, asaltado por la envidia y el odio, y David, el rey ungido en secreto por Samuel, víctima perseguida, que al final se había refugiado entre los filisteos. El relato del Cronista termina con un juicio escueto y severo sobre Saúl (10,13-14) que en el paralelo de Samuel no aparece en ese momento, sino a través de todo el libro.
* 11,1-47. David es el verdadero héroe del libro; su idealización y la de su descendencia es más fuerte que en el paralelo de Samuel; por eso el autor no menciona la rivalidad existente entre Saúl y David, ni los episodios oscuros que lo podrían ensombrecer; tampoco hay contiendas entre las tribus del norte y las del sur. Desde el principio (11,1-9) todo Israel lo proclama rey en Hebrón, silenciando su primera etapa de reinado allí mismo para los del sur (2 Sm 2,4). Su reinado es conforme a la elección divina: “Tú apacentarás a mi pueblo Israel”; además Jerusalén es ciudad conquistada por David y todo Israel, acentuando así la profunda simbiosis entre todo Israel, Jerusalén y David. En la segunda parte (1 Cr 11,10-47) queda claro el papel que juegan los guerreros de David, de quienes se cuentan varias anécdotas. Dentro del contingente militar hay un grupo especial, el de los treinta, y otro todavía más selecto, el de los tres. La autoridad de David se basa no solo en el consenso sino también en el respaldo armado. La anécdota relativa al deseo de David de beber agua del pozo de su ciudad natal (11,17-19), es un relato que se ha hecho muy popular posteriormente en Israel. El capítulo concluye con un recuento de los nombres de los valientes (11,26-47), un pasaje que se asemeja mucho al estilo de las genealogías.
* 12,1-41. Aunque Crónicas demuestra gran interés en la organización militar de Israel y las hazañas de los guerreros, la temática del capítulo se inserta con dificultad en el contexto. Quizá su intención sea mostrar cómo David va ganando simpatía y adhesión en Israel. Hasta desertores de Saúl, de la tribu de Benjamía, se unen a él, algo que en los libros de Samuel y Reyes se vería mal. El informe está estructurado en torno a dos lugares asociados a la actividad guerrera del rey: Siceleg y Hebrón. El sistema empleado es a partir de un recuento de tropas de las diferentes tribus de Israel. Con este relato los lectores originales estaban invitados a buscar la unidad del Israel posexílico.
* 13,1-14. Con una crítica a la despreocupación de Saúl por el Arca (13,3), se relata el intento de su traslado a Jerusalén hecho por todo Israel, pero empañado por la muerte fulminante de Uzías, quien por evitar la caída del Arca, tiende su mano hacia ella. Quizá de trasfondo está el tema de la santidad de los objetos de culto o el peligro de idolatría; el Arca no es un ídolo inerte, sino que realmente representa al «Señor que se sienta sobre querubines», al Todopoderoso. Ante esta realidad misteriosa y amenazante, David siente temor.
* 14,1-17. Una especie de resumen de noticias contenidas en el libro de Samuel, que subrayan la consolidación de David como rey de todo Israel. Primero se menciona a Jirán, rey de Tiro, que cobra mayor importancia en el ciclo de Salomón con la construcción del Templo; aquí ayuda a David a construir su palacio, así el rey descubre una confirmación divina de su reinado (14,1-2). Luego se vuelve a hacer referencia a los hijos del rey nacidos en Jerusalén, signo del poder de su dinastía. (14,3-7) Por último, se relata la victoria de David sobre los filisteos, cuyos dioses quema como signo de su fidelidad al Señor; su triunfo se debe a una intervención directa de Dios, a quien consulta, y que le confiere renombre internacional (14,8-17). Crónicas omitió que David, en su etapa guerrillera contra Saúl, había sido protegido y albergado por los filisteos (1 Sm 27-30).
* 15,1-29. El primer intento de traslado del Arca a Jerusalén había fallado porque los levitas no la llevaban, como les correspondía por oficio (15,13). En esta ocasión ellos se responsabilizan. Conforme a su estilo, el autor enumera los personajes involucrados, sus genealogías y su pertenencia a los grupos levitas, sin dar importancia a la descripción de los sucesos en sí. También menciona por su nombre a los músicos. Todo es parte de su teología sacerdotal, centrada en el culto del Templo y la purificación de los actores litúrgicos. Se concluye con la escena del pueblo que con alegría acompaña la entrada del Arca en la ciudad; mientras David danza ante ella; Mical, su mujer e hija de Saúl, desde la ventana observa y desprecia al rey.
* 16,1-43. El interés litúrgico del autor se muestra al insertar un salmo extenso de acción de gracias, cantado por los levitas al instalar el arca de la Alianza en Jerusalén; está compuesto de tres salmos del salterio (16,8-36). Desde el principio destaca su carácter universalista al dirigirse a todos los pueblos (v. 8). La primera sección está dedicada a la alabanza (16,9-14). En la parte central el tema es la alianza y el don de la tierra comprendida como una promesa de Dios a los patriarcas (16,15-22). Por último, vuelve a la alabanza de carácter universal: las familias de los pueblos han de reconocer la gloria del único Dios, así como la creación entera ha de rebozar de alegría (16,23-36). El capítulo concluye con la mención del servicio sacerdotal en el santuario de Gabaón (16,39), un lugar que se revelará importante al inicio del ciclo dedicado a Salomón, hijo y sucesor de David.
* 17,1-27. Oráculo del profeta Natán en favor de David y su dinastía, siguiendo de cerca a su paralelo de 2 Sm 7, pero con variantes significativas. David quiere construir el Templo, Natán aprueba, pero Dios rechaza, al no permitir ser encerrado en cuatro paredes, ya que se mueve con libertad en la historia de su pueblo. Sin embargo, la negativa aquí no es radical; simplemente David no lo construirá; después se dirá la razón: porque sus manos derramaron sangre al hacer la guerra (22,8; 28,3); su hijo Salomón, cuyo nombre evoca la palabra hebrea shalom o paz (22,9), será quien lo construya (17,12). Con todo, el Señor dará a David una descendencia dinástica, y la establecerá en la casa y reino de él mismo, es decir, de Dios (elemento teocrático del Cronista, distinto a 2 Sm 7,16, donde casa y reino se refieren al de David; además Crónicas suprime la posibilidad del castigo que aparece en 2 Sm 7,14b). Con el correr de los tiempos, la profecía adquiere un tinte mesiánico relevante. En el texto domina la imagen de la “casa” que sirve para referirse al Templo como “casa de Dios”, al palacio como “casa del rey”, y a la dinastía como “casa de David”. El oráculo se complementa con la oración agradecida de David al único Dios por los beneficios dados a él, a su dinastía y al pueblo.
* 18,1-17. De aquí en adelante (1 Cr 18-20), el Cronista presenta las victorias de David en las guerras; por una parte muestra la relación de Judá con sus vecinos, y por otra, prepara la explicación de por qué su héroe no podrá construir el Templo: sus manos están manchadas de sangre en sus guerras (22,8; 28,3). En 1 Cr 18 los enemigos son filisteos, moabitas, arameos y edomitas. Son también importantes las relaciones diplomáticas de David con otros monarcas, en particular Tou, rey de Jamat. De estas conquistas y vínculos de vasallaje, David obtiene gran cantidad de botín, en especial metales, que atesora para la construcción del Templo y su mobiliario. El capítulo concluye con una breve mención de los funcionarios y ministros de su gobierno que promueven el derecho y la justicia de su pueblo. Es llamativo que el Cronista, en su narrativa sobre David, omita todo lo que pudiese mancharlo como su adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías, igual que lo referente al drama familiar en torno a su sucesión: el asesinato que perpetró su hijo Abasalón a su hermano Amnón, que había violado a Tamar, su media hermana; la rebelión y muerte de Absalón que buscaba el trono de su padre; las pretensiones de su hijo Adonías por constituirse su sucesor (2 Sm 9-20; 1 Re 1-2).
* 19,1-19. El pasaje comienza con la narración del gran insulto que Janún, rey de los amonitas, infiere a los emisarios de David, enviados con recta intención con motivo de la muerte de su padre. Quizá este suceso tenga como finalidad excusar a David, presentando la subsiguente guerra victoriosa de él contra los amonitas y sus aliados arameos, como una campaña motivada a partir de esa ofensa.
* 20,1-8. Comienza con el relato de la destrucción de Rabá, capital de los amonitas, y de la corona del dios Milcón que David toma para sí. En el libro de Samuel esta guerra servía como marco para referir el asesinato de Urías, marido de Betsabé, la mujer con la que David cometió adulterio; narrativa omitida por el Cronista, quien desea presentar una imagen mucho más idealizada de David, callando lo que le fuese desfavorable. Por otra parte, el autor refiere una serie de noticias, un tanto irreales, de personajes heroicos que participan en las batallas contra el rey; entre ellos un gigante filisteo que tenía veinticuatro dedos. En las tradiciones empleadas por la Biblia era común asociar a los filisteos con una antigua raza de gigantes.
* 21,1-30. Relato del censo de David, su castigo y el perdón de Dios que al autor le sirve para desarrollar su propia perspectiva centrada en la futura construcción del Templo de Jerusalén (22,1). A diferencia de Samuel (2 Sm 24,1), aquí no es Dios quien instiga a realizar el censo, sino Satán (1 Cr 21,1), adversario o acusador, no un demonio, sino una especie de fiscal en la corte celestial a quien le interesa poner a prueba la fidelidad de los elegidos de Dios (Job 1,7-12; 2,1-6; Zac 3,1-2). El censo es visto como pecado, quizá porque significaba una desconfianza en Dios, quien guerreaba por su pueblo; David no necesitaría saber con cuántos soldados contaba. De hecho a Joab le disgusta y por eso no hace el censo de Leví y Benjamín. Ante el castigo inminente de Dios, David opta por la tercera posibilidad propuesta: una peste asolará al pueblo durante tres días. Al cabo de ellos, David se encuentra con el ángel exterminador en un lugar situado en una colina que mira sobre la ciudad, es el campo que David adquirirá y en el que se ha de levantar el Templo (1 Cr 22,1).
* 22,1-19. Desde este capítulo hasta el final (1 Cr 22-29) son textos propios del Cronista, centrados en los preparativos que hace David para que Salomón construya el Templo. A diferencia de Samuel y Reyes donde el Templo se ve en relación con Salomón; aquí el autor identifica a David con el artífice, aunque no constructor, del Templo; él ha hecho los preparativos imprescindibles; todo su reinado es como una gran campaña para adquirir y atesorar los materiales necesarios para esa obra. Además, David es el verdadero ideólogo como aparece en sus palabras a su hijo Salomón, aleccionándolo para que junto con el pueblo entero, y consciente de la presencia de Dios con ellos, lleve a cabo la obra que David, por sus muchas guerras, no podrá realizar.
* 23,1-32. Salomón es designado rey. Luego el autor trata otro tema favorito: los levitas y sus funciones en Israel. A diferencia de lo dicho en 1 Cr 21, donde el censo disgustaba a Dios, aquí no tiene problema con censar a los levitas y presentar un recuento detallado de sus diferentes linajes, el número de sus miembros y sus funciones.
* 24,1-31. Después de los levitas, son enumerados los linajes sacerdotales, en un lugar mucho más deslucido y subalterno, con una simple frase que describe sus funciones: «Para el servicio en la casa del Señor, según lo prescrito por medio de su padre Aarón» (24,19). Al final retorna al tema de los levitas, que continúa en el otro capítulo. A David se atribuyen dos cosas que acontecieron en el posexilio: a)- el acuerdo entre dos grupos sacerdotales opuestos, el de Sadoc, con numerosos descendientes de Eleazar, y el de Ajimélec, hijo de Abiatar (24,6), con descendientes de Itamar, y b)- el sistema de sorteos o alternancias de las funciones sacerdotales asignadas a los veinticuatro grupos que se rotaban, como sucede en el NT con Zacarías, del grupo de Abías (Lc 1,5.8-9).
* 25,1-31. Unos levitas se encargan de la música litúrgica en el Templo, algo importante para el Cronista que relaciona expresión musical y profecía, quizá por un cierto carácter afín en lo poético entre los géneros literarios de oráculos y salmos. Revisten especial relevancia las observaciones relativas a la ejecución de la música litúrgica instrumental. Concluye con una lista de las diferentes agrupaciones musicales, llevada a cabo mediante un sorteo como se hizo con los linajes sacerdotales.
* 26,1-32. Lista de levitas porteros del Templo (ver 9,17-27; 16,37-43), con la encomienda de su vigilancia y de la custodia en sus puertas. Otros son responsables de la administración y custodia del importante tesoro del Templo, no solo por su valor pecuniario, sino sobre todo por su carácter sagrado, ya que son objetos consagrados a Dios, regidos por normas de pureza cultual. Por último termina con una noticia sobre los roles de los levitas fuera de Jerusalén consistentes en funciones judiciales (26,29, única vez que se les da esta tarea) y la tarea al servicio del rey quizá exigiendo los impuestos (26,30).
* 27,1-34. No obstante el castigo por el censo, el Cronista continúa presentando el recuento incompleto de los militares disponibles para una posible acción bélica (27,24). Primero informa de las diferentes divisiones del ejército, organizadas según cada uno de los meses del año, quizá donde cada ciudadano debería servir durante un periodo (27,1-15). Luego introduce una lista de los comandantes a cargo de los soldados de las tribus israelitas, quizá con intención de presentar la imagen de una nación organizada como un gran ejército (27,16-24). Luego refiere los administradores de los tesoros y de la hacienda privada del rey (27,25-31). Por último, una breve mención de los consejeros de David (27,32-34), cuyo rol aparece más en la narrativa paralela de Samuel.
* 28,1-21. David como rey elegido por Dios presenta su gran discurso de despedida antes de su muerte (1 Cr 28-29). La primera parte, dirigida al pueblo y a Salomón, quien deberá llevar a cabo la construcción del Templo que él no ha podido realizar, invitando a todos a seguir al Señor de todo corazón (28,1-10). Luego David entrega a su hijo Salomón un diseño detallado del Templo, conforme lo recibió de Dios (28,11-19). La sección concluye con palabras de ánimo del rey a su hijo para que realice lo encomendado (28,20.21). Como se recuerda, nada de esto aparece en Samuel y Reyes.
* 29,1-30. Finaliza el gran discurso de despedida. David vuelve hacer hincapié en la gran cantidad de riquezas y materiales que acumuló para la construcción (29,1-5a), pero a la vez busca involucrar a todo el pueblo con su colaboración, como lo realiza la comunidad mostrando así que el Templo es una obra de todos (vv. 5b-9). La bendición final de David y del pueblo, acorde con la noción usual en el AT, es una variante de la alabanza que tiene como objeto a Dios de parte de ellos que son como extranjeros y migrantes, pidiéndole que se mantengan fieles a lo ordenado por él (29,10-20). Luego, un breve relato deslucido si se compara con el paralelo de Reyes, describe la entronización de Salomón (29,21-25). Se termina con un resumen bastante formal y de conjunto del reinado de David (29,26-30).