loader image

ATRAS

INTRODUCCIÓN

 

  1. Mardoqueo mandó poner por escrito estos sucesos… (9.20). El libro y su época

 

El libro de Ester se encuentra en la Biblia hebrea en la colección de libros que llevan como denominación “Escritos”. Es un libro didáctico como Jonás, Judit y Tobías, y tiene semejanzas con algunos libros apócrifos de la época persa tardía e inicios del helenismo. Se presenta como un relato histórico, pero los acontecimientos narrados en él no tienen sustento histórico.

 

Su autor no se propone convencer a sus lectores de que el hecho relatado ha sucedido realmente, sino que elabora una narración atrayente y por medio de ella presenta una enseñanza destinada a fortalecer la fe de los israelitas en un momento crítico de su historia. Algo semejante a lo que hacía Jesús cuando relataba parábolas a sus oyentes.

 

El libro fue escrito en hebreo y se han conservado dos traducciones a la lengua griega, una de ellas más extensa que el texto hebreo. En su forma original, el libro tiene la particularidad de que en él no se nombra a Dios ni aparecen referencias a oraciones u otros ritos típicos de la religión judía, excepto el ayuno de 4,16; la versión griega, en cambio, se caracteriza por tener un tono mucho más religioso que el texto hebreo. Cuando San Jerónimo tradujo la Biblia al latín (Vulgata), marcó los seis pasajes griegos más importantes que no se encontraban en el texto hebreo, y los colocó como un apéndice al final de su traducción. Estas adiciones fueron aceptadas por la Iglesia católica y por la Iglesia ortodoxa como parte de la Sagrada Escritura. En esta edición estas adiciones griegas están ubicadas en el lugar correspondiente dentro del texto traducido del hebreo y fueron impresas con tipo de letra inclinada.

 

Los acontecimientos relatados en el libro de Ester se sitúan en la corte de Persia en algún momento del siglo V a. C. La obra, como también los libros de Daniel y Tobías, intenta mostrar las dificultades que encontraban los judíos de la diáspora en la época del imperio persa, cuando intentaban mantenerse fieles a la ley en un ambiente muchas veces marcadamente anti-judío. Los argumentos con los que sus adversarios intentaban justificar su odio contra la comunidad judía, así como aparecen expuestos en la carta que se reproduce en 3,12ss, son los mismos que en esa época, y lamentablemente también mucho más tarde, se presentaron como válidos en sucesivos intentos de destruir al pueblo judío.

 

En momentos en que el pueblo judío se veía amenazado por enemigos poderosos que intentaban aniquilarlo se escribió esta obra destinada a alentar a los lectores mostrándoles que debe confiar en la providencia del Señor. Dios no deja ver su acción por medio de hechos portentosos, sino que silenciosa y ocultamente mueve con sabiduría los hilos de la historia.

 

En el libro no hay datos como para fijar con certeza el lugar y la fecha precisa en que fue escrito, y lo mismo se debe decir con respecto a su autor. La situación de discriminación y persecución de la comunidad judía es un fenómeno que se registró en distintos lugares y tiempos bajo el gobierno de los persas, y más tarde bajo los griegos. El lenguaje utilizado y las influencias de la lengua aramea en su vocabulario indican que fue escrito en una época tardía; se supone que fue compuesto en algún lugar del extenso imperio persa en torno al año 300 a. C.

 

Como el libro, en su forma hebrea, carece de elementos visiblemente religiosos, es natural que haya tenido problemas para ser admitido entre los libros sagrados. Paulatinamente fue aceptado, y se puede asegurar que en el siglo II d. C. ya era admitido como inspirado por la mayoría de los judíos. Sin embargo, en el Nuevo Testamento no se halla ninguna referencia o cita perteneciente al libro de Ester. Entre los cristianos fue aceptado gradualmente. Mientras que en Occidente se incluía en las listas de libros sagrados, en el Oriente cristiano a menudo era omitido. Finalmente el Concilio de Trento declaró que el libro hebreo, incluyendo las adiciones que San Jerónimo tomó de la versión griega, pertenece a los libros sagrados y canónicos,  

 

La fiesta de Purim

 

La palabra Pur es babilónica y significa ‘suerte’ pero no parece haber sido su significado original. La fiesta de Purim no está nombrada en el Pentateuco. Sin embargo, es una de las cinco grandes fiestas de Israel, que se celebra los días 14 y 15 del mes de Adar (marzo-abril), en una fecha relativamente cercana al Carnaval del calendario occidental. Este libro de Ester contiene un relato que intenta dar una explicación del origen de esta fiesta cuyos orígenes se desconocen.  

 

En el libro se establece (9,13) que esta fiesta se debe celebrar con banquetes, intercambio de regalos y ofrendas a los pobres. Más tarde se acentuó el tono festivo y carnavalesco que conserva hasta la actualidad, con bailes y disfraces. La lectura del libro de Ester durante esos días es uno de sus componentes necesarios.

 

La celebración de la fiesta de Purim tiene como finalidad mantener viva la memoria de las intervenciones de Dios en el pasado, de modo que el pueblo, en medio de sus dificultades, reavive cada año sus actos de salvación y continúe caminando decididamente hacia la salvación definitiva al final de la historia.

 

  1. Todas estas cosas vinieron de Dios… (10,3). Teología del libro de Ester

 

El libro está destinado a mostrar la providencia de Dios sobre su pueblo. Tiene puntos de contacto con otras obras del Antiguo Testamento: con la historia de José en el libro del Génesis, que llega a ocupar un alto cargo en un país extranjero, y en esa condición puede salvar a su familia cuando esta se encuentra en la necesidad. También es semejante al libro de Judit, en el que una mujer israelita salva a su pueblo introduciéndose en medio de sus enemigos. Como los libros de Daniel y de Tobías, refleja las dificultades que encuentran los israelitas para vivir de acuerdo con la ley en medio de un pueblo que le es hostil.

 

En el relato del libro de Ester, el pueblo judío se enfrenta con la envidia y la ambición de un personaje de la corte. Este consigue que se ordene una matanza de todos los israelitas. En esa situación, la oración de los protagonistas principales, Mardoqueo y Ester, recurren a Dios y exponen las razones para contar con su auxilio: Israel es el pueblo que Dios eligió y adquirió como su propiedad particular. Aunque los enemigos sean poderosos, como es el emperador de Persia, Dios es omnipotente y puede salvar a su pueblo.

 

Frente al enemigo de Israel, encarnado en el malvado Amán, que se distingue por su soberbia, ambición y crueldad, se levanta la imagen del piadoso judío que a la vez es un buen ciudadano, porque es fiel al rey, vive de acuerdo con la ley, se preocupa por el bienestar de su pueblo y procura la felicidad de su raza (10,3).

 

Sirviéndose de un relato atrayente, el autor dice a sus lectores que no abandonen el cumplimiento de la ley y mantengan siempre la fidelidad a Dios, aun cuando enemigos mucho mayores intenten destruirlos. El Señor es fiel y salvará al pueblo que es de su propiedad. Así lo hizo con José en la corte de Egipto y con Ester en la corte de Persia. Él se adelanta a los hechos, y anticipadamente coloca en el lugar oportuno a la persona que intervendrá como salvador cuando Israel se vea amenazado.

 

  1. Nada quedó sin cumplirse (10,3). El plan del libro

 

En el orden de la narración se pueden distinguir las siguientes partes:

 

I – El judío Mardoqueo                       

II – El rey Asuero y la reina Vasti

III – Mardoqueo y la reina Ester

IV – Amán y la amenaza sobre los judíos

V – Intervención de la reina Ester

VI – Desquite de los judíos sobre sus enemigos

VII – La fiesta de Purim

 

 

 

 

 I – El judío Mardoqueo

 

Este es el sueño que tuvo Mardoqueo  ¨

Est 10,4-13; 2 Re 24,8-15

 

(11  2) 1, 1a En el segundo año del reinado de Artajerjes el Grande, el primer día del mes de Nisán,  Mardoqueo, hijo de Jairo, de Semeí, de Quis, de la tribu de Benjamín, tuvo un sueño. 1b Mardoqueo era un judío que vivía en la ciudad de Susa. Era un hombre importante que prestaba servicio en el palacio del rey, 1c y pertenecía al grupo de los deportados que Nabucodonosor, el rey de Babilonia, había llevado desde Jerusalén junto con Jeconías, rey de Judá.                                    

1d Este es el sueño que tuvo Mardoqueo: gritos, tumultos, truenos, un terremoto y  confusión en la tierra. 1e De pronto aparecieron dos inmensas serpientes que avanzaban preparadas para luchar entre ellas. Lanzaron un gran rugido, 1f  y todas las naciones, cuando lo oyeron, se prepararon para luchar contra el pueblo de los justos. 1g  Fue un día de tinieblas y oscuridad, tribulación y angustia, ruina y gran confusión sobre la tierra.  1h Todo el pueblo de los justos se conmovió y se llenó de temor por los males que vendrían sobre ellos. Se prepararon para morir y clamaron a Dios. 1i Ante su clamor, apareció un gran río de aguas caudalosas que surgió de un pequeño manantial. 1j Apareció la luz y el sol, y los humildes se levantaron y devoraron a los soberbios. 1k  Mardoqueo, que había tenido este sueño, se levantó y estuvo reflexionando hasta la noche, intentando conocer su sentido para saber qué era lo que Dios quería hacer.

 

Intentaban atacar al rey  ¨

Est 2,21-23

 

(12  1) 1, 1l Mardoqueo vivía en el palacio, junto con Gabata y Tarra, dos eunucos del rey que estaban a cargo de la guardia. 1m Mardoqueo oyó las conversaciones de ellos y trató de entender qué estaban planeando. Cuando vio que intentaban atacar al rey, fue y le informó a Artajerjes. 1n El rey interrogó a los dos eunucos, y una vez que confesaron fueron condenados a muerte. Para que este asunto no cayera en el olvido el rey escribió un informe, y también Mardoqueo puso todo esto por escrito.

1o  El rey ordenó que Mardoqueo prestara servicio en el palacio, y además le retribuyó este servicio con regalos. 1p Por lo que había sucedido con los dos eunucos del rey, Amán, hijo de Hamadat, del país de Bugai, que era un hombre que gozaba de prestigio ante del rey, buscaba la forma de hacer mal a Mardoqueo y a su pueblo.

 

II – El rey Asuero y la reina Vasti

 

Un banquete de ciento ochenta días

 

1 1 En tiempos de Asuero, el que reinó sobre ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía, 2 cuando ocupaba el trono en Susa, su capital, 3 en el tercer año de su reinado ofreció a sus cortesanos y oficiales del ejército de Persia y Media y a los nobles y gobernadores de las provincias que estaban a su servicio, un banquete que duró mucho tiempo: ciento ochenta días. 4 Así mostró la enorme riqueza de su reino y la gloria espléndida de su grandeza.

 

5 Al final de esos días, el rey dio otro banquete, que duró siete días, a toda la población, ricos y pobres, en la explanada de los jardines del palacio real de Susa, la ciudad capital. 6 Los cortinajes eran de lino blanco y púrpura, sujetados por cordeles de lino y escarlata a argollas de plata, fijas en columnas de alabastro; había divanes de oro y plata sobre un pavimento de jade, de alabastro, de nácar y mosaico. 7 Bebieron en copas de oro de formas variadas y hubo vino abundante, conforme a la generosidad real. 8 La regla para beber era que nadie se sintiera obligado a hacerlo, porque el rey había ordenado a todos los servidores de su palacio que cumplieran con los deseos de cada uno.

 

La reina Vasti se negó a ir ¨

Dn 5,1-4; 8,10.13

 

9 Al mismo tiempo, la reina Vasti ofreció un banquete a las mujeres en el palacio del rey Asuero. 10 El séptimo día, cuando el rey estaba alegre por el vino, mandó a Maumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás, los siete eunucos que estaban al servicio del rey Asuero, 11 que trajeran a su presencia a la reina Vasti con su  corona real. Quería  mostrar su hermosura a los príncipes y al pueblo, porque era realmente una mujer muy bella. 12 Pero la reina Vasti se negó a ir, a pesar de la orden real que le transmitieron los eunucos. Entonces, el rey se enojó mucho, se encendió en cólera 13 y consultó a los letrados, conocedores del procedimiento legal. 14  Sus consejeros más cercanos eran Carsená, Setar, Admatá, Tarvis, Mares, Marsená y Mamucán, siete ministros de Persia y Media, que tenían acceso directo a él y ocupaban los primeros puestos en el imperio.

15 Les preguntó: “¿Qué se debe hacer según la ley con la reina Vasti por no haber obedecido el mandato que el rey Asuero le comunicó por medio de los eunucos?”.

16 Respondió Mamucán en presencia del rey y de los oficiales de rango: «La reina Vasti no solo ha actuado mal contra el rey, sino también contra los ministros de alto rango y contra todos los pueblos de todas las provincias del rey Asuero. 17 Porque el caso de la reina se divulgará  entre todas las mujeres, que mirarán a sus maridos con desprecio, y dirán: “El mismo rey Asuero  había mandado que le trajeran a la reina Vasti y esta no ha ido”. 18 Hoy mismo las princesas de los persas y medos van a contar a todos los oficiales del rey lo que han oído del caso de la reina y habrá un gran desprecio e indignación. 19 Si le parece bien al rey, que una disposición emanada del rey, que entre las leyes de los persas y medos se escriba de modo irrevocable una disposición emanada del mismo rey, que  prohíba a Vasti presentarse ante el rey Asuero, y que el rey otorgue la dignidad de reina a otra más digna que ella. 20 El decreto, confirmado por el rey, será proclamado en toda la extensión de su imperio, y así toda mujer tratará a su marido, sea rico o pobre, con mucho respeto».

21 Esta propuesta les pareció bien al rey y a sus  ministros de alto rango, y el rey procedió de acuerdo con la opinión de Mamucán. 22  Envió cartas a todas las provincias del imperio, a cada  una en su propia  escritura y a cada pueblo según su lengua, para que todo marido mandara en su casa y en ella se hablara la lengua de su mismo pueblo.

 

III – Mardoqueo y la reina Ester

 

Ester era muy hermosa y atractiva

 

2 1 Después, cuando ya se le había pasado la cólera al rey Asuero, se acordó de Vasti, de su comportamiento y de las decisiones que se habían tomado en ese asunto. 2 Los cortesanos que estaban a su servicio le sugirieron: «Que se busquen para el rey muchachas vírgenes y hermosas. 3 Que el rey nombre comisionados en todas las provincias de su reino para reunir en el harén real, en Susa, la capital, a toda muchacha virgen y hermosa, bajo la autoridad de Hegeo, eunuco real, guardián de las mujeres y que este les proporcione toda clase de cosméticos. 4 En lugar de Vasti, reinará la muchacha que agrade al rey». La propuesta le pareció bien al rey y así se hizo.

 

5 Vivía en Susa, la ciudad capital, un judío llamado Mardoqueo. Era hijo de Yaír, descendiente de Semeï y de Quis, un benjaminita, 6 que había sido deportado de Jerusalén  con Jeconías, rey de Judá, por Nabucodonosor,  rey de Babilonia. 7 Ahora bien, Mardoqueo era tutor de Hadasá, es decir, Ester. Ella era su prima, huérfana de padre y madre, muy hermosa y atractiva, a quien Mardoqueo había adoptado como hija al morir sus padres.

8 Después que se pregonó la decisión real y su decreto, se reunió en Susa, la capital, un gran número de muchachas que fueron encomendadas a Hegeo. Llevaron también a Ester al palacio real, bajo la orden de Hegeo, el guardián de las mujeres. 9 La muchacha le cayó en gracia a Hegeo y le agradó. De inmediato le proporcionó los cosméticos y los alimentos; también le asignó a su servicio siete esclavas, escogidas del palacio real. Luego la trasladó con sus esclavas al mejor apartamento del harén.

10 Ester no reveló ni su raza ni su parentela, porque Mardoqueo le había encomendado que no lo hiciera. 11 Todos los días Mardoqueo se paseaba frente al atrio del harén, para informarse de cómo estaba Ester y cómo la trataban.

12 Cuando una muchacha terminaba de cumplir con el tratamiento cosmético de doce meses, impuesto a las mujeres, le tocaba el turno de presentarse ante el rey Asuero. El tiempo de embellecimiento consistía en lo siguiente: durante seis meses se trataba con aceite de mirra y seis meses con diversos bálsamos y otras cremas de belleza femenina. 13 Luego, cuando le tocaba a la muchacha presentarse ante el rey, le daban todo lo que quería llevar consigo del harén al palacio real. 14 Por la tarde ella entraba y por la mañana siguiente regresaba a un segundo harén, que estaba bajo las órdenes de Sagsegaz, eunuco real, guardián de las concubinas. No volvería más donde el rey, a no ser que el rey la deseara y la llamara  expresamente.

 

El rey prefirió a Ester y la nombró reina

Est 12,1-4

 

15 Cuando a Ester, hija de Abijail, tío de Mardoqueo, su padre adoptivo, le tocó el turno de presentarse ante el rey, no pidió nada fuera de lo que había sugerido Hegeo, el eunuco real, guardián de las mujeres. Ester cautivaba a  todo el  que la veía.

16 Llevaron a Ester al palacio real, ante el rey Asuero, el décimo mes, es decir, el mes de Tebet del año séptimo de su  reinado. 17 El rey prefirió a Ester sobre las demás mujeres y ella ganó su favor y su aprecio más que las otras muchachas. Entonces, el rey colocó la diadema real sobre su cabeza y la nombró reina en lugar de Vasti. 18 Después, el rey ofreció a los príncipes del reino y a sus ministros un gran banquete en honor de Ester, y además concedió un descuento de impuestos a las provincias y repartió regalos generosamente.

19 Cuando las muchachas vírgenes se reunieron por segunda vez, Mardoqueo estaba sentado frente a la puerta del rey 20 Ester no había revelado cuál era su parentela ni el pueblo al que pertenecía, porque así se lo había mandado Mardoqueo; ella ejecutaba lo encomendado por él como cuando estaba bajo su tutela.

21 En el tiempo en que Mardoqueo era funcionario real, dos eunucos del rey, Bigtán y Teres, del grupo de los guardias de seguridad, estaban descontentos y conspiraron contra el rey Asuero. 22 Eso llegó a conocimiento de Mardoqueo y le informó a la reina Ester, la cual se lo comunicó al rey de parte de Mardoqueo. 23 El asunto se investigó y se comprobó. Los dos fueron colgados de un árbol y el caso fue consignado por escrito en el libro de los anales, en presencia del rey.

 

IV – Amán y la amenaza sobre los judíos

 

El rey Asuero promovió a Amán

 

 3 1 Después de estos acontecimientos, el rey Asuero promovió a Amán, hijo de Hamdatá, originario de Agag. Lo enalteció y le asignó un trono más alto que el de los ministros colegas suyos. 2 Todos los empleados del rey, que estaban de servicio, se arrodillaban y se postraban ante Amán, de acuerdo con lo mandado por el rey, pero Mardoqueo no se arrodillaba ni se postraba. 3 Los empleados del rey, que estaban de servicio, preguntaron a Mardoqueo: «¿Por qué violas el mandato real?».4 Como se lo decían todos los días y no les hacía caso, lo denunciaron ante Amán para comprobar si se mantenía en su actitud, porque les había declarado que era judío.5 Al comprobar Amán que, en realidad, Mardoqueo no se arrodillaba ni se postraba ante él, se llenó de ira. 6 Cuando se enteró del pueblo al que pertenecía, le pareció demasiado poco castigar solo a Mardoqueo y decidió también exterminar a su pueblo, a todos los judíos del imperio de Asuero.

7 En el año doce del rey Asuero, en el primer mes, que es el de Nisán, se realizó el pur en presencia de Amán, es decir, el sorteo para determinar el día y el mes. La suerte cayó en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar.

 

Destruir, masacrar y exterminar a todos los judíos

 

8 Amán dijo entonces al rey Asuero: «Hay un pueblo disperso y diseminado entre todas las provincias de tu imperio, cuyas leyes son diferentes de las de cualquier otro pueblo y, además, no acatan las leyes reales. No le conviene al rey tolerarlos. 9 Si al rey le parece bien, que se decrete su exterminio, y yo haré que se paguen doscientas sesenta toneladas de plata a los encargados para que los ingresen en el tesoro real».

10 El rey se quitó el anillo de su mano y se lo entregó a Amán, hijo de Hamdatá, el agagita, enemigo de los judíos, 11 diciéndole: «Te regalo la plata y tú harás con el pueblo como te parezca bien».

12 El día trece del primer mes fueron convocados los secretarios del rey y se puso por escrito todo lo mandado por Amán a los sátrapas reales, a los gobernadores de cada provincia y  a los jefes de cada pueblo; a cada provincia en su escritura y a cada pueblo en su propio idioma. Se redactó en nombre del rey Asuero y se selló con su  anillo real.

13 Se enviaron las cartas por mensajeros a todas las provincias reales con el encargo de destruir, masacrar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres y, después,  saquear sus bienes, en un solo día, el trece del duodécimo mes, el mes de Adar.

 

Este pueblo siempre se opone a todos los hombres ¨

Dan 3,8-12; Esd 4,12-14; Sab 2,14-16

 

(13  1-7) 3,13a Esta es la copia de la carta:

«El gran rey Artajerjes escribe a los gobernadores de las ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía, y a todos los demás funcionarios subordinados: 13b Como soy gobernante de tantas naciones y tengo el dominio de todo el mundo, no he querido gobernar dejándome llevar por el orgullo del poder, sino que dispongo siempre con suavidad lo que es más conveniente, mantengo en todas partes una vida tranquila para mis súbditos, ofrezco un reino culto y seguro hasta las últimas fronteras y restablezco la paz que todos los hombres desean. 13c He consultado a mis consejeros sobre la forma de llevar a cabo todo esto.

Amán, que es un hombre que se destaca entre nosotros por su prudencia, se distingue por su inalterable afecto y su firme fidelidad, y que en el reino es el segundo en dignidad, 13d nos informó que, mezclado entre todas las familias de la tierra, hay un pueblo enemigo que con sus leyes se opone a todas las demás naciones, y siempre desobedece a todos los decretos reales, de modo que no se pueda mantener el recto régimen de gobierno que hemos establecido de manera irreprochable. 13e Hemos considerado que este pueblo es el único que siempre se opone a todos los hombres, que lleva una vida diferente por obedecer a sus extrañas leyes, y que por oponerse a nuestros decretos comete los mayores delitos, impidiendo de esta forma que se mantenga la estabilidad del reino,

3f Por lo tanto, decretamos que todas las personas que estén indicadas en la carta de Amán, el encargado de todos los asuntos de gobierno y nuestro segundo padre, sean exterminados en su totalidad por la espada de sus enemigos, con sus mujeres y sus hijos, sin misericordia ni miramientos, el día catorce del duodécimo mes, que es Adar, de este mismo año. 3g De esta manera, los enemigos de antes y los de ahora bajarán con violencia al sepulcro en un mismo día, y en el futuro podré ejercer un gobierno estable y tranquilo».  

 

 3 14 El texto de la carta debía ser promulgado como ley para cada una de las provincias y  darse a conocer a todos los pueblos, de manera que aquel día estuvieran preparados. 15 Los correos partieron presurosos por orden del rey. El decreto fue también promulgado en Susa, la capital. El rey y Amán se dedicaban a banquetear, mientras que la ciudad de Susa estaba consternada.

 

¡Sálvanos de la muerte!

4 1 Cuando Mardoqueo se dio cuenta de todo lo que había pasado, rasgó sus vestidos, se vistió de ropa de penitencia, se cubrió de ceniza y salió por el centro de la ciudad clamando y lamentándose con amargura. 2 Llegó solo frente al portón real, porque no se podía ingresar por el portón real vestido de ropa de penitencia.3 En todas las provincias a donde llegaba el mandato y decreto real, se producía gran duelo entre los judíos con ayuno, llantos y luto, y muchos se acostaban en el  suelo, vestidos con ropa de penitencia.

4 Las esclavas y los eunucos de Ester fueron a comunicárselo. La reina se estremeció de angustia. Luego mandó ropa a Mardoqueo para que se vistiera y se quitara la ropa de penitencia, pero él rehusó. 5 Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos reales que la acompañaba, y lo envió a ver a Mardoqueo, para que averiguara qué pasaba y a qué se debía.

6 Hatac salió a ver a Mardoqueo, que estaba en la plaza de la ciudad, frente a la puerta real. 7 Mardoqueo le informó de todo lo que había pasado y de la cantidad de plata que Amán había prometido entregar por el exterminio de los judíos. 8 Le dio también una copia del edicto que se había promulgado en Susa, en el que se ordenaba el exterminio de los judíos. Le pidió que se lo mostrara a Ester, le informara y le ordenara que se presentara ante el rey, se ganara su favor e intercediera por su pueblo.

 

(15, 1-3) 4,8a Le encargó, además, que le dijera a Ester que entrara a ver al rey para rogarle y disponerlo de manera favorable hacia el pueblo. 8b  «Acuérdate -le decía- de los días de tu pobreza, cuando yo te alimenté. Ahora Amán, el que ocupa el segundo lugar después del rey, ha hablado contra nosotros para que seamos condenados a muerte. 8c ¡Invoca al Señor! ¡Háblale de nosotros al rey! ¡Sálvanos de la muerte!»

 

4 9 Hatac regresó y le transmitió a Ester las palabras de Mardoqueo. 10 Ester mandó a Hatac con el siguiente mensaje para Mardoqueo: 11 «Todos los empleados reales y la gente de las provincias reales saben perfectamente que cualquier hombre o mujer que se presente ante el rey en el patio interior sin haber sido llamado, es condenado a muerte por disposición real, a excepción de aquella persona sobre la que el rey extienda su cetro de oro. Por lo que se refiere a mí, ya hace treinta días que no he sido llamada a la presencia del rey».

12 Le comunicaron a Mardoqueo las palabras de Ester. 13 Entonces Mardoqueo mandó que le dijeran: «No creas que por estar en el palacio real te vas a librar de la suerte de todos los judíos. 14 Porque si ahora te empeñas en callar, la ayuda y liberación de los judíos vendrá de otra parte, mientras que  tú y tu familia perecerán. ¿Acaso no habrás llegado a ser reina precisamente para una ocasión como esta?».

15 Entonces Ester respondió de nuevo a Mardoqueo: 16 «Deberás ir a reunir a todos los judíos que viven en Susa y decirles que ayunen por mí, sin comer ni beber por tres días y tres noches; también mis esclavas y yo ayunaremos. Y, no obstante, a pesar de la ley, me presentaré ante el rey. Si tengo que perecer, pereceré». 17 Mardoqueo se puso en camino  y cumplió lo que Ester le había mandado.

 

¡Están buscando nuestro exterminio!  ¨

Ex 19,5; Dt 7,6; 9,26; 32,9

 

(13, 8-18) 4,18ª Mardoqueo, recordó todas las obras del Señor y oró diciendo:

18b «¡Señor! ¡Señor! ¡Rey que dominas sobre todas las cosas! Todo está sometido a tu poder, y nadie puede oponerse, si has decidido salvar a Israel. 18c Tú hiciste el cielo y la tierra, y todas las maravillas que hay bajo el cielo. 18d Tú eres Señor de todo, y nadie puede oponerse a ti, Señor. 18e Tú conoces todas las cosas y sabes, Señor, que no fue por soberbia, orgullo o vanidad que no me postré ante el orgulloso Amán, 18f porque, si se tratara de la salvación de Israel, yo besaría de buena gana las plantas de sus pies. 18g Yo lo hice para no poner la gloria de los hombres por encima de la gloria de Dios. No me postraré ante nadie fuera de ti, que eres mi Señor. Esto no lo hago por orgullo.  18h ¡Ahora Señor! ¡Dios! ¡Rey! ¡Dios de Abraham! ¡Perdona a tu pueblo, porque están buscando nuestro exterminio; quieren destruir el pueblo que ha sido tuyo desde el principio! 18i ¡No desprecies tu propiedad, la que compraste para ti del país de Egipto! 18j ¡Escucha mi oración! ¡Mira con bondad a este pueblo que es tu propiedad! ¡Cambia nuestro luto en alegría, para que mientras vivamos cantemos himnos a tu nombre, Señor! ¡No cierres la boca de los que cantan himnos!»

 18k Todo Israel clamaba con todas sus fuerzas, porque tenían la muerte ante los ojos.

 

¡Ayúdame, porque estoy sola!  ¨

Dt 6,20-25; 7,6; 10,17; Sal 136,2; Dn 3,27-31

 

(14, 1-19)  4,18l También la reina Ester, en una angustia mortal, se refugió en el Señor. 18m Se quitó sus ropajes magníficos y se vistió con ropa de aflicción y de duelo. En lugar de los perfumes delicados, echó ceniza y basura sobre su cabeza. Mortificó su cuerpo duramente, y cubrió con sus cabellos desordenados todo lo que antes se complacía en adornar.  18n Después oró al Señor Dios de Israel con estas palabras:

«¡Señor mío! ¡Tú eres nuestro único Rey! ¡Ayúdame, porque estoy sola, no tengo otro auxilio fuera de ti, 18ñ y me encuentro en peligro! 18o Desde mi infancia, yo aprendí en mi familia paterna que tú, Señor, elegiste a Israel de entre todas las naciones, y a nuestros padres de entre todos sus antepasados para que fueran tu herencia eternamente. Y tú cumpliste lo que les habías dicho.

18p Pero ahora pecamos en tu presencia, y nos entregaste en manos de nuestros enemigos  18q porque adoramos a sus dioses. ¡Tú eres justo, Señor! 18r A ellos no les fue suficiente con imponernos esta amarga esclavitud, sino que prometieron a sus ídolos 18s que anularán todo lo que nos has prometido, suprimirán el pueblo de tu propiedad, cerrarán las bocas que te alaban y harán desaparecer la gloria de tu Templo y de tu altar. 18t Ellos pretenden abrir las bocas de los paganos para que canten a los ídolos y admiren por siempre a un rey mortal.

18u ¡Señor, no entregues tu autoridad a los que no son nada! ¡Que no se burlen de nuestra ruina! ¡Que sus planes se vuelvan contra ellos mismos! ¡Llena de vergüenza al que comenzó esta obra contra nosotros! 18v ¡Acuérdate, Señor! ¡Manifiéstate en el momento de nuestra aflicción! ¡Dame valor, Rey de los dioses y Señor de los que gobiernan!

 18w ¡Concédeme que pueda hablar de manera agradable cuando esté en presencia del león! ¡Cambia su corazón para que odie y destruya por completo al que nos hace la guerra, a él y a todos sus partidarios! 18x ¡Pero a nosotros líbranos con tu mano! ¡Ayúdame, porque estoy sola, no tengo otro auxilio fuera de ti! 18y ¡Tú conoces todo! Tú sabes que odio la gloria de los impíos, y que me horrorizo de compartir el lecho con los incircuncisos y con cualquier extranjero. 18z Tú sabes cuál es mi necesidad, y que aborrezco la diadema que como señal de orgullo debo llevar sobre mi frente los días que me presento en público. La aborrezco como si fuera un trapo ensangrentado, y nunca la uso cuando estoy sola. 18a’ Yo, tu servidora, no he comido en la mesa de Amán, no me agradan los banquetes del rey ni bebo del vino que ofrece a sus dioses. 18b Desde el día en que tu servidora fue traída a este lugar, no he encontrado felicidad sino solo en ti, Señor, Dios de Abraham. 18c’ ¡Dios, que tienes poder sobre todos, escucha la voz de los que no tienen esperanza! ¡Líbranos de las manos de los malvados, y líbrame de mi temor!»

 

V – Intervención de la reina Ester

 

El rey y Amán fueron al banquete

Est 5,6; 7,2; 9,12; Mc 6,23

 

(15  4-6) 5,1a  Tres días después de hacer su oración, Ester se quitó la ropa que llevaba para orar, y se vistió con su vestido real. 1b Cuando estuvo deslumbrante, invocó al Dios que vigila a todos y los salva. Después llamó a sus dos doncellas, 1c y con delicadeza se apoyó en una, 7 mientras la otra, por detrás, le sostenía el borde del vestido. 1d Ella iba radiante en el colmo de su belleza. Su rostro estaba alegre como el de una enamorada, pero su corazón estaba oprimido por el temor.

 

5 1 Esther se vistió de reina y se presentó en el patio interior del palacio real, ante la fachada del palacio real. Atravesó todas las puertas, y llego hasta la presencia del rey. El rey estaba sentado en su trono real en la sala del trono, frente a la entrada del palacio.

 

(15 9-13) 5,1e Él estaba sentado en el trono real, revestido con todas las vestiduras con las que se presentaba en público, adornado magníficamente con oro y piedras preciosas. Su rostro tenía un aspecto terrible. 1f Levantó la mirada, impresionante por su majestad, y la miró con terrible enojo. Entonces la reina se desmayó, cambió de color por su debilidad, y se reclinó sobre la cabeza de la doncella que iba delante. 1g Pero Dios cambió el espíritu del rey para que se volviera amable. Bajó con rapidez del trono y la tomó en sus brazos, mientras ella se reponía. Entonces la llamó con palabras suaves, y le dijo: 1h «¿Qué sucede, Ester? ¡Yo soy tu hermano! ¡Ánimo! 1i No vas a morir. Este decreto es para los demás. ¡Acércate!»

 

5 2 Cuando el rey vio a la reina Ester de pie en el atrio, ella lo cautivó. El rey extendió hacia Ester el cetro de oro, que tenía en su mano. Ester se acercó y tocó la punta del cetro.

 

(15, 16-19) 5,2a  Ella le respondió: «¡Señor, te vi como un ángel de Dios! Mi corazón se conmovió por el temor de tu gloria, 2b porque eres admirable, Señor, y tu rostro es hermoso». 2c Mientras decía estas cosas, volvió a desmayarse por su debilidad. 2d El rey se conmovió, y todos los servidores la reanimaban.

 

5 3 El rey le preguntó: «¿Qué te pasa reina Ester y cuál es tu petición? Aunque fuera la mitad del reino, te lo concedería». 4 Ester le replicó: «Si le parece bien, que su majestad y Amán vengan hoy a un banquete, que he preparado en su honor». 5 El rey dijo: «Avisen enseguida a Amán para que se cumpla la voluntad de Ester». El rey y Amán fueron al banquete que Ester había preparado.

6 El rey dijo a Ester en el momento de brindar: «¿Cuál es tu petición, para que se te conceda? ¿Cuál es tu deseo? Aunque fuera la mitad del reino, lo obtendrías».

7 Ester respondió: «¿Mi petición y mi deseo? 8 Si el rey me mira con benevolencia y está de acuerdo en conceder mi petición y realizar mi deseo, que su majestad y Amán vengan mañana al banquete que les prepararé y entonces responderé a lo que el rey me pregunta».

 

Que cuelguen de la horca a Mardoqueo  ¨

 

9 Aquel día, Amán salió alegre y gozoso, pero cuando vio junto al portón real que Mardoqueo no se puso de pie y ni siquiera se movió delante de él, se llenó de ira contra él, 10 pero se controló y se fue a su casa. Después de reunir a sus amigos y a Zeres, su mujer, 11 Amán les habló de sus grandes riquezas, de sus numerosos hijos y de  que el rey lo había promovido y puesto sobre los jefes del reino y los ministros reales. 12 Y prosiguió Amán: «Incluso la reina Ester no ha invitado nadie al banquete que hizo, sino solo a mí, junto con el rey, y para mañana también he sido invitado por ella, junto con el rey. 13 Pero todo eso no me satisface mientras siga viendo que el judío Mardoqueo permanece sentado en el portón real».

14 Su mujer Zeres y sus amigos le dijeron: «Que preparen una horca de veinticinco metros y por la mañana pide al rey que cuelguen en ella a Mardoqueo; así podrás ir contento al banquete en compañía del rey». La propuesta le pareció bien a Amán y mandó preparar la horca.

 

¡Así se trata al hombre que el rey quiere honrar!  ¨

Est 2,21-23; Gn 41,42; 1 Re 1,33

 

6 1 Aquella noche, como el rey no podía conciliar el sueño,  mandó que le trajeran el libro de las crónicas del imperio. Las llevaron y se las leyeron. 2 Se encontró el pasaje en que Mardoqueo delataba a los dos eunucos reales, Bigtán y Teres, los centinelas  que habían atentado contra el rey Asuero.

3El rey preguntó: «¿Qué recompensa se le ha otorgado a Mardoqueo por esto?». Los funcionarios reales respondieron: «No se le otorgó ninguna». 4 Entonces el rey preguntó: «¿Quién está en el patio?».

Ahora bien, Amán había venido al patio exterior del palacio para pedir al rey que colgaran a Mardoqueo en la horca que había preparado para él.

5 Los funcionarios reales le contestaron: «Precisamente Amán se encuentra en el patio». Dijo el rey: «Que entre». 6 Amán entró. Entonces el rey le preguntó: «¿Cómo se debe tratar a un individuo a quien el rey quiere honrar?». Amán pensó: «¿A quién sino a mí querrá honrar el rey?»,7 y respondió al rey: “A  quien el rey quiere honrar, 8 que le traigan vestiduras regias de las que usa el rey, un caballo que el rey haya montado y una diadema real para su cabeza. 9 Que uno de los dignatarios reales le entregue las vestiduras y el caballo; que vista al hombre a quien el rey quiere honrar y lo conduzca montado a caballo a lo largo de la avenida principal de la ciudad, pregonando delante de él: ‘Así se trata al hombre que el rey quiere honrar’».

10 Entonces, el rey dijo a Amán: «Deberás tomar enseguida las vestiduras y el caballo, como propusiste, y hacer eso mismo con el judío Mardoqueo, que permanece sentado junto a la puerta real. No omitas nada de todo lo que propusiste».

11 Amán  tomó las vestiduras y el caballo y vistió a Mardoqueo. Después lo llevó cabalgando por toda la avenida  principal, mientras pregonaba delante de él: «¡Así se trata al hombre que el rey quiere honrar!».

12 Después de esto, Mardoqueo volvió a su trabajo en el palacio, mientras que Amán se fue apresurado a su casa, triste y avergonzado. 13 Contó a su mujer Zeres y a todos sus amigos lo que le había pasado. Sus consejeros y su mujer Zeres le dijeron: «Si Mardoqueo, ante quien has empezado a caer, pertenece al linaje de los judíos, no podrás nada contra él, sino que seguirás cayendo irremediablemente ante él».

 

El adversario y enemigo es este malvado Amán  ¨

Est 3,8-9

 

14  Todavía estaban hablando con él, cuando se presentaron los eunucos reales y se apresuraron a llevar a Amán al banquete preparado por Ester.

7 1 El rey y Amán fueron al banquete de  la reina Ester. 2 Al segundo día le preguntó el rey en el banquete: «¿Cuál es tu petición, reina Ester? De antemano se te concede. ¿Cuál es tu deseo? Aunque fuera la mitad del reino, lo obtendrás». 3 La reina Ester le respondió: «Si su majestad me quiere complacer y si le parece bien, concédame la vida. Esta es mi petición y la de mi pueblo; este es mi deseo. 4 Porque tanto yo como mi pueblo hemos sido vendidos para el exterminio, la matanza y la ruina total. Si nos hubieran vendido como esclavos y esclavas, yo habría guardado silencio, porque esa opresión no sería un daño para el rey».

5 El rey Asuero preguntó a la reina Ester: «¿Quién es ese y dónde está el que trama actuar así?». 6 Ester respondió: «El adversario y enemigo es este malvado Amán». Amán quedó aterrorizado ante el rey y la reina. 7 El rey, enfurecido, dejó el banquete y salió al jardín de palacio, mientras Amán se quedó para interceder por su vida ante la reina Ester, porque él se daba cuenta de que su desgracia ya había sido decidida por el rey.

8 Cuando el rey regresó del jardín del palacio a la sala del banquete, Amán se había reclinado sobre el diván donde Ester estaba recostada. Entonces el rey exclamó: “¿Asi «¿Así que también quieres violar a la reina en mi propio palacio?». Cuando el rey dijo esto, cubrieron el rostro de Amán. 9 Harmona, uno de los eunucos, dijo ante al rey: «Amán ha preparado en su casa una horca de veinticinco metros de altura para Mardoqueo, el hombre cuya palabra fue tan útil para el rey». El rey ordenó: «Que lo cuelguen en ella». 10 Así colgaron a Amán en la horca que él mismo había preparado para Mardoqueo, y de ese modo se aplacó la furia del rey.

 

VI – Desquite de los judíos sobre sus enemigos

 

El rey entregó el anillo a Mardoqueo ¨

 

8 1 En aquel mismo día, el rey Asuero regaló a la reina Ester la propiedad de Amán, enemigo de los judíos. Además, Mardoqueo fue presentado al rey, a quien Ester ya le había revelado su parentesco. 2 El rey entregó a Mardoqueo el anillo que había quitado a Amán,y Ester lo puso al frente de la propiedad de Amán.

3 De nuevo habló Ester ante el rey, cayó a sus pies llorando y suplicándole que apartara la desgracia y los planes tramados por Amán, el agagita, contra los judíos. 4 El rey alargó su cetro de oro a Ester, esta se levantó y se puso de pie ante el rey. 5 Después le dijo: «Si le parece bien al rey me mira con benevolencia, si el asunto le conviene al rey y si está contento conmigo, que se digne revocar por escrito las cartas que Amán, hijo de Hamdatá, el agagita, ha escrito para aniquilar a los judíos de todas las provincias reales. 6 Porque ¿cómo podría yo soportar la desgracia que va a caer sobre mi pueblo? ¿Cómo podría soportar el aniquilamiento de mi parentela?». 7 El rey dijo a la reina Ester y al judío Mardoqueo: «Ya le regalé a Ester la propiedad de Amán, quien ha sido colgado en la horca por haber atentado contra los judíos. 8 Ahora, escriban a los judíos como les parezca bien, en nombre del rey, y séllenlo con el sello real, porque un texto escrito en nombre del rey y sellado con el anillo real es irrevocable».

 

El rey otorga a los judíos el derecho de luchar por sus vidas

 

9 Los secretarios reales fueron convocados de inmediato. El día veintitrés del tercer, que es el mes de Siván, se escribieron cartas al dictado de Mardoqueo dirigidas a los judíos, y a los sátrapas, a los gobernadores y a los ministros de las ciento veintitrés provincias, desde India a Etiopía: a cada provincia en su escritura y a cada pueblo en su lengua, y a los judíos, en su escritura y lengua.

10 Las escribieron en nombre del rey Asuero y las sellaron con el anillo real; después las enviaron por medio de mensajeros a caballo, que cabalgaban corceles de pura sangre de los que se empleaban en el servicio real. 11 En las cartas decía que el rey otorgaba a los judíos, en cualquier ciudad, el derecho de reunirse y luchar por sus vidas, de exterminar, matar y aniquilar a toda gente armada de cualquier pueblo y provincia que los ataque, incluidos sus mujeres y sus niños, así como el derecho de saquear sus bienes, 12 y que esto sucediera en un mismo día, en todas las provincias del rey Asuero, el trece del mes duodécimo, es decir, del mes de Adar.

 

Los judíos se rigen por las leyes más justas ¨

 

(16  1-24) 8,12a Esta es la copia de lo que se escribió en la carta:

«El gran rey Artajerjes saluda a los gobernantes de las ciento veintisiete provincias desde la India hasta Etiopía, y a los que defienden nuestros intereses. 12b  Hay muchas personas que, cuando son honradas con frecuencia por la gran generosidad de sus bienhechores, se llenan de ambición, 12c y no solo perjudican a nuestros súbditos, sino que, sin poder dominar su insolencia, llegan a conspirar contra sus propios bienhechores. 12d No solo hacen desaparecer la gratitud que tiene que existir entre los hombres, sino que, excitados con una arrogancia propia de los que ignoran el bien, piensan que podrán escapar del juicio de Dios, que odia el mal y examina todas las cosas. 12e Con frecuencia, muchos gobernantes se hacen cómplices del derramamiento de sangre inocente y se ven envueltos en males irremediables, porque se dejan influenciar por amigos a los que han confiado la administración de sus negocios. 12f Estos, con los mentirosos argumentos que brotan de su maldad, engañan la intachable nobleza de sentimiento de los que tienen autoridad. 12g Para buscar ejemplos de estos hechos no es necesario recurrir a las antiguas historias que recibimos del pasado, sino que basta con observar lo que esta peste de funcionarios indignos ha realizado en presencia de ustedes, obrando con impiedad.

12h  Tomaremos medidas para que en el futuro consigamos tranquilidad y paz para todos los hombres del reino, 12i  haremos los correspondientes cambios y juzgaremos siempre con equidad los asuntos que se nos presenten. 12j Porque Amán, el hijo de Hamadat, es en realidad un macedonio ajeno a la sangre de los persas. Él carece por completo de los sentimientos de generosidad que tenemos nosotros. Sin embargo lo hemos recibido como huésped 12k y lo tratamos con la humanidad que mostramos a todos, hasta el punto de que era llamado «nuestro padre» y todos se postraban ante él porque había alcanzado el segundo lugar en el reino. 12l Pero dominado por su orgullo, intentó quitarnos el gobierno y la vida. 12m Para comenzar con su plan presentó con astucia toda clase de argumentos mentirosos y nos pidió la pena de muerte para nuestro salvador y bienhechor Mardoqueo y para nuestra irreprochable esposa Ester, junto con todo su pueblo. 12n De esta manera pensaba dejarnos aislados y entregar a los macedonios el imperio de los persas.

12ñ Pero hemos encontrado que los judíos, condenados al exterminio por este hombre tres veces criminal, no son malhechores, sino que se rigen por las leyes más justas, 12o y que son hijos del Altísimo, el gran Dios viviente, que para nuestro beneficio mantiene el reino en el estado más floreciente, como lo hizo antes para nuestros antepasados. 12p Ustedes harán bien en no prestar atención a las cartas que fueron enviadas por Amán, el hijo de Hamadat, 12q porque el autor de estas, junto con toda su familia, ha sido crucificado frente a las puertas de Susa. Dios, el Señor de todas las cosas, le dio de inmediato el justo castigo que se merecía. 12r Coloquen en todas partes copias de esta carta, permitan que los judíos se gobiernen con toda libertad según sus propias leyes, y ayúdenlos para que puedan defenderse si alguien los ataca en el día fijado para su destrucción, el día trece del mes doce, que es Adar. 12s El Dios que tiene todo bajo su poder hizo que este día que había sido destinado para el exterminio de su pueblo elegido se cambiara en un día de alegría. 12t Y ustedes, judíos, celebren con gozo esta fecha insigne entre sus fiestas memorables, 12u para que desde ahora y en el futuro sea salvación para nosotros y todos los que están bien dispuestos hacia los persas, al mismo tiempo que les recuerde la perdición a todos los que conspiran contra ustedes.

12v Cualquier ciudad o provincia que no obre de acuerdo con lo que aquí se establece, será destruida sin piedad con armas y fuego, y no solo será intransitable para los hombres, sino que también será odiosa por siempre para las fieras y los pájaros».

 

8 13 El documento copiado debía ser promulgado como decreto en cada una de las provincias y tenía que hacerse público a todos los pueblos, para que en ese día los judíos estuvieran preparados para vengarse de sus enemigos. 14 Los mensajeros, montados en corceles reales, partieron a toda prisa al mandato del rey y el decreto fue promulgado en Susa, la capital.

 

Aquel fue un día luminoso

 

15 Mardoqueo partió de donde estaba el rey, vestido con vestiduras regias de púrpura y lino, una magnífica corona de oro, una capa de lino y púrpura escarlata. Susa, la capital, estaba llena de algarabía. 16 Para los judíos aquel fue un día luminoso, alegre, jubiloso y triunfal. 17 En cada provincia y ciudad, dondequiera que habían llegado las órdenes reales, los judíos se llenaron de alegría y júbilo, y celebraron banquetes y fiestas. Muchos de los habitantes del país se hicieron judíos, porque el miedo a los judíos se había apoderado de ellos.

 

Se cambiaron los papeles  ¨

 

9,1 El día trece del duodécimo mes, es decir, del mes de Adar, cuando se deberían ejecutar las ordenanzas y el decreto real, el mismo día en que los enemigos de los judíos esperaban deshacerse de ellos, se cambiaron los papeles: los judíos fueron los que dominaron a los que los odiaban. 2 Los judíos se reunieron en sus ciudades, en todas las provincias del rey Asuero, para atacar a los que habían tramado su desgracia y nadie les opuso resistencia, porque el miedo a los judíos se había apoderado de todos los pueblos. 3 Los ministros de las provincias, los sátrapas, los gobernadores y los funcionarios, apoyaban a los judíos por miedo a Mardoqueo, 4 quien era ahora un personaje importante en el palacio y su fama se extendía por todas las provincias. En efecto, Mardoqueo se hacía cada vez más poderoso.

 

5 Los judíos pasaron a espada a sus enemigos, matándolos y aniquilándolos. Hicieron con sus enemigos lo que quisieron. 6 En Susa, la capital, mataron los judíos un total de quinientos hombres. 7También mataron a Parsandatá, Dalfón, Aspatá, 8Poratá, Adalía, Aridatá, 9Parmastá, Arisayi, Ariday y Yezatá, 10 los diez hijos de Amán, hijo de Hamdatá, el opresor de los judíos, pero no saquearon sus bienes. 11 Ese mismo día se le comunicó al rey el número de los asesinados en Susa, la capital. 12 El rey dijo entonces a la reina Ester: “En «En Susa, la capital, los judíos han asesinado un total de quinientos hombres, incluidos a los diez hijos de Amán. ¡Qué habrán hecho en el resto de las provincias! ¿Qué deseas ahora? De antemano te la concedo. Dime qué más quieres y lo tendrás». 13 Ester respondió: «Si le parece bien a su majestad, permite actuar mañana a los judíos en Susa como se les permitió actuar ayer, y que sean colgados los cuerpos de los diez hijos de Amán».

14 El rey ordenó que se hiciera así y se proclamó el decreto en Susa. Los cuerpos de los diez hijos de Amán fueron colgados públicamente. 15 El día catorce de Adar se reunieron los judíos y mataron a trescientos hombres en la ciudad, pero no saquearon sus bienes. 16 El resto de los judíos, los que estaban en las provincias reales, se organizaron para defenderse y librarse de sus enemigos, matando a setenta y cinco mil adversarios, pero tampoco saquearon sus bienes.

 

VII – La fiesta de Purim

 

Convirtieron este día en un día festivo

 

17 Esto tuvo lugar el día trece del mes de Adar y el día catorce descansaron, convirtiendo este día en un día festivo, lleno de banquetes y alegría. 18 En cambio, los judíos de Susa descansaron el día trece y catorce, convirtiendo el día quince en día festivo. 19 Por esto los judíos que viven en pequeñas poblaciones observan el día catorce del mes de Adar como día de fiesta y se intercambian regalos.

20 Mardoqueo mandó poner por escrito estos sucesos y envió cartas a todos los judíos que vivían en las provincias, lejanas y cercanas, del rey Asuero, 21 encargándoles observar cada año los días catorce y quince del mes de Adar como días festivos, 22 por ser los días en que los judíos se habían librado de sus enemigos y el mes en que la aflicción se trocó en alegría, y el duelo en fiesta. Se les dijo que celebraran estos días con fiestas y banquetes, que se intercambiaran regalos y también ofrecieran regalos a los pobres.

23 Los judíos aceptaron la tradición de los que habían empezado a celebrarla, como Mardoqueo les había escrito, 24 porque Amán, hijo de Hamdatá, el agagita, el opresor de los judíos, había planeado exterminar a los judíos y había realizado el pur,  es decir, el sorteo, para destruirlos y aniquilarlos. 25 Pero cuando Ester se presentó ante el rey se dieron por escrito órdenes para que Amán sufriera la suerte que había planeado contra los judíos: a él y a sus hijos los colgaron en la horca. 26 Por esta razón, las fiestas se llaman purim, de la palabra pur.

27 Según el texto de aquella carta y por todo lo que les había sucedido, los judíos forjaron una tradición para ellos, para su descendencia y para todos sus adeptos, de observar cada año estos dos días, según lo prescrito, y en su fecha. 28 Estos días son conmemorados y celebrados de generación en generación, en cada familia, provincia y ciudad. Estos días de purim no se borrarán de entre los judíos y su recuerdo no terminará con su descendencia.

29 La reina Ester, hija de Abijail, y el judío Mardoqueo escribieron con plena autoridad, una segunda carta para confirmar la fiesta de purim.30 Se mandaron cartas a todos los judíos en las ciento veintisiete provincias reales de Asuero, deseándoles prosperidad y seguridad. 31 Se ratificaba para esos días la fiesta de purim en la fecha en que había sido instituida por el judío Mardoqueo y la reina Ester, y en la forma como ellos la habían establecido para sí y sus descendientes, ordenando ayunos y lamentaciones.32 Así fue escrito en un rollo el mandato de Ester, confirmando las normas de purim.

 

10 1 El rey Asuero impuso tributos a los pueblos del continente y de las islas. 2 Todas las grandes y admirables acciones que hizo, así como toda la historia de la promoción de Mardoqueo a un puesto importante, están escritas en los anales de los reyes de Media y Persia. 3 El judío Mardoqueo era el segundo en rango en el reino. Era el más importante de los judíos y gozaba de gran estima entre sus hermanos; se preocupaba del bienestar de su pueblo y procuraba la felicidad de su raza.

 

Todas estas cosas vinieron de Dios ¨

 

(10  4-13) 10,3a Dijo Mardoqueo:

«Todas estas cosas que sucedieron vinieron de Dios. 3b Porque recuerdo un sueño que tuve, y que se refería a estas cosas. Nada quedó sin cumplirse. 3c Había un pequeño manantial que se convirtió en un río, y estaba el sol, la luz y mucha agua. El río es Ester, a la que el rey tomó por esposa y la hizo reina. 3d Las dos grandes serpientes somos Amán y yo. 3e Las naciones son los que se unieron para hacer desaparecer el nombre de los judíos. 3f Mi pueblo es Israel, los que pidieron auxilio a Dios y fueron salvados. El Señor salvó a su pueblo, y nos libró de todas esas calamidades. El Señor hizo grandes señales y prodigios, como no suceden entre las naciones. 3g Por eso preparó dos suertes, una para el pueblo de Dios y otra para todas las naciones. 3h Y llegó la hora y el momento de estas dos suertes, en el día en que debían ser juzgadas todas las naciones en presencia de Dios. 3i Dios se acordó de su pueblo e hizo justicia a la nación de su propiedad. 3j Por esa razón los días catorce y quince del mes de Adar son días para que el pueblo de Israel se reúna en la presencia de Dios a celebrar con gozo y alegría, por todas las generaciones y para siempre».

 

Trajeron esta carta… ¨

 

3k Dositeo, que decía ser sacerdote de la tribu de Leví, junto con su hijo Ptolomeo, trajeron la citada carta referente a la fiesta de Purim en el cuarto año del reinado de Ptolomeo y Cleopatra. La presentaron como auténtica y dijeron que la había traducido Lisímaco, el hijo de Ptolomeo, de Jerusalén.

 

 

¨ 1,1a-k (11,2-12): La versión griega del libro de Ester se abre con el relato de este sueño de Mardoqueo, de carácter apocalíptico, en el que se muestra que todo lo que sucederá a continuación está dentro del plan divino. Dios es el Señor de la historia, tiene sus designios y los revela a sus amigos. Para comprenderlos es necesario reflexionar.

Mardoqueo había sido llevado a la cautividad junto con Jeconías (v.lc) en el año 597 a. C. (2 Re 24,12-15), y ahora aparece prestando servicios en la corte persa durante el reinado de Artajerjes (465-423 a. C.), como dice el texto griego, o del rey Asuero (486-465 a. C.), como dice el texto hebreo. El autor del libro no se preocupa por la precisión de los datos históricos.

¨ 1,1l-p (12,1-6): Mardoqueo es presentado como un hombre que demuestra su fidelidad al rey y es recompensado. Un funcionario de importancia en la corte trata de perjudicar a Mardoqueo.

¨ 1,9-22: Hay una crítica al legalismo de los persas. Además, se siente la ironía sobre la irrevocabilidad de una ley real. Se dice que en cada casa se debe hablar “la lengua del propio pueblo” (1,22) del marido, para impedir que se hable la lengua de su mujer, que muchas veces era extranjera. Todos los imperios han cultivado cierto racismo, que los lleva a implantar ciertas leyes, como esta que exige hablar la lengua del imperio.

¨ 3,13a-g (13,1-7): Aparece el móvil del libro de Ester: la envidia del funcionario que quiere ser reconocido como el más importante en el reino. Esta envidia va a desencadenar la violencia que como sucede a menudo, se vuelve contra el que la provocó. Los enemigos de Mardoqueo logran que el rey decrete el exterminio del pueblo judío, considerándolo rebelde y peligroso para la nación.

El documento con el que se ordena aniquilar al pueblo de Israel detalla los argumentos que eran habituales entre los grupos anti-judíos de la antigüedad. La particularidad del pueblo de Israel, que obedece a la Ley de Dios y por fidelidad a su Palabra no se contamina con los vicios y costumbres pecaminosas de las naciones, es considerada por los enemigos como un peligro para la sociedad.

 

¨  4,18a-k (13,8-18): Mardoqueo confiesa que Dios, por su omnipotencia, puede salvar a Israel sin que nadie se oponga (4,18a-d); él mismo haría cualquier sacrificio para salvar a su pueblo (v.18f) y pide la salvación de Israel, el pueblo que es propiedad personal de Dios (vv.18h-j).

¨ 4,18l-b’ (14,1-19): Oración de Ester. El Señor obró con justicia cuando entregó a Israel en manos de sus enemigos (v.18p), porque el pueblo de Dios adoró a otros dioses (v.18q). Ella permanece fiel (vv.18y-b’) y pide que no triunfen los enemigos de Israel, porque son enemigos de Dios (vv. 18s-t).

¨ 5,9-14: El atrevimiento de Ester es decisivo. Desobedeció un mandato real, confiada en la ayuda divina. Con esta escena  empieza a desatarse el nudo de la historieta: la amenaza de extinción de los judíos.

¨ 6,1-13: En este capítulo reina la ironía. Lo que Amán propone, supuestamente para él, tendrá que ejecutarlo él mismo a su odiado adversario. El texto hebreo ignora el dato del texto griego, de que ya se había premiado a Mardoqueo por este favor (1,1o).

¨ 6,14-7,10: Se podría decir que en este capítulo se llega al nudo y al desenlace. Al salir el rey del banquete, Amán y Ester se quedan frente a frente. El intento de conseguir el favor de la reina es mal interpretado por el rey, lo que provoca la ruina total de Amán.

La ironía es muy clara. Así como antes Amán debió realizar con su enemigo Mardoqueo los signos de honra que él había imaginado para sí mismo, ahora se aplica a Amán la pena de muerte que también él mismo había preparado para Mardoqueo. Continúa apareciendo el gusto por las exageraciones: los veinticinco metros de altura, que se supone tiene la estaca de la ejecución, representan claramente una longitud imposible.

¨ 8,1-8: Dado que el rey había dado un decreto contra los judíos y puesto que todo decreto era irreversible, se necesitaba otro decreto que fuera contra el anterior en sus puntos medulares. Es lo que consigue ahora Ester en su segunda visita al rey.

¨ 8,12 (16,1-24): La carta con la que el rey Artajerjes revierte la suerte de los judíos es un elogio del pueblo de Israel. Al mismo tiempo, muestra que las medidas anti-judías que se tomaban en algunas naciones se debían a intereses políticos contrarios a las mismas y a la maldad de ciertos funcionarios. La persecución de los judíos es perjudicial para el bienestar de los países en los que ellos están habitando.

¨ 9,1-16: Esta descripción de la venganza no parece corresponder a algo real. No es verosímil que un gobernante haya mandado ejecutar una matanza de esta magnitud entre sus súbditos. Por otra parte, no existe ningún documento que atestigüe que algo semejante haya sucedido alguna vez en el imperio persa. Más bien refleja la mentalidad de que se han cambiado los papeles y esta nueva situación se expresa como se describían los triunfos de Israel en la guerra (1 Mac 7,46; 2 Mac 12,15-16; etc.). Además, hay una marcada influencia de la ley del talión (Ex 21,23-25; Lv 24,18-20; Dt 19,21).

¨ 10,3a-j (10,4-13): La explicación del sueño de Mardoqueo, relatado en 11,2-12, es el resumen del libro, y muestra que Dios es el Señor de toda la historia. Todo lo sucedido fue previsto y ordenado por Dios para bien de Israel, que es su pueblo. Los esfuerzos de las naciones para destruir al pueblo judío terminarán siempre en el fracaso.

¨ 10,3k (10,14): Este breve texto, que sirve de epílogo, contiene ciertas noticias referentes al escrito que relata la institución de la fiesta de Purim (9,20-26), pero el autor del epílogo toma cierta distancia y no se compromete con la veracidad de esos datos: «Dositeo… decía ser sacerdote…»; «… la presentaron como auténtica…»; «… dijeron que Lisímaco…».