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ATRAS

INTRODUCCIÓN

 

1-         «El Señor dijo a Moisés…» (21,1): el libro

 

            La versión griega del Antiguo Testamento dio el nombre de “Levítico” al tercer volumen de la Torá o Pentateuco. Los judíos lo identifican por sus palabras iniciales wayyiqra’ («Y llamó»). El nombre de «Levítico» parece ser el menos apropiado, porque los levitas solo son nombrados en 25,32-34, mientras que la obra en su totalidad trata de las normas que deben observar Aarón y sus descendientes, que son los sacerdotes. Las normas para los levitas se hallan en el volumen siguiente, que recibió de los griegos el nombre de Números, y que los judíos llaman bemidbar («En el desierto»).

            Esta parte del Pentateuco contiene exclusivamente normas y leyes, y no se encuentran relatos fuera de unas breves narraciones que sirven de marco a otras normas (Lv 10,1-5; 10,16-20; 24,10-14). Dejando de lado estas excepciones, en el transcurso de todo el libro solo se oye la voz de Dios que habla a Moisés y le revela sus leyes. Estas aparecen siempre como normas establecidas por Dios, y en algunos casos son dirigidas solo a Moisés (5,20; 14,1; 23,26); en otros casos a Moisés y Aarón (11,1; 13,1; 14,33; 15,1-2); o a Moisés para que él las transmita a Aarón (16,1-2; 21,16-17), o a los sacerdotes (21,1), o al pueblo (4,1-2; 7,22-23; 12,1-2; 18,1-2; 19,1); a Aarón y sus descendientes (6,1-2.17-18; 22,1-2); o a Aarón, a sus descendientes y al pueblo (17,1-2; 22,18). En un solo caso Dios habla directamente a Aarón (10,8). Los destinatarios de estas leyes cumplen puntualmente todo lo que Dios les ordena (8,36; 16,34).

            Los preceptos promulgados por Dios se refieren a lo litúrgico o a normas higiénicas o de convivencia que en cierta manera se derivan de lo litúrgico. Toda esta legislación aparece promulgada con una sorprendente meticulosidad. Redactado de esta manera, el libro presenta estas normas, hasta en sus mínimos detalles, como expresiones de la voluntad divina, manifestada a Israel por medio de Moisés, que es la autoridad inapelable. De esta forma, el libro demuestra que el ritual del Templo y las ordenaciones sobre los sacerdotes fueron dictados por Dios a Moisés en el monte Sinaí (26,46). En consecuencia, la autoridad de Moisés es incuestionable: él no habló con autoridad propia, sino que se limitó a proclamar ante el pueblo lo que le había dicho el Señor. La dignidad sacerdotal, por su parte, tiene su origen en Aarón, que la posee porque le fue otorgada por Dios, para que él la transmita después a sus hijos.

 

2-         «Ustedes deben ser santos porque yo soy santo» (11,45): mensaje teológico

 

Dios se presenta reiteradas veces en el Levítico como el Dios santo (11,44.45; 19,2; 20,26; 21,8). La santidad se entiende como lo que caracteriza al Dios de Israel y lo distingue de todas las criaturas. Es una cualidad que se refiere a la naturaleza íntima de Dios, por la cual ningún otro ser se le puede igualar ni puede asemejarse a él (1 Sm 2,2): él es “el totalmente otro”. Por esa razón el lugar donde Dios se manifestaba era el lugar Santísimo, “el Santo de los Santos”, al que tenía acceso el sacerdote solo una vez al año y únicamente cumpliendo ciertos requisitos (16,2). El nombre de Dios es santo, y quien blasfeme contra este nombre deberá ser castigado con la muerte (24,15-16). El énfasis puesto en el celo por respetar la santidad de Dios es causa de que la imagen divina que más se destaca en este libro es la del Dios terrible dispuesto a castigar severamente toda transgresión (20,4-6; 26,14-43). Sin embargo, no faltan los textos en los que Dios aparece mostrando su predilección por Israel, su deseo de favorecerlo (26,3-13.44-45) y su promesa de darle como herencia “la tierra que mana leche y miel” (20,24).

El Dios santo ha adquirido un pueblo para que sea su pertenencia personal (20,26), y exige que este pueblo no pertenezca a ningún otro. Toda adoración a otros dioses es considerada una prostitución (17,7; 20,4-6; 26,1). Se condena la práctica de la adivinación y la invocación de los muertos (19,3.26; 20,6.27), y muy especialmente el delito de entregar un hijo para que sea quemado en honor del dios Moloc (18,21; 20,1-5).

La vida del pueblo de Israel está centrada en el Templo: la consagración de los sacerdotes ocupa un lugar muy destacado (8,1-10,20; 21,1-24), el calendario de las fiestas litúrgicas que se deben celebrar en el transcurso del año (23,1-44) y el ritual de los sacrificios están detallados con meticulosidad (1,1-7,38; 16,1-17,7).

La impureza contraída por un pecado alejaba de Dios al israelita, y esa mancha debía ser quitada por medio del sacrificio de un animal, en el que era esencial el derramamiento de sangre. Se consideraba que la vida y la fuerza del animal estaban en su sangre (17,11), y esta se derramaba en nombre del pecador que de esa forma pedía al Señor la restauración de su propia vida.

El dominio de Dios sobre todas las cosas se expresa mediante la ofrenda de las primeras espigas (23,10). La tierra es del Señor, a él le pertenece todo lo que se produce, y por esa razón nadie puede vender o comprar a perpetuidad una porción del terreno (25,23).

El pueblo de Israel debe ser un pueblo santo, porque su Dios es un Dios santo (19,4; 26,1). No debe contaminarse con las costumbres de otros pueblos (18,2-5.24-30; 20,23). Los sacerdotes (21,1-7), y en particular el Sumo Sacerdote (21,10-15), están sometidos a reglas más rigurosas en el cuidado de esta santidad que les ha conferido el Señor (21,15; 22,9). La pertenencia al Dios santo exige que el pueblo se mantenga constantemente en estado de “pureza”, es decir, sin contaminarse con cualquier cosa que pudiera degradar la persona: las enfermedades de la piel, ciertos fenómenos fisiológicos, las comidas repugnantes, el contacto con cadáveres. El israelita que se manchaba con una de estas “impurezas” era declarado “impuro” y debía abandonar el lugar donde el pueblo habitualmente residía (11,1-15,32).

Las reglas que establece el Levítico no se reducen, sin embargo, a aquellas cuestiones exteriores. Una parte importante del libro está dedicado a las “Normas para vivir en la santidad” (17,1-26,46). Muchas de ellas tratan de proteger la familia, y por esa razón condena fuertemente las relaciones sexuales con consanguíneos, con familiares o con las esposas e hijas de los familiares más cercanos (18,1-30; 20,11-21). En esta etapa de la historia, se entiende que el prójimo es el pariente, el consanguíneo o el miembro del mismo pueblo. Un tema dominante en el Levítico es el de la justa y pacífica convivencia entre los miembros del pueblo (19,11-18), y por esa razón hay disposiciones sobre el respeto a los propios padres (19,3; 20,9), a los ancianos (19,32), a la justicia en los tribunales (19,15), a la rectitud en los pesos y medidas (19,35-36), a la prohibición de tener israelitas como esclavos (25,39) y al cuidado que merecen los pobres (19,9-10; 25,35-43). Dentro de esta misma sección tiene su lugar el mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo (19,18), así como también al extranjero que ha ido a habitar en el territorio de Israel (19,33-34). 

Para evitar que como consecuencia de la pobreza se pierdan definitivamente las propiedades o la misma libertad personal, como también para poner un freno a los que por ambición extienden sus posesiones comprando casas o campos que los pobres deben vender por necesidad, se establece que cada cincuenta años haya un “jubileo”, en el que se recuperen las propiedades perdidas por ese motivo, y los israelitas que hayan caído en estado de esclavitud queden en libertad (25,8-17).

El NT asume algunos de los temas dominantes del Levítico: los sacrificios encuentran su culminación en la muerte de Jesucristo, el único derramamiento de sangre que purifica al mundo de todos sus pecados y hace innecesarios todos los demás sacrificios (Heb 9,11-14; 10,18). El prójimo al que se debe amar (Lv 19,18), que originalmente era el pariente, el consanguíneo, el miembro del mismo pueblo, es interpretado por Jesús en sentido universal: «Prójimo» es todo ser humano, sobre todo el que se encuentra en una necesidad (Lc 10,29-37).

 

3-         «Estas son las normas que el Señor ordenó a Moisés» (27,34): la obra literaria

 

Los relatos y las normas que reflejan la vida del pueblo se mantuvieron en la memoria a través de las generaciones porque tanto las tradiciones como los códigos de leyes se recitaban en las festividades (Dt 31,9-13). Se atribuye a los círculos sacerdotales la tarea de haber recogido y conservado las tradiciones referentes al sacerdocio, al Templo y a la liturgia, que se encuentran contenidas actualmente en el Levítico. En la época final del destierro en Babilonia o en los primeros años después del regreso, cuando fue necesario establecer de manera definitiva las ordenanzas que daban consistencia al pueblo y al culto de Judá, estas tradiciones fueron integradas junto con otros textos narrativos y legislativos, en la composición del Pentateuco, y se les adjudicó un lugar de privilegio con respecto a otras tradiciones.

El Levítico continúa la serie de normas que ocupa la última parte del Éxodo (Éx 25-40). En él se pueden distinguir seis cuerpos de leyes ordenados de manera lógica. Cada uno de ellos supone necesariamente al precedente. Es sumamente difícil determinar con certeza cuál fue el origen de cada uno de estos bloques legislativos. Son muchas las opiniones e hipótesis que han elaborado los críticos en sus intentos por mostrar la formación de este libro. La antigua legislación ha ido evolucionando a través de las distintas circunstancias que vivió el pueblo judío, y la forma que adquirió cuando fue fijada en el Pentateuco, refleja la situación y las normas vigentes en la época posterior al destierro en Babilonia. 

 

Los seis cuerpos de leyes contenidos en el Levítico son:

 

  1. NORMAS REFERENTES A LOS SACRIFICIOS                    1,1- 7,38

 

  1.     ORDENACIÓN DE LOS SACERDOTES                                8,1- 10,20

 

            III.   LEYES SOBRE LA PUREZA RITUAL                                   11,1- 15,32

           

  1. EL DÍA DE LA EXPIACIÓN                                                    16,1–34

           

  1. NORMAS PARA VIVIR EN LA SANTIDAD                         17,1- 26,46

 

  1.   LEYES SOBRE CONSAGRACIONES, RESCATES

Y DIEZMOS                                                                           27,1–34

 

 

  1. NORMAS REFERENTES A LOS SACRIFICIOS*­

 

Si su ofrenda consiste en un holocausto*

Lv 22,18-20; Éx 29,10; ; Jue 13,19-20; Ml 1,7-8; Sal 50, 8-14; 1 Cr 29,20-21;

 

 

1 1 El Señor llamó a Moisés desde la Tienda del Encuentro y le habló en estos términos: 2 “Habla a los israelitas diciéndoles: ‘Cuando alguien lleve una ofrenda al Señor, la presentará tomándola de entre sus ganados, sea de su ganado vacuno o de sus ovejas. 3 Si su ofrenda consiste en un holocausto tomado de su ganado vacuno, ofrecerá un macho sin defecto y lo presentará a la entrada de la Tienda del Encuentro para que sea aceptable ante el Señor. 4 Pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima del holocausto para que sea recibida favorablemente como expiación. 5 Inmolará el novillo delante del Señor. Los sacerdotes, descendientes de Aarón, ofrecerán la sangre y la derramarán en torno al altar situado a la entrada de la Tienda del Encuentro. 6 Luego quitará la piel de la víctima del holocausto y la descuartizará. 7 Los sacerdotes, descendientes de Aarón, encenderán el fuego sobre el altar y le pondrán leña. 8 Luego dispondrán las partes, la cabeza y la grasa sobre la leña que arde sobre el altar. 9 El oferente lavará con agua las entrañas y las patas. El sacerdote hará quemar todo sobre el altar: es un holocausto, un manjar quemado, de agradable aroma.

10 Si su ofrenda es un holocausto de ganado menor, tomado de entre las ovejas o las cabras, se debe ofrecer un macho sin defecto. 11 Será inmolado en presencia del Señor en el lado norte del altar, y los sacerdotes, descendientes de Aarón, derramarán su sangre alrededor del altar. 12 Luego lo cortará en trozos, y el sacerdote dispondrá la cabeza y la grasa  sobre la leña que arde sobre el altar. 13 El oferente lavará con agua las entrañas y las patas, y el sacerdote quemará todo sobre el altar: es un holocausto, un manjar quemado, de agradable aroma.

14 Si su ofrenda al Señor es un holocausto de aves, le ofrecerá tórtolas o pichones. 15 El sacerdote ofrecerá la víctima sobre el altar; le cortará la cabeza y la quemará sobre el altar. La sangre de la víctima será derramada a un costado del altar. 16 Le cortará entonces el buche y las plumas, que pondrá junto al altar, al oriente, en el lugar donde se arrojan las cenizas. 17 Abrirá el ave por entre las alas sin partirla en mitades. La quemará sobre la leña que arde sobre el altar: es un holocausto, un manjar quemado, de calmante aroma para el Señor.

 

Si alguien presenta una ofrenda al Señor

Lv 6,7-11; 7,9-10; Nm 15,1-16; 18,19; Dt 26,1-11; Mc 9,49

 

 

2 1 Si alguien presenta al Señor una ofrenda vegetal, esta consistirá en harina de la mejor calidad; sobre ella derramará aceite y le agregará incienso. 2 La llevará a los sacerdotes, descendientes de Aarón. El sacerdote tomará un puñado de harina con el aceite y todo el incienso, y lo quemará sobre el altar como memorial: es manjar quemado de calmante aroma para el Señor. 3 El resto de la ofrenda será para Aarón y sus hijos: es la porción sagrada de un manjar quemado en honor del Señor.

4 Si tu ofrenda es una masa cocida al horno, debe hacerse con harina de la mejor calidad, en forma de panes sin levadura, amasados con aceite, o de tortas sin levadura, untadas con aceite.

5 Si tu oblación ha sido cocida sobre una superficie caliente, deberá ser de harina de la mejor calidad amasada con aceite. 6 La partirás en trozos y sobre ellos derramarás aceite. Es una oblación vegetal. 7 Y si tu ofrenda vegetal ha sido preparada en un recipiente, deberá ser de harina de la mejor calidad con aceite.

8 Una vez que has preparado así tu oblación, la presentarás ante el Señor y la llevarás al sacerdote, que la ofrecerá sobre el altar. 9 El sacerdote separará una parte como memorial y la quemará sobre el altar como sacrificio de calmante aroma para el Señor. 10 Lo que quede de la oblación pertenece a Aarón y a sus hijos, como parte muy santa del sacrificio que se ha quemado en honor del Señor.

11 Toda oblación que ofrezcan al Señor deberá prepararse sin levadura, porque nada que contenga levadura o miel puede ser quemado como sacrificio en honor del Señor. 12 La podrán ofrecer como primicias, pero no la deben poner sobre el altar como ofrenda de calmante aroma. 13 Sazonarás con sal toda oblación que presentes al Señor. En ninguna de tus oblaciones dejarás que falte la sal de la alianza de tu Dios: a todas tus ofrendas les pondrás sal.

14 Si haces al Señor la ofrenda de los primeros frutos, la ofrenda de tus primicias serán espigas tostadas al fuego o grano tierno machacado. 15Encima derramarás aceite y, además, pondrás incienso: es una ofrenda vegetal. 16 Como memorial de esa ofrenda, el sacerdote quemará una parte del grano machacado y del aceite con todo el incienso: es manjar quemado para el Señor.

 

Si ofrecen un sacrificio de comunión

Lv 7,11-16; Éx 26,1-36; Dt 12,7; 1 Sm 1,4; 1 Cor 10,16

 

3 1 Si ofrecen un sacrificio de comunión, y la ofrenda se toma del ganado vacuno, lo que se ofrezca al Señor será un animal sin defecto, macho o hembra.  2 El que hace la ofrenda pondrá su mano sobre la cabeza del animal ofrecido, lo sacrificará ante la puerta de la Tienda del Encuentro, y los sacerdotes, descendientes de Aarón, derramarán la sangre alrededor del altar. 3 El oferente presentará una parte de su sacrificio de comunión como manjar quemado para el Señor. La grasa que cubre las entrañas y toda la que hay encima de ellas, 4 los dos riñones con la grasa adherida a ellos y a los lomos, así como la que quede encima del hígado, todo eso lo pondrá sobre los riñones. 5 Los hijos de Aarón lo quemarán en el altar, sobre el holocausto que está encima de la leña puesta al fuego. Será un manjar quemado, de calmante aroma para el Señor.

6 Si su ofrenda al Señor como sacrificio de comunión se toma del ganado menor, deberá ser un animal sin defecto, macho o hembra. 7 Si se ofrece una oveja, la presentará ante el Señor, 8 pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, la inmolará ante la Tienda del Encuentro y los hijos de Aarón derramarán la sangre alrededor del altar. 9 De este sacrificio de comunión quemado en honor del Señor, ofrecerá la grasa, la cola cortada desde el hueso, la grasa que cubre las entrañas y toda la que está sobre estas, 10 los dos riñones y la grasa que hay sobre ellos, así como la que queda sobre el hígado. Todo esto lo pondrá aparte con los riñones, 11 y el sacerdote lo quemará sobre el altar como alimento, manjar quemado en honor del Señor.

12 Si su ofrenda es una cabra, la presentará delante del Señor, 13 pondrá las manos sobre la cabeza de su ofrenda, la sacrificará delante de la Tienda del Encuentro, y los hijos de Aarón derramarán su sangre alrededor del altar. 14 De esta víctima entregará como ofrenda quemada en honor del Señor la grasa que cubre sus entrañas y toda la que está encima de ellas, 15 los dos riñones con la grasa que hay sobre ellos y sobre los lomos, así como la que quede sobre el hígado. Todo esto lo pondrá aparte, junto con los riñones, 16 y el sacerdote lo quemará sobre el altar: es alimento, manjar de calmante aroma para el Señor. Toda la grasa pertenece al Señor.

17  Este es un decreto perpetuo, para ustedes y sus hijos para siempre, en cualquier lugar que habiten: nunca comerán la grasa ni la sangre.

 

Si alguien comete un pecado sin darse cuenta*

Lv 6,17-23; Nm 15,27-31

 

4 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Habla a los israelitas diciéndoles: ‘Así procederán cuando alguien, sin darse cuenta, cometa un pecado contra cualquiera de los mandamientos del Señor y así incurre en una acción indebida.

 

Si el que comete pecado es el sacerdote ungido

Lv 1,4; Éx 29,7; Sal 2,2

 

3 Si el que comete pecado es el sacerdote ungido y ha hecho culpable al pueblo, por el pecado cometido ofrecerá un novillo de ganado vacuno sin defecto. 4 Llevará el novillo a la puerta de la Tienda del Encuentro ante el Señor; pondrá su mano sobre la cabeza del novillo y lo sacrificará delante del Señor. 5 El sacerdote ungido tomará parte de la sangre del novillo y la llevará dentro de la Tienda del Encuentro. 6 El sacerdote mojará su dedo en la sangre y hará con ella siete aspersiones delante del Señor frente al velo del santuario. 7 El sacerdote también untará con la sangre los ángulos del altar del incienso aromático que está en la Tienda del Encuentro delante del Señor y toda la sangre del novillo que quede la derramará al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada de la Tienda del Encuentro. 8 De toda la grasa del novillo ofrecido en sacrificio por el pecado separará la que cubre las entrañas y toda la que está sobre estas, 9 así como los dos riñones, la grasa adherida a ellos y a los lomos y también la que quede sobre el hígado. Todo esto lo pondrá aparte, junto con los riñones, 10 lo mismo que se hace con el novillo del sacrificio de comunión; el sacerdote los quemará sobre el altar del holocausto. 11 La piel del novillo y toda su carne, con su cabeza y sus patas, sus entrañas y cuanto contienen, 12 en una palabra, todo el novillo lo sacará fuera del campamento, y lo quemará sobre la leña, en el lugar donde se arrojan las cenizas.

 

Si toda la comunidad de Israel, sin darse cuenta, hace algo prohibido

Éx 3,16

 

13 Si toda la comunidad de Israel, sin darse cuenta, hace algo prohibido por los mandamientos del Señor y resulta culpable, aunque la falta quede oculta a la asamblea, 14 cuando la asamblea llegue a saber el pecado que se ha cometido en ella, deberá ofrecer un novillo sin defecto como sacrificio por el pecado; lo llevará a la entrada de la Tienda del Encuentro, 15 los ancianos de la comunidad pondrán sus manos sobre la cabeza del novillo delante del Señor, y el novillo será inmolado ante el Señor. 16 El sacerdote ungido introducirá una parte de la sangre en la Tienda del Encuentro, 17 mojará su dedo en la sangre y hará siete aspersiones ante el Señor frente al velo. 18 Untará con parte de la sangre los ángulos del altar que están ante el Señor en la Tienda del Encuentro y derramará el resto de la sangre al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada de la Tienda del Encuentro. 19 Separará toda la grasa del novillo y la quemará sobre el altar 20 y hará con este novillo lo mismo que hizo con el que se ofrece por su propio pecado. Así el sacerdote hará expiación por ellos y quedarán perdonados. 21 Luego sacará el novillo fuera del campamento y lo quemará, como hizo con el novillo anterior: este es el sacrificio por el pecado de la asamblea.

 

Si es un jefe el que ha pecado

Éx 27,1-8; 38,1-7

 

22 Si un jefe se ha hecho culpable porque sin darse cuenta pecó haciendo una cosa prohibida por los mandamientos del Señor, su Dios, 23 cuando se le haga saber cuál es el pecado que ha cometido, presentará como ofrenda un cabrito macho sin defecto. 24 Colocará su mano sobre la cabeza del cabrito y lo inmolará en el lugar donde se inmola el holocausto ante el Señor. Es un sacrificio por el pecado. 25 El sacerdote mojará su dedo en la sangre de este sacrificio, untará los ángulos del altar de los holocaustos y derramará el resto de la sangre al pie del altar. 26 Después quemará toda la grasa sobre el altar de los holocaustos, como se hace con la grasa de un sacrificio de comunión. De esta manera el sacerdote hará la expiación por el jefe, y su pecado le será perdonado.

 

Si cualquier persona del pueblo se ha hecho culpable

 

27 Si cualquier persona del pueblo se ha hecho culpable porque sin darse cuenta pecó haciendo una cosa prohibida por los mandamientos del Señor, 28 cuando se le haga saber el pecado que ha cometido, presentará como ofrenda por su pecado un cabrito sin defecto. 29 Pondrá la mano sobre la cabeza de la víctima y la inmolará por su pecado en el mismo lugar en donde se ofrecen los holocaustos. 30 El sacerdote mojará su dedo en la sangre, untará los ángulos del altar de los holocaustos y derramará el resto de la sangre al pie del altar. 31 Separará toda la grasa de la víctima, como se separa la de un sacrificio de comunión, y la quemará sobre el altar, como calmante aroma para el Señor. Así el sacerdote presentará por esa persona un sacrificio de expiación y se le perdonará.

32 Si presenta un cordero como su ofrenda por el pecado, debe ofrecer una hembra sin defecto. 33 El oferente pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima y la inmolará como propiciación por su pecado en el lugar en donde se inmola el holocausto. 34 El sacerdote mojará su dedo en la sangre, untará los ángulos del altar de los holocaustos y derramará el resto de la sangre al pie del altar. 35 Separará toda la grasa de la víctima, como se separa la grasa de la víctima de un sacrificio de comunión, y el sacerdote la quemará sobre el altar, junto con los sacrificios que se ofrecen al Señor. De esta manera el sacerdote hará la expiación por esa persona, y su pecado le será perdonado.

 

Si una persona se hace culpable

Dt 19,15-20; Prov 29,24

 

5 1 Si una persona oyó un juramento, o es testigo de lo que ha visto o conoce, y peca haciéndose culpable porque no lo declara; 2 o si alguien se vuelve impuro y culpable porque sin darse cuenta tocó cualquier cosa impura, sea el cadáver de una bestia impura, el cadáver de un animal impuro o el cadáver de un bicho impuro; 3 o si alguien toca sin darse cuenta cualquier inmundicia humana con que uno puede contaminarse y después, al caer en la cuenta, reconoce su culpa; 4 si uno sin consideración pronuncia con los labios un juramento de hacer algo bueno o malo, tratándose de esos casos en que alguien pronuncia un juramento a la ligera, pero luego, cayendo en la cuenta, asume su culpa en el asunto, 5 el que se considere culpable en uno de estos casos, reconocerá aquello en lo que ha pecado 6 y ofrecerá el Señor, como sacrificio de reparación por su culpa, una hembra de ganado menor, oveja o cabra, en sacrificio por su pecado, y de esta manera el sacerdote hará expiación por su pecado.

7 Si la persona no tiene suficiente para una res de ganado menor, ofrecerá al Señor, como sacrificio de reparación por su pecado, dos tórtolas o dos pichones, uno como sacrificio por el pecado y otro como holocausto. 8 Los presentará al sacerdote, que ofrecerá primero el que se destina al sacrificio por el pecado. Con las uñas le cortará el cuello junto a la cabeza sin arrancarla completamente. 9 Rociará con la sangre de la víctima el lado del altar y la sangre que quede la derramará al pie del altar: es el sacrificio por el pecado. 10 Con la otra ave ofrecerá un holocausto, conforme a lo establecido. El sacerdote hará la expiación por esa persona, y su pecado le será perdonado.

11 Si sus recursos no le alcanzan para dos tórtolas o dos pichones, llevará como ofrenda por su pecado unos cuatro kilos de harina de la mejor calidad. No pondrá sobre ella aceite ni colocará incienso, porque es el sacrificio por el pecado. 12 La presentará al sacerdote quien, tomando un puñado como memorial, la quemará sobre el altar, junto con los sacrificios que se ofrecen al Señor: es un sacrificio por el pecado. 13 El sacerdote expiará por esa persona, y el pecado que cometió en cualquiera de los casos enumerados le será perdonado; el sacerdote recibirá su parte como en la oblación”.

 

Si una persona peca al cometer un delito contra el Señor

Lv 7,1-6; Ex 22,6-14; 23,1-2; Nm 5,5-8; 2 Re 12,17

 

14 El Señor habló así a Moisés: 15 “Si alguien peca porque sin darse cuenta toma algo de las ofrendas sagradas que pertenecen al Señor, le ofrecerá como sacrificio de reparación un cordero del rebaño sin defecto, que valorarás en plata, según las pesas del santuario. 16 Restituirá lo que sustrajo de las ofrendas sagradas, añadiendo el equivalente a una quinta parte, lo entregará al sacerdote, y con el cordero de reparación, este hará expiación por esa persona y se le perdonará.

17 ”Si alguien peca porque sin darse cuenta hace algo que prohíben los mandamientos del Señor, se vuelve culpable y carga con su pecado, 18 llevará al sacerdote, como sacrificio de reparación, un cordero del rebaño sin defecto, según tu valoración, y el sacerdote hará expiación por esa persona, por la falta que cometió sin darse cuenta, y se le perdonará. 19 Es un sacrificio de reparación porque era culpable ante el Señor”.

20 El Señor habló así a Moisés: 21 “Si una persona peca al cometer un delito contra el Señor porque se niega a entregar a su prójimo algo que le fue dejado en depósito, o que le fue robado o arrebatado por la fuerza, 22 o si niega que ha encontrado un objeto perdido, o si jura en falso en aquellas cosas en que el hombre suele pecar, 23 si incurre en tal pecado y se hace culpable, devolverá lo que había robado, lo que había quitado a la fuerza, el depósito que se le confió o el objeto perdido que encontró, 24 así como todo aquello sobre lo que juró en falso. Debe restituir todo, pero añadiendo una quinta parte más; todo lo devolverá a su dueño en el día de su sacrificio de reparación. 25 Ofrecerá al Señor como sacrificio de reparación ante el sacerdote un cordero sin defecto del rebaño, del ganado menor, según tu valoración. 26 El sacerdote hará expiación por esa persona ante el Señor y le será perdonada cualquiera de las faltas que hubiere cometido”.

 

Esta es la ley relativa al holocausto*

Ex 29,38-42; Nm 28,3-8; 2 Re 16,15; Ez 46,13-15; 2 Mac 1,18-36

 

6 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Ordena a Aarón y a sus hijos diciéndoles: ‘Esta es la ley relativa al holocausto, al rito del holocausto que se consume sobre las brasas encima del altar durante toda la noche hasta la mañana, mientras el fuego se mantiene siempre encendido: 3 el sacerdote, revestido con una túnica de lino y llevando también calzones de lino, sacará las cenizas del holocausto que el fuego ha dejado sobre el altar y las colocará a un costado. 4 Luego se quitará esos vestidos y se pondrá otros para sacar las cenizas a un lugar limpio fuera del campamento. 5 El fuego permanecerá siempre encendido sobre el altar, sin apagarse. Cada mañana, el sacerdote pondrá leña, colocará encima el holocausto y quemará también sobre esa leña la grasa de los sacrificios de comunión. 6 Un fuego permanente arderá sobre el altar y no se dejará apagar’.

 

Esta es la ley de la ofrenda

 

7”Esta es la ley de la ofrenda: los descendientes de Aarón la ofrecerán al Señor frente al altar. 8 Uno de ellos tomará de la ofrenda un puñado de harina de la mejor calidad con el aceite y todo el incienso que se ofrece con ella; quemará eso sobre el altar en memorial, como calmante aroma para el Señor. 9 Lo que quede de la ofrenda lo comerán Aarón y sus hijos; lo comerán sin levadura y en un lugar santo, en el atrio de la Tienda del Encuentro. 10 No se preparará con levadura; es la porción que les doy de los manjares que se queman para mí. Es algo muy santo, como el sacrificio por el pecado o el sacrificio de reparación. 11 Todo varón de los hijos de Aarón podrá comerlo. Es un decreto perpetuo para sus descendientes referente a los manjares que se queman ante el Señor. Todo lo que los toque quedará consagrado”.

12 El Señor habló así a Moisés: 13 “Esta es la ofrenda que Aarón y sus hijos presentarán ante el Señor el día que reciban la unción: unos cuatro kilos de harina de la mejor calidad, como ofrenda perpetua, la mitad por la mañana y la otra mitad por la tarde. 14 Será preparada con aceite en una sartén. La presentarás cuando se haya freído y la ofrecerás partida en trozos como calmante aroma ante el Señor. 15 La ofrecerá cualquiera de los hijos de Aarón que le suceda como sacerdote ungido. Es un decreto perpetuo. Se quemará en su totalidad ante el Señor. 16 Cualquier oblación de un sacerdote será completamente quemada y de ella no se puede comer nada”.

 

Esta es la ley del sacrificio por el pecado

 

17 El Señor habló así a Moisés: 18 “Habla a Aarón y a sus hijos diciéndoles: ‘Esta es la ley del sacrificio por el pecado: Allí donde se inmola el holocausto, se ofrecerá también al Señor el sacrificio por el pecado. Es algo muy santo. 19 Puede comer de este el sacerdote que ha ofrecido el sacrificio por el pecado. Lo comerá en el lugar sagrado, dentro del atrio de la Tienda del Encuentro. 20 Todo lo que toque esta carne quedará consagrado, y si su sangre cae en los vestidos, la parte salpicada se lavará en lugar santo. 21 La vasija de barro en que la carne fue cocida se romperá, pero si se usa un recipiente de bronce, se purificará lavándolo con agua. 22 Todo varón entre los sacerdotes podrá comerla; es cosa muy santa. 23 Pero no se podrá comer ninguna víctima ofrecida por el pecado si su sangre ha sido introducida en la Tienda del Encuentro para ofrecer la expiación dentro del santuario: esa víctima será consumida por el fuego’”.

 

Esta es la ley del sacrificio de reparación

 

7 1 “Esta es la ley del sacrificio de reparación; es una cosa muy santa. 2 El sacrificio de reparación se inmolará en el lugar donde se inmola el holocausto, y su sangre se derramará en torno al altar. 3 Se ofrecerá toda la grasa de la víctima, la cola y la grasa que cubre las entrañas, 4 los riñones, la grasa que está sobre ellos, sobre los lomos y la que quede sobre el hígado. Toda esta grasa se separará junto con los riñones. 5 El sacerdote quemará todo sobre el altar, porque es una reparación en honor del Señor. 6 Todo varón de entre los sacerdotes la puede comer; se comerá en lugar sagrado, porque es una cosa muy santa.

7 Hay una sola ley para el sacrificio por el pecado y para el sacrificio de reparación; será para el sacerdote lo que se ofrece como reparación mediante el sacrificio. 8 La piel de la víctima que alguien presenta para ser ofrecida en holocausto es para el sacerdote que la ofrece. 9 Toda oblación que se prepara al horno y todo lo que se cuece en una olla o en una sartén, también es para el sacerdote que la ofrece, 10 pero toda oblación, amasada con aceite o seca, será para todos los hijos de Aarón, por partes iguales”.

 

Esta es la ley sobre el sacrificio de comunión

Lv 22,18-23.29-30;  Dt 12,6.17; Jr 17,26; 33,11; Am 4,5

 

11 Esta es la ley sobre el sacrificio de comunión que se ofrece al Señor:

12 “Si alguien ofrece un sacrificio en acción de gracias, junto con él ofrecerá panes sin levadura amasados con aceite o tortas sin levadura bañadas con aceite, y también tortas de harina de la mejor calidad amasadas con aceite. 13 A esta ofrenda y al sacrificio de comunión en acción de gracias le añadirá una ofrenda de tortas de pan fermentado. 14 Separará una porción de cada una de estas cosas, como ofrenda reservada al Señor, que será para el sacerdote que derramó la sangre del sacrificio de comunión. 15 La carne de aquel sacrificio de comunión en acción de gracias se comerá el mismo día en que se ofreció, y no se dejará nada para la mañana siguiente.

           16 Si se ofrece la víctima para cumplir una promesa comunitaria o como ofrenda voluntaria, se deberá comer el mismo día en que se ofreció; si sobra algo, se comerá al día siguiente. 17 Al tercer día, si queda algo de la víctima sacrificada, se consumirá por el fuego.

18 Si se come algo de la carne de un sacrificio de comunión al tercer día, el sacrificio no aprovechará al que lo ofreció; no se le tomará en cuenta, será un alimento impuro y quien coma esta carne cargará con su pecado.

19 No se comerá la carne que haya tocado algo impuro, sino que se quemará. El resto de la carne puede ser comido por cualquiera que esté puro. 20 Pero el que coma la carne del sacrificio de comunión ofrecido al Señor sin estar en estado de pureza, será excluido de su pueblo.

21 Será excluido del pueblo el que coma la carne del sacrificio de comunión ofrecido al Señor después de haber tocado una impureza humana, o de animal o de cualquier objeto impuro”.

22 El Señor habló así a Moisés: 23 “Habla a los israelitas diciéndoles: ‘No coman grasa de buey, de oveja o de cabra. 24 La grasa de cualquier animal muerto o destrozado podrá servir para cualquier otra cosa, pero no para comerla. 25 El que coma la grasa de los animales que se ofrecen para ser quemados en honor del Señor, será excluido de su pueblo.

26 En cualquier lugar en que habiten, no comerán sangre, ni de ave ni de otros animales. 27 La persona que coma cualquier clase de sangre quedará excluida de su pueblo’”.

 

Esta es la porción que le pertenece a Aarón y a sus descendientes

Lv 8,12-15; Éx 30,22; Dt 18,3-5

 

28 El Señor habló así a Moisés: 29 “Habla a los israelitas diciéndoles: Quien presente al Señor un sacrificio de comunión, ofrecerá su sacrificio de comunión como una ofrenda al Señor. 30 Con sus manos ofrecerá los manjares que se queman ante el Señor. Él mismo presentará la grasa y el pecho para que se realice ante el Señor el rito del balanceo. 31 El sacerdote quemará la grasa sobre el altar y el pecho será para Aarón y sus hijos. 32 Ustedes le entregarán al sacerdote la pierna derecha de la víctima sacrificada, 33 que le pertenece al descendiente de Aarón que ofreció la sangre de la víctima del sacrificio de comunión y su grasa. 34 Porque yo he tomado de los sacrificios de comunión de los israelitas el pecho con el que se ha realizado el rito del balanceo y la pierna derecha, para darla al sacerdote Aarón y a sus descendientes. Esta es un decreto perpetuo para los israelitas.

 

35”Esta es la porción de los sacrificios que se queman en honor del Señor, que le pertenece a Aarón y a sus descendientes desde el día en que fueron presentados para ejercer como sacerdotes del Señor. 36 Esto es lo que el Señor ordenó que se les diera a partir del día en que fueron ungidos y separados de los israelitas; es un decreto perpetuo para todas sus generaciones. 37 Esta es la ley que se refiere al holocausto y a la ofrenda, al sacrificio por el pecado y al sacrificio de reparación, al sacrificio de investidura de los sacerdotes y al sacrificio de comunión, 38 que el Señor ordenó a Moisés en la montaña del Sinaí, cuando en el desierto de Sinaí prescribió lo referente a las ofrendas que deben presentar al Señor”.

 

  1. ORDENACIÓN DE LOS SACERDOTES*­

 

Derramó aceite sobre la cabeza de Aarón y lo ungió*

Éx 28,1-29,35; 39,1-32; 40,12-15

 

8 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Toma a Aarón y a sus hijos, lleva también las vestiduras sacerdotales, el aceite de la unción, el novillo del sacrificio por el pecado, dos corderos, el canasto con los panes sin levadura, 3 y reúne a toda la comunidad a la entrada de la Tienda del Encuentro”. 4 Moisés hizo como el Señor le ordenó: reunió a la comunidad a la entrada de la Tienda del Encuentro, 5 y les dijo: “Esto es lo que el Señor nos ha mandado hacer”.

6 Moisés hizo que Aarón y sus hijos se acercaran y los lavó con agua. 7 Después vistió a Aarón con la túnica y se la ciñó con un cinturón, lo revistió con el manto y encima colocó el efod, sujetándolo con una cinta del mismo efod. 8 Sobre el efod puso el pectoral y sobre este colocó el urim y el tumim*. 9 Le puso el turbante sobre la cabeza y colocó en su parte frontal la lámina dorada, la diadema santa, conforme a lo que el Señor había ordenado a Moisés.

10 Moisés tomó el aceite de la unción y consagró el santuario con todo lo que había en él, 11 hizo siete aspersiones sobre el altar, lo ungió y lo consagró junto con todos sus utensilios, así como también la fuente y su base. 12 Luego derramó aceite sobre la cabeza de Aarón y lo consagró con la unción. 13 Después ordenó que se acercaran los hijos de Aarón, los vistió con sus túnicas, se las ciñó con sus cinturones y les puso sus tiaras, como el Señor le había ordenado a Moisés.

14 Después hizo acercar el novillo del sacrificio por el pecado. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del novillo que se ofrecía como sacrificio por el pecado. 15 Moisés lo sacrificó, y tomando algo de su sangre, untó con su dedo los ángulos alrededor del altar para santificarlo. A continuación derramó el resto de la sangre al pie del altar y lo consagró para que sobre él se ofrecieran sacrificios de expiación. 16 Luego Moisés tomó toda la grasa que reviste las entrañas, el resto de la grasa que está sobre el hígado, y los dos riñones con su grasa, quemó todo eso sobre el altar, 17 e hizo consumir por el fuego el resto del novillo, su piel, su carne y sus excrementos, así como el Señor le había ordenado a Moisés. 

18 Después hizo llevar el carnero del holocausto, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza de la víctima. 19 Moisés lo sacrificó y bañó con su sangre todo el entorno del altar; 20 lo descuartizó, y quemó la cabeza, los trozos y la grasa. 21 Después de lavar con agua las entrañas y las patas, Moisés hizo consumir todo el carnero sobre el altar como holocausto de calmante aroma, manjar quemado para el Señor, como el Señor le había ordenado a Moisés.

22 Luego hizo acercar el segundo carnero, el del sacrificio de investidura, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero. 23 Moisés lo sacrificó, tomó algo de su sangre y la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el pulgar de su mano derecha y de su pie derecho. 24 También hizo que se acercaran los hijos de Aarón y les untó con la sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y del pie derecho de ellos, y bañó con sangre todo el entorno del altar. 25 Tomó luego la grasa, la cola, toda la grasa que recubre las entrañas, la que está sobre el hígado, los dos riñones con su grasa y la pierna derecha. 26 Del canasto de los panes sin levadura que están ante el Señor tomó un pan sin levadura, un pan amasado con aceite y un pan bañado en aceite, y los puso sobre la grasa y sobre la pierna derecha. 27 Moisés puso todo esto en las manos de Aarón y de sus hijos para que hicieran el rito del balanceo ante el Señor. 28 Después Moisés lo volvió a tomar de sus manos y lo quemó sobre el altar encima del holocausto. Era el sacrificio de investidura, calmante aroma, manjar quemado en honor del Señor. 29 Moisés tomó entonces el pecho e hizo con él el rito del balanceo en honor del Señor. Esta era la parte del carnero de la investidura que le correspondía a Moisés, como el Señor se lo había ordenado.

30 Moisés tomó parte del aceite de la unción y de la sangre que estaba encima del altar e hizo una aspersión sobre Aarón y sus hijos con sus vestiduras, y así quedaron consagrados.

31 Moisés dijo a Aarón y a sus hijos: “Cocinen la carne a la entrada de la Tienda del Encuentro y cómanla allí mismo. Cómanla allí con el pan que hay en la canasta del sacrificio de la investidura, porque esto es lo que he ordenado: ‘lo comerán Aarón y sus hijos’, 32 pero quemarán lo que sobre de la carne o del pan. 33 Durante siete días no se apartarán de la entrada de la Tienda del Encuentro, hasta completar los días de su investidura, que deben durar siete días. 34 El Señor ha ordenado que, para hacer expiación por ustedes, se proceda como lo he hecho hoy. 35 Durante siete días, tanto de día como de noche, permanecerán a la entrada de la Tienda del Encuentro, observando la orden del Señor; así no morirán. Esto es lo que el Señor me ordenó”.

36 Aarón y sus hijos hicieron todo conforme a lo que el Señor había mandado por medio de Moisés.

 

Acércate al altar y ofrece el sacrificio

Nm 6,22-26; Jue 6,21; 1 Re 18,38; 1 Cr 21,26; Heb 5,1-3; 7,23

 

9 1 Al octavo día Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, así como a los ancianos de Israel, 2 y le dijo a Aarón: “Toma un novillo como sacrificio por el pecado así como un carnero para el holocausto, que sean sin defecto, y ofrécelos al Señor, 3 Hablarás también a los israelitas y les dirás: ‘Tomen un cabrito como sacrificio por el pecado, un becerro y un cordero de un año sin defecto para el holocausto, 4 y un toro y un carnero para el sacrificio de comunión que serán sacrificados delante del Señor, y también una ofrenda de pan amasado con aceite, porque hoy mismo se les manifestará el Señor’”. 5 Presentaron ante la entrada de la Tienda del Encuentro todo lo que Moisés había mandado; toda la comunidad se reunió y se puso en la presencia del Señor. 6 Entonces Moisés dijo: “Esto es lo que el Señor ordenó que ustedes hagan para que se manifieste la gloria del Señor”.

7 Moisés dijo a Aarón: “Acércate al altar y ofrece tu sacrificio por el pecado y tu holocausto; presenta la expiación por ti mismo y por tu familia; presentarás también la ofrenda del pueblo y harás expiación por ellos, como lo mandó el Señor.

8 Aarón se acercó al altar y sacrificó el novillo como sacrificio por su propio pecado. 9 Los hijos de Aarón le acercaron la sangre; él mojó su dedo en la sangre y con ella tocó los ángulos del altar; el resto de la sangre la derramó al pie del altar. 10 Después quemó sobre el altar la grasa, los riñones y lo que quedaba del hígado de la víctima sacrificada por el pecado, conforme a lo que el Señor le había ordenado a Moisés, 11 pero la carne y la piel las quemó fuera del campamento.

12 Luego inmoló la víctima ofrecida como holocausto. Los hijos de Aarón le presentaron la sangre, que él derramó en torno al altar. 13 Le llevaron también la víctima descuartizada y la cabeza, y él quemó todo eso sobre el altar; 14 lavó las entrañas y las patas y las colocó en el altar, encima del holocausto, para que se consumieran.

15 A continuación presentó la ofrenda del pueblo. Tomó el cabrito del sacrificio por el pecado del pueblo, lo degolló y lo ofreció como sacrificio por el pecado, como había hecho previamente. 16 También ofreció el holocausto, así como está establecido. 17 Después presentó la ofrenda: tomó en sus manos un puñado de harina de la mejor calidad e hizo que se consumiera sobre el altar, además del holocausto que se ofrece por la mañana. 

18 Sacrificó el toro y el carnero como sacrificio de comunión del pueblo. Los hijos de Aarón le llevaron la sangre y él la derramó alrededor del altar. 19 Las partes con grasa del toro y del carnero, la cola, la grasa que recubre las entrañas, los riñones y la que quedaba del hígado, 20 las pusieron encima de los pechos de las víctimas y Aarón las quemó sobre el altar. 21 Aarón realizó el rito del balanceo ante el Señor con los pechos y la pierna derecha, así como el Señor le ordenó a Moisés.

22 Luego Aarón levantó sus manos sobre el pueblo y lo bendijo. Cuando terminó de ofrecer el sacrificio por el pecado, el holocausto y el sacrificio de comunión, bajó del altar. 23 Moisés y Aarón entraron a la Tienda del Encuentro, y cuando salieron bendijeron al pueblo. Entonces la gloria del Señor se manifestó a todo el pueblo. 24 De la presencia del Señor salió fuego que consumió el holocausto y los trozos de grasa que estaban sobre el altar. Todo el pueblo lo vio, lanzó gritos de alegría y se postró en tierra.

 

Yo mostraré mi santidad ante todos los que se acercan a mí*

Éx 6,23; 24,1; Nm 16,1-17,5; 2Re 1,10

 

10 1 Nadab y Abiú, los hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, les pusieron brasas, echaron encima el incienso y ofrecieron ante el Señor un fuego profano que él no les había mandado. 2 Entonces salió fuego de la presencia del Señor que los quemó por completo y cayeron muertos ante el Señor. 3 Moisés dijo a Aarón: “Esto es lo que el Señor declaró cuando dijo: ‘Yo mostraré mi santidad ante todos los que se acercan a mí, y manifestaré mi gloria ante todo el pueblo’”. Y Aarón guardó silencio. 4 Moisés llamó a Misael y a Elisafán, hijos de Oziel, tío de Aarón, y les dijo: “Vengan, saquen a sus hermanos del interior del santuario y llévenlos fuera del campamento”. 5 Ellos fueron y los sacaron del campamento cubiertos con sus propias túnicas, así como les había ordenado Moisés.

 

La comunidad de los israelitas hará duelo

Lv 21

 

6 Moisés dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: “No lleven la cabellera desordenada ni rasguen sus vestidos, para que ustedes no mueran ni se encienda la ira del Señor contra toda la comunidad. Serán sus hermanos, la comunidad de los israelitas, los que harán duelo por los que fueron consumidos por el fuego del Señor. 7 Tampoco se apartarán de la entrada de la Tienda del Encuentro, no sea que mueran, porque está sobre ustedes la unción del Señor”. Ellos obedecieron la palabra de Moisés.

 

No beberán vino ni licor

Ez 44,21 // 10,9: Lc 1,15

 

8 El Señor habló así a Aarón: 9 “Cuando tú o tus hijos deban entrar en la Tienda del Encuentro, no beberán vino ni licor, no sea que mueran. Esto es un decreto perpetuo para todos tus descendientes, 10 para que así distingan entre lo sagrado y lo profano, entre lo puro y lo impuro 11 y puedan instruir a los israelitas en todos los mandamientos que el Señor les ha comunicado por medio de Moisés”.

 

Esta es la parte que les corresponde a ti y a tus hijos

Lv 6,9-18; 7,28-34

 

12 Moisés habló así a Aarón, y a Eleazar e Itamar, que son los hijos que le quedaban: “Tomen todo el resto de la ofrenda que se ha quemado ante el Señor y cómanlo sin levadura junto al altar, porque es cosa santa. 13 Ustedes la comerán en el lugar santo, porque es la parte que les corresponde a ti y a tus hijos, tomada de lo que se ha quemado ante el Señor, porque eso me fue ordenado.  14 Tú, tus hijos y tus hijas, comerán en un lugar puro el pecho del rito del balanceo y la pierna reservada, porque se les ha dado como porción tuya y de tus hijos de los sacrificios de comunión de los israelitas. 15 La pierna reservada y el pecho serán traídos para el rito del balanceo ante el Señor, y pertenecerán a ti y a tus hijos como porción perpetua, según lo ha ordenado el Señor.

 

¿Por qué no han comido la carne del sacrificio…?

Lv 6,19.24-26

 

16 Moisés preguntó por el carnero del sacrificio por el pecado, y supo que ya había sido quemado. Entonces se indignó contra Eleazar e Itamar, los hijos que le quedaban a Aarón, y les dijo: 17 “¿Por qué no han comido la carne del sacrificio por el pecado en el lugar santo? Era cosa muy santa que se les daba a ustedes, ofrecida para quitar el pecado de la comunidad, haciendo expiación por ellos ante el Señor. 18 Debían haberla comido en el lugar sagrado, conforme a la orden que les había dado, porque su sangre no había sido introducida en el santuario”. 19 Aarón le respondió a Moisés: “Mis hijos ofrecieron hoy ante el Señor el sacrificio por el pecado y los holocaustos; y mira lo que me ha sucedido. Si hoy yo hubiera comido algo de la víctima ofrecida en sacrificio por el pecado, ¿habría sido agradable a los ojos del Señor?”.

20 Moisés escuchó esto y lo aprobó.

 

III. LEYES SOBRE LA PUREZA RITUAL*­

 

Esta es la instrucción sobre los animales*

Lv 20,25; Gn 7,2; Dt 14,1-21; Hch 10,9-16; 11,1-18

 

11 1 El Señor habló así a Moisés y a Aarón: 2 “Hablen a los israelitas diciéndoles: ‘Estos son los animales que ustedes podrán comer de entre todas las bestias que hay en toda la tierra: 3 Pueden comer cualquier animal de pezuña partida, hendida en dos partes y que sea rumiante. 4 Pero entre los rumiantes o los animales que tienen la pezuña partida, no comerán el camello, porque, aunque es rumiante, no tiene la pezuña partida; será impuro para ustedes. 5 Tampoco comerán el conejo, porque, aunque es rumiante, no tiene la pezuña partida; lo considerarán impuro. 6 Ni comerán la liebre, porque, aunque es rumiante, no tiene la pezuña partida. 7 Ni comerán el cerdo, porque, aunque tiene la pezuña partida, hendida en dos partes, no es rumiante. Por eso lo considerarán impuro. 8 No comerán su carne ni tocarán sus cadáveres. Estos animales serán para ustedes cosa impura.

9 De entre todos los animales que viven en el agua, ustedes podrán comer todo lo que tiene aletas y escamas, tanto si habita en el mar como si habita en los ríos. 10 Pero toda clase de bichos de las aguas o todo animal que vive en las aguas, sea en el mar o en los ríos, si no tiene aletas o escamas, será considerado como algo repugnante, 11 no comerán su carne y sus cadáveres serán tenidos como repugnantes. 12 Ustedes considerarán como repugnante todo animal acuático que no tenga aletas ni escamas. 

13 Estas aves serán tenidas como impuras y no las comerán porque son repugnantes: el buitre, el quebrantahuesos y el águila marina, 14 el milano y todas las especies de halcón, 15 todas las especies de cuervos, 16 el avestruz, la lechuza, la gaviota y todas las especies de gavilanes, 17 el búho, el cormorán, el ibis 18 el cisne, el pelícano, el calamón, 19 la cigüeña, todas las clases de garzas, la abubilla y el murciélago.

20 Ustedes tendrán como repugnantes a todos los insectos que vuelan y caminan sobre cuatro patas. 21 Pero de estos podrán comer los que, además de las cuatro patas, tienen otras dos para saltar sobre el suelo. 22 De ellos podrán comer todas las especies de langostas, todas las especies de saltamontes, las chicharras y las diferentes especies de grillos. 23 Pero tendrán como repugnantes a los otros insectos voladores que solo tienen cuatro patas.

 

Por todas estas cosas ustedes pueden quedar impuros

// 11,44-45: 1 Pe 1,16

 

24 Por todas estas cosas ustedes pueden quedar impuros: El que toque el cadáver de uno de estos animales quedará impuro hasta la tarde. 25 El que levante el cadáver de uno de ellos deberá lavar su ropa y quedará impuro hasta la tarde. 26 Todo animal que no tiene la pezuña partida en dos uñas y que no es rumiante, debe ser considerado impuro por ustedes. Cualquier persona que lo toque quedará impura. 27 Entre todos los animales cuadrúpedos, los que caminan sobre la planta de sus pies serán considerados impuros. El que toque sus cadáveres quedará impuro hasta la tarde. 28 El que levante el cadáver de uno de ellos deberá lavar su ropa y quedará impuro hasta la tarde. Estos animales son impuros para ustedes.

29 De entre los animales que se arrastran sobre la tierra, ustedes deberán considerar impuros: la comadreja, el ratón, todas las especies de lagartos, 30 el erizo, el cocodrilo, el camaleón, la lagartija y el topo. 31 Entre todos los animales que se arrastran, ustedes considerarán impuros a todos estos. Cualquiera que toque el cadáver de alguno de ellos quedará impuro hasta la tarde.

32 También quedará impuro cualquier objeto sobre el que caiga el cadáver de alguno de ellos. Si se trata de un objeto de madera, o un vestido, una piel, una arpillera o cualquier otro material, se lo pondrá en el agua y quedará impuro hasta la tarde; solo después se podrá considerar como puro. 33 Todo recipiente de barro dentro del que caiga uno de ellos quedará impuro y se deberá romper. 34 Cualquier comestible preparado con agua de esa vasija será impuro y toda bebida que se beba de ese utensilio será impura. 35 Cualquier objeto sobre el que caiga uno de esos cadáveres, incluso el horno o el fogón, deberá ser destruido: son impuros y deben ser considerados como tales. 36 Solo seguirán considerándose como puras la fuente y la cisterna donde se recoge el agua, pero el que toque el cadáver de uno de estos animales se vuelve impuro. 37 Si uno de estos cadáveres cae sobre la semilla destinada a la siembra, esta seguirá siendo pura, 38 pero si cae sobre la semilla que ya fue remojada, entonces la considerarán impura.

39 Si muere alguno de los animales que se pueden comer, el que toque su cadáver quedará impuro hasta el atardecer. 40 El que coma carne de ese cadáver, lavará sus vestidos y quedará impuro hasta el atardecer. El que levante ese cadáver también lavará su ropa y quedará impuro hasta el atardecer.

41 Todo animal que se arrastra por el suelo es repugnante; no se puede comer. 42 No comerán ningún animal que se arrastra sobre su vientre caminando con cuatro o más patas, porque son repugnantes. 43 No se hagan repugnantes ustedes mismos comiendo esta clase de animales que se arrastran, no sean impuros ni se contaminen por causa de ellos. 44 Santifíquense y sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo. No sean impuros comiendo esta clase de animales que se arrastran por la tierra, 45 porque yo soy el Señor, que los saqué de Egipto para ser su Dios. Ustedes deben ser santos porque yo soy santo.

46 Esta es la ley sobre los animales y las aves, sobre todos los vivientes que se deslizan por el agua y los que se arrastran sobre la tierra, 47 para que distingan entre lo impuro y lo puro, entre el animal que se puede comer y el que no se puede comer”.

 

Cuando una mujer dé a luz*

Lv 15,19 ; Gn 17,10-14; Lc 1,59; 2,21 // 12:8: Lc 2,24

 

12 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Habla a los israelitas diciéndoles: ‘Cuando una mujer quede embarazada y dé a luz un hijo varón, quedará impura por siete días, como cuando tiene la menstruación. 3 El prepucio del niño será circuncidado al octavo día, 4 pero ella permanecerá todavía otros treinta y tres días purificándose de su pérdida de sangre. No tocará ninguna cosa santa ni irá al santuario, hasta que se hayan cumplido los días de su purificación. 5 Si da a luz una niña, quedará impura durante dos semanas, como cuando tiene la menstruación, y después permanecerá otros sesenta y seis días purificándose de su pérdida de sangre. 6 Cuando se cumplan los días de su purificación, sea por un niño o por una niña, llevará al sacerdote a la entrada de la Tienda del Encuentro un cordero de un año como holocausto y un pichón o una tórtola como sacrificio por el pecado. 7 Serán ofrecidos en presencia del Señor y el sacerdote hará por ella la expiación; así quedará purificada de su pérdida de sangre. Esta es la ley de la que da a luz un niño o una niña. 8 Si no está en sus posibilidades ofrecer un cordero, tomará dos tórtolas o dos pichones, uno como holocausto y otro como sacrificio por el pecado. El sacerdote hará expiación por ella y así quedará purificada’”.

 

Quien sufra la lepra*

Nm 12,10-15; Dt 24,8-9; 2 Re 5; Mt 8,2-3; 10,8; 11,5; 26,6; Lc 4,27; 17,11-19

 

13 1 El Señor habló así a Moisés y a Aarón: 2 “Cuando en la piel de una persona se forma una hinchazón, una erupción o una mancha, si la mancha es como de lepra, deberá ser llevada al sacerdote Aarón o a alguno de los sacerdotes de su familia. 3 El sacerdote deberá observar la llaga que hay en su piel, y si el pelo de la piel se ha vuelto blanco y la llaga parece más profunda que el resto de la piel, se trata entonces de una llaga de lepra. El sacerdote, después de comprobarlo, deberá declararla impura. 4 Si en la piel hay una llaga blanca, pero no es más profunda que el resto de la piel y el pelo no se ha vuelto blanco, el sacerdote ordenará que permanezca aislada durante siete días. 5 A los siete días, el sacerdote volverá a examinarla, y si constata que la llaga permanece estable y no se ha extendido por la piel, entonces ordenará que permanezca aislada otros siete días. 6 A los siete días el sacerdote la examinará por segunda vez, y si la llaga ha perdido su color y no se ha extendido por la piel, entonces la declarará pura porque solo ha sido una úlcera. Entonces esa persona lavará su ropa y quedará pura. 7 Pero si después que el sacerdote la examinó y la declaró pura, la llaga se extiende por la piel, deberá presentarse para ser examinada otra vez por el sacerdote. 8 El sacerdote la observará, y si la llaga sigue extendiéndose por la piel, la declarará impura porque es un caso de lepra.  

9 Si aparece un signo de lepra en una persona, esta será llevada ante el sacerdote 10 que deberá examinarla. Si en la piel hay un tumor blanquecino, el pelo se ha vuelto blanco y ha aparecido una llaga, 11 se trata de lepra crónica en su piel. Entonces el sacerdote, sin necesidad de aislarla, la declarará impura porque es evidentemente impura. 12 Cuando la lepra se ha extendido por toda la piel, desde la cabeza a los pies, en lo que puede ver el sacerdote, 13 que la examinará, y si la lepra ha cubierto todo su cuerpo, la declarará pura, porque si se ha vuelto completamente blanco es pura. 14 Pero el día en que aparezca una llaga se ha de considerar impura. 15 El sacerdote examinará la llaga y la declarará impura. La llaga es impura y es un caso de lepra. 16 Pero si la llaga cambia y se vuelve blanca, esa persona deberá volver al sacerdote. 17 El sacerdote la examinará, y si observa que la llaga se volvió blanca, la declarará pura, porque ha quedado pura. 

18 Cuando alguien ha tenido una úlcera en la piel, y esta se ha curado, 19 pero en el lugar de la úlcera aparece un tumor blanquecino o una mancha de color blanco rojizo, deberá presentarse al sacerdote, 20 que lo examinará. Si la mancha es más profunda que la piel y el pelo se ha vuelto blanco, el sacerdote lo declarará impuro porque lo que ha aparecido en el lugar de la úlcera es lepra. 21 Pero si el sacerdote observa que allí no ha brotado pelo blanco, que la piel no se ha hundido ni ha perdido el color, deberá aislarlo durante siete días. 22 Si la mancha se extiende sobre la piel, el sacerdote lo declarará impuro porque es un caso de lepra, 23 pero si hasta ese momento la mancha de la piel no se extiende, entonces se trata de la cicatriz de la úlcera, y el sacerdote lo declarará puro.

 24 Si una persona sufre alguna quemadura en la piel y sobre la quemadura se forma una mancha de color entre blanco y rojizo o completamente blanco, 25 el sacerdote la examinará: si el pelo se ha vuelto blanco sobre la mancha blanca y esta está más hundida que el resto de la piel, es que ha brotado la lepra sobre la quemadura. El sacerdote la declarará impura: es un caso de lepra. 26 Pero si el sacerdote observa que no hay pelo blanco en la quemadura, y que esta no está más hundida que el resto de la piel ni ha perdido el color, la aislará durante siete días. 27 El séptimo día el sacerdote examinará al enfermo, y si la mancha se ha extendido por la piel, lo declarará impuro porque es un caso de lepra. 28 Pero si la mancha sigue igual, sin extenderse por la piel, y ha perdido color, se trata solo de la cicatriz de la quemadura; entonces el sacerdote declarará pura a la persona, porque lo que hubo fue la cicatriz de la quemadura.

29 Si un hombre o una mujer tiene una llaga en la cabeza o en la barbilla, 30 el sacerdote examinará la llaga y si aparece más hundida que el resto de la piel y hay en ella pelo amarillento y más ralo, lo declarará impuro porque es tiña o lepra de la cabeza o de la barbilla. 31 Pero si el sacerdote observa que la llaga de tiña no está más hundida que el resto de la piel y no hay en ella pelo amarillento, aislará durante siete días a la persona que tiene la llaga. 32 A los siete días el sacerdote volverá a examinar a esa persona que tiene la tiña; si la llaga no se ha extendido y no hay en ella pelo amarillento ni se encuentra más hundida que el resto de la piel, 33 la persona se cortará el pelo, salvo en el lugar de la tiña, y el sacerdote la aislará por segunda vez durante siete días. 34 Al séptimo día el sacerdote examinará a la persona afectada y, si la llaga no se ha extendido por la piel ni se encuentra más hundida que el resto de la piel, el sacerdote la declarará pura. La persona lavará su ropa y quedará pura. 35 Pero si después de ser declarada pura, la tiña se extiende por la piel, 36 el sacerdote la examinará, y si constata que la tiña se ha extendido por la piel, no tendrá que verificar si hay pelo amarillento porque aquella persona es impura. 37 Pero si, según su juicio, la tiña no se ha extendido y ha salido pelo negro, es que se ha curado de la tiña; el paciente está puro y así lo declarará el sacerdote.

38 Cuando un hombre o una mujer tengan manchas blancas sobre la piel, 39 el sacerdote las observará: si constata que las manchas de su piel son de color blanco, es un caso de eczema que ha brotado en su piel. Esa persona es pura.

40 Si a un hombre se le cae el pelo y se queda calvo, es una persona pura. 41 Si se le cae el pelo de la parte frontal, es calvo por delante y es una persona pura. 42 Pero si en la calva, por detrás o por delante, aparece una llaga de color blanco rosado, es lepra que ha brotado en su calva, sea detrás o delante. 43 El sacerdote lo examinará; si la hinchazón de la llaga en la parte de la calva, sea posterior o frontal, es de color blanco rojizo, con aspecto de lepra en la piel, 44 es un caso de lepra: la persona es impura. El sacerdote la declarará impura; tiene lepra en la cabeza.

45 Quien sufra la lepra debe llevar su ropa rasgada y la cabellera revuelta, se cubrirá la parte inferior del rostro y caminará gritando: ‘¡Impuro, impuro!’. 46 Todo el tiempo que dure la llaga quedará impuro; es impuro y estará aislado, por lo que vivirá fuera del campamento.

 

Una mancha como de lepra en un vestido

 

47 Cuando aparezca una mancha como de lepra en un vestido de lana o de lino, 48 tejido o cosido, de lana, lino, piel o en cualquier objeto de cuero, 49 si la mancha en el vestido o en la piel, en el tejido, en lo cosido o en cualquier objeto de cuero, tiene color verdoso o rojizo, es un caso de lepra que debe mostrarse al sacerdote. 50 Él observará la mancha y aislará el objeto con la mancha durante siete días. 51 Al séptimo día observará la mancha y, si se ha extendido por el tejido, en lo cosido, en la piel o en un objeto de cuero, es un caso de lepra maligna y el objeto es impuro. 52 Se quemará el vestido, sea tejido o cosido, sea de lana o de lino, o el objeto de cuero en que se encuentra la mancha, porque es un caso de lepra maligna: el objeto será quemado. 53 Pero si el sacerdote observa que la mancha no se ha extendido en el vestido, sea tejido o cosido, o en el objeto de cuero, 54 el sacerdote ordenará que aquello en lo que aparece la mancha sea lavado y lo hará aislar por segunda vez durante siete días. 55 Si el sacerdote constata que la mancha, después de haber sido lavada, ha cambiado de aspecto, aunque no se haya extendido, el objeto es impuro y se echará al fuego; es una infección por dentro y por fuera. 56 Pero si el sacerdote constata que la parte manchada ha perdido color después de lavada, la arrancará del vestido, sea tejido, cosido o de cuero. 57 Pero si vuelve a aparecer en el vestido, tejido o cosido, o en cualquier objeto de cuero, es un brote de lepra; quemarán lo que está afectado por la lepra. 58 Pero si en el vestido, tejido o cosido, o en el objeto de cuero desaparece la mancha después de que se lo lava, se lo lavará por segunda vez y quedará puro.

59 Esta es la ley que se refiere a la mancha de lepra que aparece en vestidos de lana o de lino, sean tejidos o cosidos, o en objetos de cuero, de modo que puedan ser declarados puros o impuros”.

 

Cuando el leproso sea llevado para ser purificado

Mt 8,4; Mc 1,44; Lc 5,14; 17,14

 

14 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Esta es la ley que se aplicará el día que el leproso sea llevado ante el sacerdote para ser purificado. 3 El sacerdote saldrá del campamento, y si después de examinarlo comprueba que el leproso está curado de su lepra, 4 ordenará que lleven para el hombre que se va a purificar dos pájaros vivos, que sean puros, madera de cedro, una tela color púrpura e hisopo. 5 Mandará degollar uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua corriente. 6 Luego tomará el pájaro vivo, la madera de cedro, la tela color púrpura y los rociará con la sangre del pájaro degollado sobre el agua corriente 7 y hará siete aspersiones sobre el que va a ser purificado de la lepra, lo declarará puro y soltará el pájaro vivo en el campo. 8 El que se purifica lavará su ropa, se afeitará completamente todo el pelo, se bañará y así quedará puro; luego podrá entrar en el campamento, pero durante siete días deberá habitar fuera de su carpa. 9 El séptimo día rasurará todo su pelo, el de su cabeza, el de su barba y el de sus cejas; en una palabra, rasurará todo su pelo. También lavará su ropa, bañará su cuerpo y quedará puro.

10 Al octavo día tomará dos corderos sin defecto y una cordera de un año sin defecto, así como una oblación de doce kilos de harina de la mejor calidad amasada con aceite y también medio litro de aceite. 11 El sacerdote que ofrece el sacrificio por su purificación presentará ante el Señor al hombre que será purificado junto con todas estas cosas en la entrada de la Tienda del Encuentro. 12 El sacerdote tomará uno de los corderos y lo ofrecerá como sacrificio de reparación junto con medio litro de aceite y realizará ante el Señor el rito del balanceo. 13 Luego sacrificará el cordero en el lugar donde se inmolan el sacrificio por el pecado y el holocausto, en el lugar santo, porque, tanto en el sacrificio por el pecado como en el sacrificio de reparación, la víctima pertenece al sacerdote; es cosa muy santa. 14 El sacerdote tomará parte de la sangre del sacrificio de reparación y untará el lóbulo de la oreja derecha del hombre que se está purificando, el pulgar de la mano derecha y el del pie derecho. 15 El sacerdote tomará parte del medio litro de aceite y lo pondrá sobre la palma de su propia mano izquierda. 16 Luego untará un dedo de su mano derecha con el aceite que está sobre la palma de su mano izquierda y con su dedo hará siete aspersiones de aceite ante el Señor. 17 Con el aceite que le quede en su mano, el sacerdote untará el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y de su pie derecho, encima de la sangre de la víctima de reparación. 18 El sacerdote pondrá el resto del aceite que está en su mano sobre la cabeza del que se purifica, y hará expiación por él ante el Señor. 19 El sacerdote ofrecerá el sacrificio por el pecado por ese hombre y así hará expiación por el que se purifica de su impureza; después inmolará el holocausto. 20 El sacerdote presentará sobre el altar el holocausto y la ofrenda. De esta forma el sacerdote hará expiación y quedará purificado.

21 Si el hombre es pobre y no tiene medios a su alcance tomará un cordero como sacrificio de reparación, como ofrenda de balanceo para que se haga expiación por él y, además, como oblación cuatro kilos de harina de la mejor calidad, medio litro de aceite 22 y dos tórtolas o dos pichones, según sus posibilidades, uno como sacrificio por el pecado y otro como holocausto. 23 El octavo día de su purificación los presentará al sacerdote en la entrada de la Tienda del Encuentro. 24 El sacerdote tomará el cordero del sacrificio de reparación y el medio litro de aceite y hará con ellos el rito del balanceo ante el Señor. 25 Inmolará el cordero del sacrificio de reparación, tomará una parte de la sangre del sacrificio de reparación y untará el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, así como el pulgar de su mano derecha y de su pie derecho. 26 Luego el sacerdote derramará algo del aceite sobre la palma de su mano izquierda 27 y con un dedo de su mano derecha hará siete aspersiones ante el Señor con el aceite que tiene en su mano izquierda.  28 Luego untará con el aceite que tiene en su mano izquierda el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y de su pie derecho, encima de la sangre de la víctima de reparación. 29 El sacerdote pondrá el resto del aceite que está en su mano sobre la cabeza del que se purifica, y hará expiación por él ante el Señor 30 Luego ofrecerá una de las tórtolas o uno de los pichones, según sus posibilidades, 31 como sacrificio por el pecado y el otro como holocausto, además de la oblación. De este modo, el sacerdote presentará la expiación ante el Señor por aquel que se purifica. 32 Esta es la ley sobre su purificación para quien tuvo lepra y cuyos recursos son escasos”.

 

Manchas de lepra en alguna casa

 

33 El Señor habló así a Moisés y a Aarón: 34 “Cuando entren en el país de Canaán, que yo les daré en posesión y castigue con manchas de lepra alguna casa de la tierra que van a poseer, 35 vendrá el dueño de la casa y lo comunicará al sacerdote, diciendo: ‘Ha aparecido algo así como lepra en mi casa’. 36 El sacerdote ordenará que se desocupe la casa antes de entrar en ella para examinar la lepra, para que no haya nada que quede impuro de cuanto hay en aquella casa. Luego el sacerdote entrará para examinar la casa. 37 Si al examinar la casa el sacerdote ve que la mancha forma en las paredes cavidades verdosas o rojizas que parecen sumidas en la pared, 38 saldrá a la puerta de la casa y la clausurará por siete días. 39 Volverá al séptimo día y, si observa que la mancha se ha extendido por las paredes de la casa, 40 ordenará quitar las piedras manchadas y las llevarán fuera de la ciudad a un lugar de desechos. 41 Mandará raspar todo el interior de la casa y arrojarán todo el polvo de la raspadura en un lugar impuro fuera de la ciudad. 42 Tomarán otras piedras para reemplazar las que quitaron y usarán mezcla nueva para revocar la casa. 43 Si la mancha vuelve a extenderse por la casa después de que fueron quitadas las piedras y de haberla raspado y rellenado, 44 vendrá el sacerdote y, si comprueba que la mancha se ha extendido por la casa, es un caso de lepra maligna. Aquella casa es impura, 45 deberá ser demolida, y  sus piedras, sus maderas y todo el polvo serán llevados fuera de la ciudad a un lugar de desechos. 46 Quien entre en esa casa mientras esté clausurada, quedará impuro hasta el atardecer. 47 El que duerma en ella deberá lavar su ropa, y también el que coma en ella.

48 Por el contrario, si el sacerdote va y comprueba que después de haber reparado la casa, la mancha ya no aparece en ella, la declarará pura, porque ha quedado libre de su mal.  49 Para hacer la expiación por la casa tomará dos pájaros, madera de cedro, tela color púrpura e hisopo. 50 Sacrificará uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua corriente. 51 Luego tomará la madera de cedro y el hisopo, la tela color púrpura y el pájaro vivo, los rociará con la sangre del pájaro degollado sobre el agua corriente y hará siete aspersiones. 52 Ofrecerá el sacrificio por el pecado con la sangre del pájaro, el agua corriente, el pájaro vivo, la madera de cedro y la tela color púrpura. 53 Luego soltará el pájaro vivo fuera de la ciudad, en el campo. De ese modo hará expiación por la casa, que quedará pura.

54 Esta es la ley para toda clase de lepra o de tiña, 55 para la lepra de la ropa o de la casa, 56 para los tumores, las erupciones y las manchas blancas 57 y para instruir sobre los días de pureza y los días de impureza. Esta es la ley sobre la lepra”.

 

Que los israelitas se mantengan alejados de sus impurezas*

 

15 1 El Señor habló así a Moisés y a Aarón: 2 “Hablen a los israelitas y díganles: Cualquier hombre que padezca flujo de semen es impuro. 3 Y esta será la impureza de su flujo: se dará tanto si su cuerpo deja de expulsar el flujo como si lo retiene, porque es algo impuro.  4 Todo lecho en que se acueste el que padece el flujo queda impuro, y todo asiento en que siente queda igualmente impuro. 5 Quien toque su lecho se bañará, lavará su ropa y quedará impuro hasta el atardecer.  6 El que se siente sobre aquello en que él se siente también lavará su ropa, se bañará con agua y quedará impuro hasta el atardecer. 7 Quien toque el cuerpo del que padece el flujo, lavará su ropa, se bañará con agua y quedará impuro hasta el atardecer. 8 Si el que padece el flujo escupe sobre una persona pura, esta lavará su ropa, se bañará con agua y quedará impura hasta el atardecer. 9 Toda montura sobre la que haya montado el que padece flujo será tenida por impura. 10 Quien toque algún objeto que haya estado debajo de él quedará impuro hasta el atardecer y quien lo cargue lavará su ropa, se bañará con agua y quedará impuro hasta el atardecer. 11 Todo aquel a quien toque el que padece flujo sin haberse lavado las manos, tendrá que lavar su ropa, bañarse con agua y quedará impuro hasta el atardecer. 12 Toda vasija de barro que toque el que padece flujo se romperá y todo utensilio de madera se lavará con agua.

13 Si aquel que lo padece sana del flujo, se contarán siete días para su purificación; después lavará su ropa, bañará su cuerpo con agua corriente y quedará puro. 14 Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones, se presentará ante el Señor en la entrada de la Tienda del Encuentro y los entregará al sacerdote, 15 que ofrecerá uno como sacrificio por el pecado y otro como holocausto. Así el sacerdote hará expiación por ese hombre ante el Señor a causa de su flujo.

16 Si un hombre ha tenido una eyaculación bañará con agua todo su cuerpo y quedará impuro hasta el atardecer. 17 Toda ropa o todo cuero sobre los que se haya derramado el semen, se lavarán con agua y quedarán impuros hasta el atardecer.

18 Si una mujer se acuesta con un hombre y se produce eyaculación, ambos se bañarán y quedarán impuros hasta el atardecer.

19 La mujer que tenga su menstruación quedará impura durante siete días y todo el que la toque quedará impuro hasta el atardecer. 20 Todo aquello sobre lo que ella se acueste quedará impuro y todo aquello sobre lo que se siente quedará impuro. 21 Quien toque su lecho, deberá lavar su ropa, se bañará con agua y quedará impuro hasta el atardecer. 22 Todo el que toque cualquier objeto sobre el que ella se siente lavará su ropa, se bañará con agua y quedará impuro hasta el atardecer. 23 Si alguien toca algo que está sobre su lecho o sobre la silla donde ella se sienta, quedará impuro hasta el atardecer. 24 Si un hombre se acuesta con ella, su impureza recaerá sobre él y quedará impuro durante siete días. Todo lecho en el que él se acueste quedará impuro.

25 Cuando una mujer tenga flujo de sangre por muchos días, fuera del tiempo de sus reglas o si estas se prolongan, quedará impura mientras dure su flujo menstrual.  26 Todo lecho en que se acueste durante todo el tiempo de su flujo, será impuro como el lecho de su menstruación y todo asiento o cualquier mueble donde ella se siente quedará impuro, como en los días de su menstruación. 27 Quien los toque quedará impuro; lavará su ropa, se bañará con agua y quedará impuro hasta el atardecer. 28 Cuando ella sane de su flujo dejará pasar siete días y luego quedará pura. 29 Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones, los llevará al sacerdote en la entrada de la Tienda del Encuentro. 30 El sacerdote ofrecerá uno como sacrificio por el pecado y otro como holocausto. Así el sacerdote hará expiación por ella ante el Señor a causa de la impureza de su flujo.

31 Ustedes deberán hacer que los israelitas se mantengan alejados de sus impurezas, no sea que mueran por contaminar con ellas mi morada que está en medio de ellos.

32 Esta es la ley sobre el hombre que padece flujo de semen o se vuelve impuro por eyaculación, 33así como sobre la mujer durante su flujo menstrual, sobre el hombre o la mujer que padecen flujo o sobre el hombre que se acuesta con una mujer durante el período de su impureza”.

 

  1. EL DÍA DE LA EXPIACIÓN*­

 

En este día se hace expiación por ustedes

Lv 23,26-32; Nm 29,7-11; Ez 45,18-20; Heb 6,19; 9,6-14

 

16 1 Después de la muerte de los dos hijos de Aarón que se habían presentado ante el Señor, el Señor habló así a Moisés 2 y le dijo: “Debes decir a tu hermano Aarón que no entre en cualquier fecha en el santuario que está detrás del velo, ante la cubierta situada encima del Arca, para que así no muera, porque yo me manifiesto en la nube encima de la cubierta. 3 Solo en estas circunstancias Aarón podrá entrar al santuario: con un novillo como sacrificio por el pecado y con un carnero para el holocausto. 4 Revestirá la túnica sagrada de lino, tendrá sobre su cuerpo los calzones de lino, se ceñirá el cinturón de lino y se cubrirá con el turbante de lino. Esas son las vestiduras sagradas con las que se revestirá después de haberse bañado. 5 Recibirá de la comunidad de los israelitas dos chivos para el sacrificio por el pecado y un cordero para el holocausto. 6 Aarón ofrecerá su novillo en sacrificio por su propio pecado y el de su familia. 7 Luego tomará los dos chivos y los llevará ante el Señor a la entrada de la Tienda del Encuentro. 8 Aarón echará suertes sobre los dos chivos: uno será para el Señor y el otro para Azazel. 9 Aarón presentará el chivo que cayó en suerte para el Señor y lo ofrecerá como sacrificio por el pecado. 10 Al chivo que cayó en suerte para Azazel, lo presentará vivo delante del Señor para hacer expiación sobre él antes de enviarlo a Azazel, en el desierto.

11  ”Aarón ofrecerá el novillo por su propio pecado, haciendo expiación por sí mismo y por su familia; sacrificará aquel novillo como sacrificio por el pecado propio. 12 Del altar que está ante el Señor tomará un incensario lleno de brasas y dos puñados de incienso aromático, los llevará detrás del velo, 13 y en presencia del Señor pondrá el incienso sobre el fuego, para que la nube de incienso envuelva la cubierta de oro que está encima del Arca del Testimonio, y así él no muera. 14 Luego tomará una parte de la sangre del novillo, y con su dedo rociará la parte oriental de la cubierta de oro, y frente a ella hará siete aspersiones. 15 A continuación inmolará el chivo como oblación por el pecado del pueblo, llevará su sangre al lugar santísimo detrás del velo y hará con ella lo mismo que hizo con la sangre del novillo: rociará la cubierta de oro y su parte frontal. 16 Así purificará el santuario de las impurezas de los israelitas, así como de sus rebeldías y de todos sus pecados. Lo mismo hará con la Tienda del Encuentro que está en medio de ellos, entre sus impurezas. 17 Nadie debe estar en la Tienda del Encuentro desde que Aarón entre para hacer la expiación por el santuario hasta que salga. Él hará expiación por sí mismo y por su familia, así como por toda la comunidad de Israel. 18 Luego saldrá hacia el altar que está delante del Señor y hará expiación por sí mismo; tomará una parte de la sangre del novillo y de la sangre del chivo y ungirá los ángulos que están en las esquinas del altar. 19 Con el dedo, hará siete aspersiones de sangre sobre el altar, y así lo purificará y santificará de las impurezas de los israelitas.

           

Pondrá sobre la cabeza del chivo todas sus rebeldías y sus pecados

Is 58,1-12; Ez 44,19; Heb 13,11

 

20 Cuando Aarón haya terminado su expiación por el santuario, por la Tienda del Encuentro y por el altar, ofrecerá el chivo vivo. 21 Pondrá ambas manos sobre la cabeza del chivo vivo, confesará sobre él todas las transgresiones de los israelitas, pondrá sobre la cabeza del chivo todas sus rebeldías y sus pecados, y hará que alguien lo conduzca al desierto. 22 Así el chivo llevará sobre sí todos los pecados hacia la tierra desierta, y la persona que lo lleve lo soltará en el desierto. 23 Después Aarón entrará en la Tienda del Encuentro, se despojará de las vestiduras de lino con las que se había revestido al entrar al santuario y las dejará allí. 24 Se bañará con agua en el lugar santo y volverá a vestirse con su propia ropa. Entonces saldrá y ofrecerá su holocausto y el del pueblo, hará oblación por sí mismo y por el pueblo 25 y quemará sobre el altar la grasa del sacrificio por el pecado.

26 El hombre que recibió el encargo de soltar el chivo para Azazel lavará su ropa, se bañará con agua y luego podrá entrar en el campamento.

27 Por lo que se refiere al novillo y al chivo, ofrecidos como sacrificios por el pecado, y cuya sangre fue llevada al santuario para hacer la expiación, serán sacados fuera del campamento y sus cueros, sus carnes y sus excrementos serán quemados. 28 El encargado de quemarlos lavará su ropa, se bañará con agua y luego podrá volver al campamento.

29 Este será para ustedes un decreto perpetuo: el séptimo mes, el día diez de ese mes, ayunarán y no harán ningún trabajo, ni el nativo ni el extranjero que reside en medio de ustedes. 30 Porque en ese día se hace expiación por ustedes para purificarlos y limpiarlos de todos sus pecados ante el Señor. 31 Será para ustedes un día de descanso completo en que deben ayunar; es un decreto perpetuo. 32 Hará la expiación el sacerdote ungido y de manos consagradas para ejercer el sacerdocio como descendiente de Aarón; él se revestirá con las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas, 33 y hará la expiación del santuario, de la Tienda del Encuentro y del altar; también presentará la expiación por los sacerdotes y por todo el pueblo de la asamblea. 34 Será para ustedes un decreto perpetuo: una vez al año se debe hacer expiación por los israelitas y por todos sus pecados”.

Y todo se hizo conforme a la orden que el Señor había dado a Moisés.

 

 

  1. NORMAS PARA VIVIR EN LA SANTIDAD*­

 

Los israelitas ofrecerán sus sacrificios al Señor*

Dt 12,4-28

 

17 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Habla a Aarón y a sus hijos y a todos los israelitas diciéndoles: Esto es lo que  el Señor ha ordenado: 3 ‘Cualquier israelita que mate un buey, una oveja o un cabrito, sea que los mate dentro del campamento o fuera de él, 4 pero que no lo lleve a la entrada de la Tienda del Encuentro para presentar al Señor una ofrenda ante su santuario, se considerará culpable de haber derramado sangre: ese hombre será excluido del pueblo. 5 Los israelitas que hacían sus sacrificios en el campo, deberán llevarlos al Señor, ante el sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, para ofrecerlos al Señor como sacrificios de comunión. 6 El sacerdote derramará la sangre sobre el altar del Señor a la entrada de la Tienda del Encuentro y quemará la grasa como calmante aroma para el Señor. 7 Ya no ofrecerán sus sacrificios a los falsos dioses, ante quienes ustedes se prostituían. Esto será para ustedes un decreto perpetuo’.

8  ”Dirás a los israelitas: Cualquier hombre de entre los israelitas, o el extranjero que haya venido a vivir en medio de ellos, que ofrezca un holocausto o un sacrificio 9 y que no lleve su animal a la entrada de la Tienda del Encuentro para presentarlo ante el Señor, quedará excluido de su pueblo.

 

No comerán la sangre de ningún viviente*

Lv 19,26; Gn 9,5; Éx 22,30; Dt 12,16.23-25; Ez 4,14; Hch 15,29

 

10 Si alguno de entre los israelitas, o el extranjero que reside entre ustedes, come algo de sangre, yo me pondré en contra de esa persona y la excluiré de su pueblo. 11 Porque la vida del ser viviente está en la sangre y yo la he dado a ustedes para hacer expiación sobre el altar por sus propias vidas, porque la expiación por la vida se consigue mediante la sangre. 12 Por eso he dicho a los israelitas: ‘Ninguno de ustedes comerá sangre, como tampoco el extranjero que ha llegado a residir entre ustedes comerá sangre. 13 Cualquier israelita o extranjero que haya venido a residir en medio de los israelitas, que cace un animal o un pájaro que es lícito comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra. 14 Porque la vida de todo ser viviente está en su sangre’. Por eso he dicho a los israelitas: ‘No comerán la sangre de ningún viviente, porque la vida de todo ser viviente está en su sangre; todo el que la coma quedará excluido de su pueblo. 15 Cualquiera que coma carne de una bestia encontrada muerta o destrozada, lavará su ropa, se bañará con agua y quedará impuro hasta el atardecer; después quedará purificado. 16 Si no lava su ropa y no se baña, cargará con su falta’”.

 

No cometan ninguna de estas abominaciones*

Lv 20,8-21; Éx 22,18; Dt 23,1; 27,20-23; Ez 18,9; 20,11-13;Neh 9,29;  Lc 18,28  // 18,5: Rom 10,5; Gál 3,12

 

18 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Habla a los israelitas y les dirás: Yo soy el Señor, su Dios. 3 No hagan lo que se hace en el país de Egipto, donde residieron, ni como se hace en el país de Canaán, adonde yo los voy a conducir; ustedes no se han de regir por sus costumbres, 4 sino que observarán mis mandamientos y preceptos para comportarse de acuerdo con ellos. Yo, el Señor, su Dios.

5 Guardarán mis mandamientos y mis preceptos. El hombre que los cumpla vivirá gracias a ellos. Yo, el Señor.

6 Ninguno de ustedes tendrá relaciones sexuales con una mujer de su familia. Yo, el Señor. 7 No ofenderás a tu padre ni a tu madre teniendo relaciones sexuales con tu madre; ella es tu propia madre: no tendrás relaciones sexuales con ella.

8 No tendrás relaciones sexuales con una mujer de tu padre, porque ella pertenece a la familia de tu padre.

9 No tendrás relaciones sexuales con tu hermana, hija de tu padre o de tu madre, nacida en tu casa o fuera de ella: no tendrás relaciones sexuales con ella.

10 No tendrás relaciones sexuales con la hija de tu hijo o con la hija de tu hija, porque pertenecen a la misma familia de ellos.

11 No tendrás relaciones sexuales con una hija de tu padre porque ella es tu hermana.

12 No tendrás relaciones sexuales con la hermana de tu padre, porque es de la familia de tu padre.

13 No tendrás relaciones sexuales con la hermana de tu madre, porque ella es de la familia de tu madre.

14 No ofenderás a tu tío paterno, ni tendrás relaciones sexuales con su mujer, porque ella es tu tía.

15 No tendrás relaciones sexuales con tu nuera, porque es la esposa de tu hijo: no tendrás relaciones sexuales con ella.

16 No tendrás relaciones sexuales con la esposa de tu hermano: ella pertenece a la familia de tu hermano.

17 No tendrás relaciones sexuales con una mujer y su hija, ni tomarás a sus nietas para tener relaciones sexuales: son sus parientes cercanos; eso es una infamia.

18 No tomarás como esposa a la hermana de tu esposa, ni tendrás relaciones sexuales con ella mientras vive tu esposa.

19 No tendrás relaciones sexuales con una mujer mientras dura su impureza menstrual.

20 No tendrás relaciones sexuales con la mujer de tu prójimo, porque te harás impuro con ella.

21 No entregarás ningún hijo tuyo para sacrificarlo a Moloc y profanar así el nombre de tu Dios. Yo, el Señor.

22 No tendrás relaciones sexuales con un varón como con una mujer; eso es una abominación.

23 No tendrás actos sexuales con ningún animal para contaminarte con él. La mujer no se prostituirá ante una bestia uniéndose a ella; eso es una abominación.

24 No se vuelvan impuros mediante ninguna de esas prácticas, porque con todas ellas se contaminan las naciones paganas que yo voy a expulsar delante de ustedes. 25 El país se ha vuelto impuro, he castigado su iniquidad y el mismo país ha vomitado a sus habitantes. 26 Ustedes, por el contrario, guardarán mis preceptos y mis mandamientos y no cometerán ninguna de esas abominaciones, tanto los que son del propio pueblo como el extranjero que haya venido a residir en medio de ustedes. 27 Porque todas estas abominaciones las cometieron los que habitaban el territorio, anteriores a ustedes, y por eso la tierra está contaminada. 28 Así el país no los vomitará a ustedes por sus impurezas, como vomitó a la nación que estaba antes de ustedes. 29 Por eso, cualquiera que cometa una de estas abominaciones, esa persona será excluida de su pueblo. 30 Guarden mis normas: no practiquen ninguna de las abominaciones que hicieron antes de ustedes y no se contaminen con ellas. Yo, el Señor, su Dios”.

 

Sean santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy santo*

Lv 11,44-45; 20,26; 21,8; Éx 19,30; 20,8-12; 23,6-8; Dt 5,12-15; 24,19-22; 25,13-16; Is 6,3 // 19,2: 1 Pe 1,16; 19,18: Mt 19,18-19; 22,39; Mc 12,31.33; Lc 10,27; Rom 13,9; Gál 5,14; Sant 2,8; 19,34: Mt 22,39

 

19 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Habla a toda la comunidad de los israelitas y les dirás: Sean santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy santo. 3 Cada uno de ustedes respetará a su madre y a su padre y todos observarán mis sábados. Yo, el Señor su Dios. 4 No acudirán a otros dioses, ni se fabricarán dioses de metal fundido. Yo, el Señor su Dios.

5 Si ofrecen al Señor un sacrificio de comunión, sacrifíquenlo, de modo que Dios lo acepte. 6 Podrán comer la carne el día en que hayan hecho el sacrificio y al día siguiente, pero lo que quede para el tercer día se deberá quemar. 7 Si alguien se atreve a comerlo al tercer día, eso ya es despreciable y no agradará al Señor. 8 El que lo coma cargará con su pecado, porque ha profanado la santidad del Señor; esa persona quedará excluida de su pueblo.

9 Cuando recojan la cosecha de su tierra, no completarás la siega hasta el borde de tu campo ni levantarás todas las espigas caídas. 10 No rebuscarás a fondo tu viñedo ni recogerás el fruto caído de tu viña. Los dejarás para el pobre y para el extranjero que reside en tu tierra. Yo, el Señor su Dios.

11 No robarán, ni mentirán, ni se engañarán unos a otros. 12 No jurarán en vano por mi nombre, porque profanarías el nombre de tu Dios. Yo, el Señor.

13 No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás. No retendrás durante la noche el salario del jornalero. 14 No maldecirás a un mudo, ni pondrás un tropiezo delante de un ciego; por el contrario, te mostrarás temeroso ante tu Dios. Yo, el Señor.

15 No cometerás injusticia en el juicio: no favorecerás al débil ni tratarás de complacer al poderoso; con justicia juzgarás a tu prójimo. 16 No propagarás calumnias en medio de tu pueblo. No declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo, el Señor.

17 No guardarás odio a tu hermano en tu corazón; deberás reprenderlo convenientemente para no cargar con un pecado por su causa. 18 No buscarás la venganza ni guardarás rencor contra los miembros de tu pueblo. Al contrario, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, el Señor.

19 Guarden mis mandamientos. No cruces diferentes especies de tu ganado; en tu campo no siembres diversas clases de semillas. Tampoco te pongas un vestido con telas de dos clases.

20 Si un hombre se acuesta maritalmente con una esclava perteneciente a otro hombre, sin que antes haya sido rescatada o liberada, él será castigado, pero no con la muerte porque ella no era libre. 21 Ofrecerá ante la entrada de la Tienda del Encuentro un carnero como sacrificio de reparación. 22 Con el carnero, el sacerdote hará ante el Señor la expiación por el pecado que ese hombre ha cometido, y le será perdonado.

23 Cuando entren a la tierra y planten toda clase de árboles frutales, consideren sus frutos como impuros y ténganlos como incircuncisos: durante tres años serán impuros para ustedes y por eso no los podrán comer. 24 Al cuarto año todos sus frutos se consagrarán festivamente al Señor. 25 Solo a partir del quinto año podrán comer sus frutos o guardarlos para su provecho. Yo, el Señor su Dios.

26 No comerán nada con la sangre.

No practiquen la adivinación ni la magia.

27 No rapen en redondo su cabellera ni recorten los bordes de su barba.

28 No se hagan heridas en el cuerpo por un muerto, ni se adornen con tatuajes. Yo, el Señor.

29 No profanarás a tu hija prostituyéndola; así el país no se prostituirá ni se llenará de indecencias.

30 Guardarán mis sábados y respetarán mi santuario. Yo, el Señor.

31 No vayan a los que tratan de comunicarse con los muertos, ni consulten a los adivinos, para que no queden impuros por su causa. Yo, el Señor su Dios.

32 Debes ponerte de pie ante un hombre de mayor edad y mostrar respeto a los ancianos. Cultiva el temor a tu Dios. Yo, el Señor.

33 Si un extranjero viene a residir entre ustedes, en su tierra, no lo opriman. 34 El forastero residente será para ustedes como el compatriota; lo amarás como a ti mismo, porque ustedes fueron extranjeros residentes en el país de Egipto. Yo, el Señor su Dios.

35 No cometan injusticia en los juicios, en las medidas de longitud, de peso o de capacidad. 36 Tengan balanza exacta, peso exacto, medida exacta y bolsa exacta para medir los granos. Yo, el Señor su Dios, que los hizo salir del país de Egipto.

37 Guarden todos mis mandamientos y todos mis preceptos y pónganlos en práctica.

Yo, el Señor”.

 

Ellos serán responsables de su propia muerte*

Lv 18,1-23; 19,3.26; Dt 18,9-14; 22,22-24; 27,16.21-23; Jn 8,1-11 // 20,9: Mt 15,4; Mc 7,10

 

20 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Esto dirás a los israelitas: Si alguno de los israelitas o de los extranjeros residentes en Israel entrega a uno de sus descendientes para que sea sacrificado a Moloc, debe morir. El pueblo del país lo apedreará. 3 Yo me pondré en contra de este hombre y lo extirparé de en medio de su pueblo, porque entregó a Moloc a uno de su descendencia y volvió impuro mi lugar santo al profanar mi santo nombre. 4 Si el pueblo del país cierra sus ojos ante aquel hombre que ha entregado a Moloc a uno de su descendencia y no lo hace morir, 5 yo me pondré en contra de ese hombre y de su familia, y lo extirparé de en medio de su pueblo, a él y a todos los que como él se hayan prostituido siguiendo a Moloc.

6Si alguien consulta a los que tratan de comunicarse con los muertos, o a los adivinos, para prostituirse siguiéndolos a ellos, yo me pondré en contra de esta persona y la extirparé de en medio de su pueblo.

7 Santifíquense y sean santos, porque yo soy el Señor, su Dios.

8 Guarden mis mandamientos y pónganlos en práctica, porque yo soy el Señor que los santifica a ustedes.

9 Cualquier hombre que maldice a su padre o a su madre deberá morir, porque si maldice a su padre o a su madre se hace responsable de su propia muerte.

10 Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, tanto el adúltero como la adúltera deben morir.

11 Si un hombre tiene relaciones sexuales con una mujer de su padre, deshonra a su padre; ambos deberán morir, y son responsables de su propia muerte.

12 Si un hombre tiene relaciones sexuales con su nuera, ambos morirán porque han hecho algo infame y son responsables de su propia muerte.

13 Si un hombre tiene relaciones sexuales con otro hombre como si fuera una mujer, los dos hacen algo abominable; deben morir y son responsables de su propia muerte.

14 Si un hombre toma por esposa a una mujer y a la madre de ella, esto es una infamia y tanto él como ellas serán quemados para que no exista esta infamia entre ustedes. 

15 Si un hombre realiza un acto sexual con un animal, debe ser condenado a muerte, y además ustedes deben matar a la bestia.

16 Si una mujer se une con un animal y tiene relaciones sexuales con él, ustedes matarán a la mujer y al animal. Los dos morirán y serán responsables de su propia muerte.

17 Si un hombre toma por esposa a una hermana que sea hija de su padre o de su madre, y tienen relaciones sexuales, esto es algo infame; los dos serán excluidos públicamente del pueblo. Él ha tenido relaciones sexuales con su hermana y deberá cargar con su culpa.

18 Si un hombre tiene relaciones sexuales con una mujer que está en los días de su menstruación, tanto él como ella ponen al descubierto la fuente de su sangre. Los dos deberán ser excluidos de su pueblo.

19 No tendrás relaciones sexuales con la hermana de tu madre ni con la hermana de tu padre, porque deshonras a tu propia familia y los culpables deberán cargar con su propio pecado. 20 El hombre que tiene relaciones sexuales con la mujer de su tío deshonra a su tío. Ambos cargarán con su pecado y morirán sin hijos.

21 Si uno toma por esposa a la mujer de su hermano, eso es algo impuro. Los dos morirán sin hijos porque él deshonró a su hermano.

 

Los pueblos que expulsaré ante ustedes

Ef 4,17-19.

 

22 Ustedes guardarán todas mis normas y mis leyes, y las pondrán en práctica para que la tierra a la que yo los conduzco no los vomite. 23 No se comportarán de acuerdo con las costumbres de los pueblos que expulsaré ante ustedes, porque ellos hicieron todas estas cosas y yo estoy asqueado de ellos. 24 A ustedes les prometí que tomarán posesión de su territorio y heredarán esa tierra que mana leche y miel. Yo el Señor, el Dios de ustedes, que los ha separado de entre los pueblos.

25 Ustedes tienen que distinguir entre los animales puros e impuros, entre los pájaros puros e impuros, para que no se contaminen con animales, pájaros o reptiles que se arrastran por la tierra. Yo los he apartado de todos ellos como de cosas impuras.

26 Ustedes serán santos para mí, porque yo, el Señor, soy santo, y los he separado a ustedes de entre todos los demás pueblos para que sean mi pertenencia.

27 Cualquier hombre o mujer que intente consultar a los muertos o practique la adivinación invocando a los muertos morirá sin remedio: los apedrearán. Ellos serán responsables de su propia muerte’”.

 

Que ningún sacerdote se vuelva impuro*

Nm 19,11-13; Ez 44,20-27; Ag 2,13

 

21 1 El Señor dijo a Moisés: “Así dirás a los sacerdotes, descendientes de Aarón: ‘Que ninguno de ustedes se vuelva impuro por el cadáver de alguno de sus parientes, 2 a no ser que se trate de un pariente muy cercano, como su madre, su padre, su hijo, su hija, su hermano 3 o una hermana joven en edad de casarse, muy allegada a él y que no ha pertenecido a ningún hombre; por ella podrá volverse impuro. 4 Como jefe en medio de su pueblo no se profanará ni se contaminará.

5 No se raparán la cabeza, no se cortarán la barba ni se harán incisiones en el cuerpo. 6 Ellos serán santos para su Dios y no profanarán su nombre, porque son los que presentan las ofrendas que se queman ante el Señor, el alimento de su Dios. Por eso deben ser santos.

7 No tomarán por esposa a una mujer que se haya prostituido o haya sido violada, ni a una mujer repudiada por su marido, porque el sacerdote debe ser santo para su Dios.

8 Lo tendrás por santo porque él ofrece el alimento de tu Dios. Será santo para ti, porque yo soy santo, el Señor que los santifica. 9 Si la hija de un sacerdote se profana prostituyéndose, está profanando a su padre: será arrojada al fuego.

10 El Sumo Sacerdote, el mayor entre sus hermanos, aquel sobre cuya cabeza se derramó el aceite de la unción y fue consagrado para llevar las vestiduras sagradas, no llevará la cabellera revuelta ni la ropa desgarrada. 11 No se acercará a ningún muerto, y no se contaminará ni siquiera por el cadáver de su padre o de su madre. 12 No saldrá del lugar santo para no profanar el santuario de su Dios, porque ha sido consagrado con el aceite de la unción de su Dios. Yo, el Señor.

13 Tomará por esposa a una mujer que sea virgen. 14 No debe tomar por mujer a una viuda, o que haya sido repudiada o profanada por la prostitución. Solo puede tomar por esposa a una joven virgen que sea de la misma familia sacerdotal. 15 Así no profanará a su descendencia en medio del pueblo, porque yo soy el Señor que lo santifica’”.

16 El Señor habló así a Moisés: 17 “Habla a Aarón diciéndole: ‘En todas las generaciones de tus descendientes, ninguno de ellos que tenga algún defecto físico podrá acercarse a ofrecer el alimento de su Dios. 18 No lo puede ofrecer ningún hombre que tengan un defecto físico, sea ciego o cojo, deforme o monstruoso, 19 lisiado o manco, 20 jorobado o enano, con defectos en los ojos, que sufra de sarna o de tiña, o sea eunuco. 21 Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga algún defecto físico podrá acercarse para ofrecer los manjares que se queman ante el Señor; si hay en él algún defecto físico no podrá acercarse para ofrecer el alimento de su Dios. 22 Podrá comer el alimento de su Dios, los alimentos sacratísimos y santos, 23 pero no podrá penetrar más allá del velo ni se acercará al altar, porque hay en él algún defecto físico. Así no profanará mi santuario, porque yo soy el Señor que los santifica’”.

24 Moisés habló así a Aarón, a sus descendientes y a todos los israelitas.

 

Que Aarón y sus descendientes no profanen mi santo nombre*

Ez 4,14

 

22 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Dirás a Aarón y a sus descendientes que traten con el debido respeto las ofrendas sagradas que presentan los israelitas, para que no profanen mi santo nombre. Yo, el Señor.

3 Debes decirles: Ninguno de tus descendientes, en ninguna generación, podrá acercarse en estado de impureza a las cosas sagradas que los israelitas ofrecen al Señor. Quien lo haga, quedará excluido de mi presencia. Yo, el Señor.

4 Ningún descendiente de Aarón que sea leproso o padezca flujo podrá comer algo de las ofrendas santas hasta haberse purificado. Si alguien toca algo que ha quedado impuro por contacto con un cadáver, o ha tenido un derrame de semen, 5 o toca algún animal que vuelve impuro, o a alguna persona que ha contraído impureza, 6 el que lo toca quedará impuro hasta la tarde y no podrá comer de los alimentos santos hasta que se haya bañado. 7 Después que se ponga el sol quedará puro y podrá comer de los alimentos sagrados, que son su comida. 8 No comerá animal encontrado muerto o que ha sido despedazado para que se vuelva impuro por ello. Yo el Señor. 9 Guardarán mis prescripciones, no sea que incurran en culpa, y tengan que morir por haberlas profanado. Yo, el Señor que los santifica.

 

Ningún laico comerá las ofrendas sagradas*

 

10 Ningún laico comerá las ofrendas sagradas; tampoco las comerá el huésped ni el asalariado de un sacerdote, 11 pero podrán comerlas la persona que el sacerdote haya comprado con su dinero y el esclavo que ha nacido en su casa, porque estos comen de sus alimentos. 12 La hija de un sacerdote que se ha casado con un laico no podrá comer de las ofrendas sagradas. 13 Pero si queda viuda o es repudiada, y por no tener hijos regresa para vivir en la casa de su padre como en su juventud, podrá comer de los alimentos de su padre. Pero ningún laico comerá de ellos. 14 Quien coma algo santo sin darse cuenta, lo restituirá al sacerdote añadiendo una quinta parte. 15 No profanarán las cosas sagradas que los israelitas ofrecen al Señor, 16 porque al comerlas cometerían una falta que debe ser reparada. Yo, el Señor, que los santifica”.

 

No ofrecerán ninguna víctima que tenga algún defecto*

Éx 23,19; Ml 1,8-13

 

17 El Señor habló así a Moisés: 18 “Habla a Aarón, a sus descendientes y a todos los israelitas y les dirás: Si un israelita o extranjero residente en Israel presenta una ofrenda en cumplimiento de un voto o como ofrenda voluntaria entregada al Señor para que sea consumida en holocausto, 19 la víctima será aceptada favorablemente si es un animal sin defecto, macho, tomado del ganado bovino, ovino o caprino. 20 Ustedes no ofrecerán ninguna víctima que tenga algún defecto, porque no será aceptada.

21 Si alguien ofrece al Señor como sacrificio de comunión una res del ganado vacuno u ovino, para que su ofrenda sea aceptada favorablemente debe ser un animal sin defecto: no puede tener ningún defecto. 22 Ustedes no ofrecerán al Señor ni pondrán sobre el altar como sacrificio que se quema en honor del Señor un animal ciego, cojo, mutilado, con llagas, sarnoso  o de mal aspecto. 23 Pueden presentar como ofrenda voluntaria un animal vacuno u ovino con los miembros atrofiados o deformes, pero no se aceptarán como cumplimiento de un voto. 24 Tampoco le ofrecerán al Señor un animal con los testículos aplastados, atrofiados, arrancados o cortados: ustedes no harán eso en su tierra, 25 ni recibirán un animal en esas condiciones de mano de un extranjero para que sea ofrecido como alimento de su Dios, porque su mutilación es un defecto y no serán aceptados favorablemente”.   

26 El Señor habló así a Moisés: 27 “Cuando nazca un ternero, un cordero o un cabrito, estará siete días con su madre; solo después del octavo día será grato como ofrenda para el Señor. 28 No inmolarán el mismo día una vaca o una oveja junto con su cría. 29 Si ofrecen al Señor un sacrificio de acción de gracias, lo harán de manera que sea aceptado favorablemente; 30 su carne se comerá el mismo día, sin dejar nada para la mañana siguiente.

31 Observen mis mandamientos y pónganlos en práctica. Yo, el Señor.

32 No profanarán mi santo nombre, para que de esta manera mi santidad sea reconocida en medio de los israelitas. Yo, el Señor que los santifica 33 y los sacó del país de Egipto para ser su Dios. Yo soy el Señor”.

 

Estas son las solemnidades del Señor*

Éx 23,14-19; 34,18-23; Nm 28-29; Dt 16,1-17

 

23 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Habla a los israelitas y les dirás: Estas son las solemnidades del Señor en las que convocarán asamblea sagrada.

 

El séptimo día es de descanso total

Éx 20,8-11; 23,12; 31,12-17; 34,21; 35,2-3; Nm 15,32-36; 28,9-10; Dt 5,12-15; 1 Mac 1,44-45; 2 Mac 6,6

 

 3 Durante seis días harán todo su trabajo, pero el séptimo día es de descanso total y asamblea santa. En día sábado no harán ningún trabajo; es día de descanso para el Señor en las casas de todos ustedes.

4 Y estas son las solemnidades del Señor en que convocarán asamblea sagrada en las fechas establecidas.

 

La Pascua del Señor

Éx 12,1-28; 23,15; 34,18; Nm 28,16-25; Dt 16,1-8

 

5 La tarde del día catorce del primer mes es la Pascua del Señor. 6 El día quince de ese mismo mes es la fiesta de los Panes sin levadura en honor del Señor; durante siete días comerán panes sin levadura. 7 El día primero tendrán asamblea santa y no harán ninguno de los trabajos que les corresponde hacer a los esclavos. 8 Durante los siete días quemarán víctimas en honor del Señor. El séptimo día habrá asamblea santa y no harán ninguno de los trabajos que les corresponde hacer a los esclavos”.

 

Las primeras espigas

Nm 28,26-31; Dt 26,1-11

 

9 El Señor habló así a Moisés: 10 “Habla a los israelitas y les dirás: Cuando hayan entrado a la tierra que les voy a dar, y cosechen el trigo, llevarán al sacerdote un manojo de las primeras espigas de la cosecha. 11 El primer día siguiente al sábado, el sacerdote hará con el manojo de espigas el rito del balanceo en presencia del Señor para que le sea agradable. 12 El mismo día en que se haga el rito del balanceo con el manojo de espigas, sacrificarán un cordero de un año sin defecto como holocausto para el Señor, 13 con la correspondiente ofrenda de ocho kilos de harina de la mejor calidad, amasada con aceite, como sacrificio de aroma agradable que se quema en honor del Señor, y una libación de dos litros de vino. 14 Hasta el mismo día en que presenten esta ofrenda a su Dios, ustedes no comerán pan, ni espigas tostadas al fuego, ni grano tierno machacado. Este es un decreto perpetuo para todos sus descendientes en cualquier lugar en que ustedes habiten.

 

Contarán siete semanas completas

Éx 23,16; Dt 16,9-12; Hch 2,1

 

15 A partir del primer día después del sábado en que ustedes ofrecieron el manojo de espigas para realizar el rito del balanceo, contarán siete semanas completas, 16 que serán cincuenta días, hasta el día siguiente al séptimo sábado. Entonces presentarán una nueva ofrenda al Señor. 17 Desde el lugar donde ustedes habiten, llevarán como ofrenda para el rito del balanceo dos panes de ocho kilos de harina de la mejor calidad, amasados con levadura como primicias para el Señor. 18 Junto con el pan ofrecerán siete corderos de un año sin defecto, un novillo y dos carneros como holocausto para el Señor, junto con su oblación y sus libaciones, como manjar quemado de calmante aroma para el Señor. 19 Ofrecerán, además, un chivo como sacrificio por el pecado y dos corderos de un año como sacrificio de comunión. 20 El sacerdote hará con ellos el rito del balanceo ante el Señor; los ofrecerá junto con el pan de las primicias y los dos corderos: estas cosas están consagradas al Señor y pertenecen al sacerdote. 21 Ese mismo día convocarán reunión sagrada y no harán ninguno de los trabajos que les corresponde hacer a los esclavos. Este es un decreto perpetuo para todos sus descendientes en cualquier lugar en que ustedes habiten.

22 Cuando recojan la cosecha de su tierra, no completarás la siega hasta el borde de tu campo ni levantarás todas las espigas caídas. Lo dejarás para el pobre y para el extranjero que reside en tu tierra. Yo, el Señor, su Dios”.

 

El primer día del séptimo mes

Nm 29,1-6

 

23 El Señor habló así a Moisés: 24 “Habla a los israelitas diciéndoles: El primer día del séptimo mes será para ustedes un día solemne de descanso, un memorial en el que se convocará una asamblea santa con toques de trompeta. 25 No harán ninguno de los trabajos que les corresponde hacer a los esclavos y quemarán sacrificios en honor del Señor”.

 

El día de la Expiación

Lv 16,1-34; Nm 29,7-11.

 

26 El Señor habló así a Moisés: 27 “El décimo día del séptimo mes es el día de la Expiación. En ese día tendrán asamblea santa, ayunarán y quemarán sacrificios en honor del Señor. 28 Ese día no harán ningún trabajo porque es el día de la Expiación, destinado a hacer expiación por ustedes ante el Señor, su Dios. 29 La persona que ese día no ayune será excluida de su pueblo. 30 Yo excluiré de su pueblo a quien haga cualquier trabajo en ese día. 31 No harán ningún trabajo. Este es un decreto perpetuo para todos sus descendientes en cualquier lugar en que ustedes habiten. 32 Será un día en el que cesarán completamente de sus trabajos y ayunarán. A partir de la tarde del día décimo del mes séptimo, desde una tarde hasta la otra, ustedes cesarán en sus trabajos”.

 

La fiesta de las Chozas

Lv 23,39-43; Éx 23,16; Nm 29,12-40; Dt 16,13-17; Jn 7,2.37

 

33 El Señor habló así a Moisés: 34 “Habla a los israelitas diciéndoles: El día quince del mismo mes séptimo es la fiesta de las Chozas en honor del Señor; durará siete días. 35 El primer día habrá asamblea santa y no harán ninguno de los trabajos que les corresponde hacer a los esclavos. 36 Durante los siete días quemarán víctimas en honor del Señor. El octavo día habrá asamblea santa y no harán ninguno de los trabajos que les corresponde hacer a los esclavos.

 

Estas son las solemnidades en honor del Señor

Éx 23,14-19; 34,22

 

37 Estas son las solemnidades en honor del Señor en que deben convocar asamblea santa para ofrecer víctimas quemadas en honor del Señor, holocaustos, ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, cada una de ellas en el día que se prescribe, 38 además de los sábados del Señor, de sus dones voluntarios, de sus votos, y de las ofrendas voluntarias que ustedes entreguen al Señor.

 

Durante siete días habitarán en chozas

Lv 23,34-36; Dt 16,13-17; Jr 2,2

 

39 El día quince del séptimo mes, después que hayas recogido el fruto de la tierra, durante siete días harás una fiesta en honor del Señor. El primer día, lo mismo que el día séptimo, son días de descanso completo. 40 El primer día tomarán de los árboles frutos escogidos, ramas de palmera, de los árboles frondosos y de los sauces de las márgenes del río, y se alegrarán en la presencia del Señor, su Dios, durante siete días. 41 Cada año, durante siete días celebrarán esta fiesta en honor del Señor. Este es un decreto perpetuo para todos sus descendientes. En el séptimo mes deberán celebrar esta fiesta, 42 y durante siete días habitarán en chozas. Todos los que han nacido en Israel habitarán en chozas 43 para que sus descendientes sepan que a los israelitas los hice vivir en chozas cuando les permití salir de Egipto. Yo, el Señor, su Dios”.

44 Moisés comunicó a los israelitas todo lo que se refiere a las fiestas del Señor.

 

La lámpara arderá continuamente

Éx 25,31-40, 27,20-21.

 

24 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Ordena a los israelitas que te traigan aceite puro de oliva para alimentar continuamente la lámpara. 3 Aarón la preparará fuera del velo del Testimonio en la Tienda del Encuentro para que arda continuamente delante del Señor desde el atardecer hasta la mañana. Este es un decreto perpetuo para todos sus descendientes. 4 Aarón colocará las lámparas sobre el candelabro de oro puro para que ardan continuamente delante del Señor.

 

Los panes serán como un memorial

Éx 25,23-30; 1 Sm 21,2-7; Mt 12,4

 

5 Tomarás harina de la mejor calidad y cocerás con ella doce panes grandes, de ocho kilos cada uno. 6 Los pondrás en dos hileras de seis panes cada una, sobre la mesa de oro puro delante del Señor. 7 Sobre cada hilera pondrás incienso puro. El pan será como un memorial, una ofrenda que se quema en honor del Señor.

8 Todos los sábados sin excepción lo pondrán en la presencia del Señor de parte de los israelitas como alianza eterna. 9 Será para Aarón y sus descendientes, que lo comerán en lugar santo, porque es cosa muy santa, tomada de las ofrendas que se queman en honor del Señor. Este es un decreto perpetuo”.

 

El que blasfeme el nombre del Señor morirá*

Éx 3,15; 20,7; 22,27

 

10 Sucedió que el hijo de una mujer israelita, pero de padre egipcio, salió y se puso a pelear con otro israelita en medio del campamento.  11 El hijo de la mujer israelita blasfemó el nombre de Dios y pronunció una maldición, por lo que fue llevado ante Moisés. Su madre se llamaba Selomit, era hija de Debrí, de la tribu de Dan. 12 Lo tuvieron en la prisión hasta que les fuera revelada la palabra del Señor.

13 Entonces el Señor habló así a Moisés: 14 “Saca al blasfemo del campamento. Todos los que lo escucharon pondrán sus manos sobre la cabeza de él y a continuación toda la comunidad lo apedreará. 15 Después dirás a todos los israelitas: ‘Cualquiera que maldiga a su Dios cargará con su pecado, 16 y quien blasfeme el nombre del Señor morirá sin remedio; toda la comunidad deberá apedrearlo. Cualquiera que blasfeme el nombre del Señor, sea forastero o nacido en Israel, morirá.

 

El que mate a otra persona morirá

Éx 21,12-27; Nm 15,16  // 24,20: Mt 5,38

 

17 El que hiera a otra persona y le provoque la muerte, morirá sin remedio.

18 El que hiera a un animal y le cause la muerte, debe indemnizarlo: entregará otro animal.

19 Si alguien causa una lesión a su prójimo, se le hará lo mismo que él hizo: 20 fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. Se le hará lo mismo que él hizo a la otra persona.

21 El que mate a un animal, deberá restituir, pero el que mate a una persona morirá.

22 Habrá una sola norma para juzgar tanto al extranjero que reside entre ustedes como al nacido en Israel, porque yo soy el Señor su Dios”.

23 Moisés habló así a los israelitas y entonces sacaron del campamento al blasfemo y lo apedrearon. De esta manera los israelitas actuaron conforme a lo que el Señor había ordenado a Moisés.

 

La tierra descansará y guardará su sábado para el Señor *

Éx 23,10-11; Dt 15,1-11

 

25 1 El Señor habló así a Moisés en la montaña del Sinaí: 2 “Habla a los israelitas diciéndoles: Cuando ustedes entren a la tierra que yo les daré, también la tierra descansará y guardará su sábado para el Señor. 3 Seis años sembrarás tu campo y podarás tu viña para cosechar sus frutos, 4 pero el séptimo será un año de descanso para el Señor. No sembrarás tu campo ni podarás tu viña. 5 No recogerás el trigo que brota por sí mismo ni vendimiarás los racimos que no cultivaste: será un año de descanso completo para tu tierra. 6 Todo lo que la tierra dé durante su año de descanso servirá como alimento para ti y tus esclavos y esclavas, para tu jornalero y para el extranjero que vive contigo, 7 así como para tus ganados y las bestias que haya en tu tierra; todo lo que produzca servirá para comer.

 

El año cincuenta será un jubileo*

Éx 21,2-11; Dt 15,12-18; Is 61,1-3; Jr 34,8-22

 

8 Contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que las siete semanas de años sumen un total de cuarenta y nueve. 9 Entonces el día diez del séptimo mes harás sonar el estruendo de la trompeta. El día de la expiación harás sonar la trompeta por todo su país 10 Declararán santo el año cincuenta y en todo el país proclamarán la liberación de sus habitantes. El toque de trompeta indicará para ustedes que cada uno volverá a su propiedad familiar y cada uno regresará con su propia familia. 11 Este será para ustedes el año del toque de trompeta, es decir del jubileo: en el año cincuenta no sembrarán, no recogerán el trigo que brota por sí mismo ni vendimiarán los racimos que no cultivaron.

12 Porque el jubileo ha de ser algo santo para ustedes, solo comerán lo que el campo produzca por sí mismo. 13 En el año jubilar cada uno recuperará su propiedad. 14 Si venden algo a su prójimo o si le compran algo, que nadie perjudique a su hermano. 15 Harás la compra a tu hermano teniendo en cuenta el número de años desde el último jubileo, y él te fijará el precio de la venta según el número de cosechas hasta el próximo. 16 Conforme a la mayor cantidad de años aumentará el precio de la venta, pero disminuirá si es menor el número de años, porque lo que él te vende es el número de cosechas. 17 Que ninguno de ustedes perjudique a su prójimo. Teme a tu Dios, porque yo soy el Señor, tu Dios.

 

¿Qué comeremos durante el año sabático?

 

18 Cumplan mis preceptos, guarden mis mandamientos y pónganlos en práctica; así vivirán en paz en su país. 19 Entonces el país les dará sus frutos, comerán hasta saciarse y allí vivirán en seguridad. 20 Si dicen: ‘¿qué comeremos durante el año sabático si no podremos sembrar ni cosechar nuestra mies?’, 21 sepan que yo les mandaré mi bendición el sexto año y su cosecha alcanzará para tres años. 22 Cuando siembren en el octavo año, ustedes comerán de la última cosecha, y seguirán comiendo de ella hasta la nueva cosecha de ese año.

 

La tierra no puede venderse a perpetuidad

Jr 32,6-9; Ez 48,13-14; Sal 24,1; 39,13; 119,19; Rut 4,1-121 Cr 29,15

 

23 La tierra no puede venderse a perpetuidad porque es mía; ustedes son como forasteros y huéspedes con respecto a mí. 24 En todo campo que ustedes tengan, respetarán el derecho a rescatar esa tierra. 25 Cuando tu hermano se empobrece y vende algo que le pertenece, su pariente más cercano vendrá a rescatar lo que su hermano había vendido. 26 Pero si no tiene quién rescate y él mismo prospera y llega a tener recursos suficientes para el rescate, 27 descontará los años que han pasado desde la venta y pagará al comprador la diferencia para volver a la posesión de su propiedad. 28 Pero si no consigue lo suficiente para el rescate de su propiedad, el comprador seguirá siendo el dueño hasta el año jubilar. En ese año la propiedad quedará libre y volverá al que la había vendido.

29 Si uno vende la casa donde vive y esta se encuentra en ciudad amurallada, su derecho a rescatarla se extiende hasta que se cumpla el año de la venta; su derecho de rescate dura un año completo. 30 Si la casa no ha sido rescatada cuando se cumpla el año, esa casa que está dentro de una ciudad amurallada se considerará como propiedad del comprador y de sus descendientes por todas las generaciones; no la perderá en el año jubilar. 31 Pero las casas de los pueblos que no tienen una muralla a su alrededor se considerarán como los campos: están sujetas a rescate y volverán a su dueño en el año jubilar.

32 En lo que se refiere a las casas que los levitas tienen en las ciudades de su pertenencia, ellos tendrán siempre el derecho de rescate. 33 Si no se rescata lo que pertenece a un levita, y lo que fue vendido es una casa en una ciudad de su pertenencia, se le devolverá en el año jubilar, porque aquellas casas en las ciudades de los levitas son su propiedad en medio de los israelitas. 34 Los campos que rodean sus ciudades no deben venderse, porque son su propiedad perpetua.

 

Si tu hermano israelita empobrece

Éx 21,2-11; 22,24; Dt 15,7-18; 23,19-21; Neh 5,8

 

35 Si tu hermano israelita empobrece y no puede sostenerse a sí mismo junto a ti, lo sostendrás y lo tratarás como a un extranjero residente entre ustedes para que viva contigo. 36 No exigirás de él interés o ganancia; por el contrario, teme a tu Dios y déjalo vivir contigo. 37 No le prestes dinero para cobrarle interés, ni le ofrezcas comida para obtener una ganancia. 38 Yo soy el Señor, su Dios, que los sacó a ustedes del país de Egipto para darles el país de Canaán y para ser su Dios. 39 Si tu hermano israelita vive contigo y se vende a ti, no le impondrás un trabajo de esclavo. 40 Estará contigo como trabajador o como huésped; trabajará contigo hasta el año jubilar. 41 Entonces él saldrá con sus hijos, y volverá con su familia a la propiedad de sus antepasados, 42 porque son mis servidores, los que saqué del país de Egipto y no se pueden vender como se vende al esclavo. 43 No lo trates como dominador; teme a tu Dios.

44 Tus esclavos y esclavas que vivan contigo serán de entre los pueblos que los rodean. De entre ellos podrán comprar esclavo y esclava, 45 y también de entre los hijos de los extranjeros que residen en medio de ustedes o de sus familiares nacidos en la tierra de Israel. Ellos serán su propiedad 46 y después los pueden dejar en herencia a sus hijos para que sean sus esclavos como propiedad perpetua. Pero tratándose de sus hermanos, los israelitas, ninguno de ustedes los dominará con dureza.

47 Si un hermano tuyo empobrece en sus negocios y se vende a un extranjero o a un residente o a cualquiera de sus descendientes, 48 después de venderse le queda la posibilidad del rescate: uno de sus hermanos pagará su rescate: 49 su tío, un primo o algún pariente cercano; pero si ha podido reunir suficientes recursos, él mismo puede rescatarse. 50 Junto con el comprador contará los años que han transcurrido desde su venta hasta el año del jubileo y el precio se calculará en proporción de los años; los años de su trabajo serán como los de un jornalero. 51 Si todavía faltan muchos años, conforme a ellos, le devolverán, como precio de su rescate, una parte del precio de su venta. 52 Pero si son pocos los años que quedan hasta el año jubilar, en proporción de ellos se calculará el precio y se pagará así su rescate. 53 Debe ser como el caso del jornalero que se ajusta año tras año. No toleres que ante ti lo trate con dureza. 54 Si no lo rescatan otros, él y sus hijos quedarán libres en el año del jubileo. 55 Porque los israelitas me pertenecen a mí como servidores: ellos son mis servidores a los que hice salir de Egipto. Yo, el Señor, su Dios.

 

Si guardan mis preceptos y los ponen en práctica*

Dt 7,12-24; 28,1-14 ; Is 1,19; Jr 17,19-27; Am 9,13; Jn 1,14; Ap 21,3 // 26,11-12: 2 Cor 6,16

 

26 1 No hagan ídolos; no levanten una estatua o una estela; no coloquen en su país piedras para rendirles culto, porque yo soy el Señor, su Dios.

2 Observen mis sábados y respeten mi santuario. Yo, el Señor.

3 Si se comportan de acuerdo con mis mandamientos, guardan mis preceptos y los ponen en práctica, 4 yo les enviaré las lluvias a su tiempo; así su tierra dará cosecha y el árbol del campo producirá sus frutos. 5 El tiempo de la siega se extenderá hasta la vendimia y esta hasta la siembra, comerán su pan hasta saciarse y habitarán seguros en su tierra. 6 Yo daré la paz a su país y podrán dormir sin que nadie perturbe su sueño; quitaré del país toda bestia salvaje y la espada no pasará por su tierra. 7 Perseguirán a sus enemigos y los harán caer muertos por la espada. 8 Cinco de ustedes perseguirán a cien o cien de ustedes perseguirán a diez mil, y harán morir a sus enemigos que caerán muertos por la espada. 9 Yo me mostraré favorable a ustedes: los haré fecundos, los multiplicaré y estableceré mi alianza con ustedes. 10 Todavía estarán comiendo de la vieja cosecha cuando tendrán que tirarla para guardar la nueva.

11 Estableceré mi morada en medio de ustedes y nunca los rechazaré.

12 Caminaré con ustedes: yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo.

13 Yo, el Señor, su Dios, el que los sacó del país de los egipcios para que no fuesen sus esclavos; yo desaté las correas de su yugo y les permití caminar con la cabeza en alto.

 

Pero si no me escuchan

Dt 28,15-68; Ez 5,10; 6.1-7; Am 4,6-12; Lam 2,20; 4,10

 

14 Pero, si no me escuchan y no ponen en práctica todos estos mandamientos; 15 si desprecian mis preceptos y su alma se desentiende de mis normas porque no cumplen todos mis mandamientos y rompen mi alianza, 16 yo haré lo mismo con ustedes: los vomitaré trayendo sobre ustedes el terror, la tisis y la fiebre, que les consumirán los ojos y acabarán con su vida. En vano sembrarán su semilla, porque sus enemigos comerán su fruto. 17 Me pondré en contra de ustedes, que serán derrotados por sus enemigos, y saldrán huyendo de sus adversarios sin que nadie los persiga. 18 Y si a pesar de todo esto no me escuchan, volveré a castigarlos siete veces más por sus pecados. 19 Quebrantaré su orgullo y su fuerza, y haré que para ustedes el cielo sea de hierro y la tierra como bronce.

 20 Su fuerza se agitará en vano, su tierra no dará su cosecha y el árbol del campo no dará su fruto. 21 Y si continúan enfrentándose conmigo, sin querer escucharme, volveré a castigarlos siete veces más a causa de sus pecados. 22 Les enviaré las fieras salvajes que acabarán con ustedes y destrozarán sus ganados; solo quedarán unos pocos y sus caminos estarán desolados.

23 Y si ni aun así se convierten a mí, sino que, por el contrario, continúan haciéndome frente, 24 también yo les haré frente y los golpearé siete veces más a causa de sus pecados. 25 Traeré contra ustedes la espada que vendrá a vengar la infidelidad a la alianza. Se refugiarán en sus ciudades y yo traeré en medio de ustedes la peste y los entregaré en manos de sus enemigos. 26 Cuando yo les quite el sustento del pan, diez mujeres podrán cocer todo su pan en un único horno, y se lo darán tan racionado, que aunque lo coman, no quedarán satisfechos.

27 Y si ni aun así me escuchan y siguen enfrentándome, 28 yo me enfrentaré con ustedes lleno de ira. Yo mismo los castigaré siete veces más por sus pecados. 29 Comerán la carne de sus hijos e hijas, 30 destruiré los lugares de culto de sus ídolos, derribaré sus mesas de incienso, amontonaré los cadáveres de ustedes sobre los cadáveres de sus ídolos. Yo mismo sentiré horror de ustedes. 31 Entregaré sus ciudades a la destrucción, devastaré sus santuarios y ya no aspiraré sus calmantes aromas. 32 Asolaré su tierra y sus enemigos se horrorizarán de ella cuando vengan a ocuparla. 33 A ustedes los dispersaré entre las naciones y los perseguiré con la espada; su tierra quedará como un desierto y sus ciudades como una ruina. 34 Entonces su tierra gozará de sus descansos durante todo el tiempo que esté devastada y mientras ustedes se encuentran en el país de sus enemigos. Así su tierra descansará y gozará de sus sábados. 35 Descansará durante todos los días de su devastación, por lo que no pudo descansar en sus sábados mientras ustedes la habitaban. 36 A los sobrevivientes de ustedes les llenaré el corazón de tal espanto en el país de sus enemigos, que el murmullo de una hoja que cae los llenará de pánico, por lo que huirán despavoridos como se huye de la espada y caerán sin que nadie los persiga. 37 Uno a otro se atropellarán como ante la espada, aunque nadie los persiga; no podrán mantenerse en pie delante de sus enemigos. 38 Perecerán entre las naciones y se los tragará la tierra de sus enemigos.

39 Los que sobrevivan de entre ellos se pudrirán por sus pecados en los países de sus enemigos: se pudrirán por las iniquidades de sus antepasados y por las suyas propias.

40 Entonces reconocerán sus pecados y los de sus antepasados: cómo se rebelaron contra mí y cómo se enfrentaron conmigo.41 También yo me enfrentaré con ellos y los llevaré al país de sus enemigos. Entonces se humillará su corazón incircunciso y expiarán su pecado.

 42 Yo me acordaré de mi alianza con Jacob, de mi alianza con Isaac; recordaré mi alianza con Abrahán, y también me acordaré de la tierra. 43 Después que sea abandonada por ellos, la tierra gozará de sus descansos, mientras dure su desolación y ellos paguen el castigo de su iniquidad por haber abandonado mis preceptos y haber rechazado mis normas.

44 Sin embargo, mientras estén en el país de sus enemigos no los aborreceré ni los rechazaré hasta aniquilarlos por completo y romper mi alianza con ellos, porque yo soy el Señor, su Dios. 45 A favor de ellos recordaré mi primera alianza, cuando los hice salir de Egipto a la vista de las naciones para ser el Dios de ellos. Yo, el Señor”.

46 Estas son las normas, los preceptos y las leyes que el Señor estableció entre él y los israelitas en el monte Sinaí por medio de Moisés.

 

  1. LEYES SOBRE CONSAGRACIONES, RESCATES Y DIEZMOS*­

 

Si alguien desea consagrar una persona al Señor

Nm 30,1-16; Dt 12,6-12; 19,22-24; Jue 11, 30-40; 13,3-5; 1 Sm 1,11

 

27 1 El Señor habló así a Moisés: 2 “Habla a los israelitas y les dirás: Si alguien, para cumplir una promesa, desea consagrar una persona al Señor, deberá calcular el valor de la siguiente manera: 3 Si se trata de un varón entre los veinte y los sesenta años, su valor será de quinientos gramos de plata según las pesas del santuario. 4 Si es una mujer, su valor será de trescientos gramos de plata. 5 Cuando es alguien entre los cinco y los veinte años, si es varón su valor será de doscientos gramos, y si es mujer será de cien gramos. 6 Si se trata de un niño que tiene entre un mes y cinco años, si es varón será de cincuenta gramos, y si es mujer será de treinta gramos. 7 Si se trata de alguien que tenga sesenta años o más, si es varón su valor será de ciento cincuenta gramos de plata, y si es mujer será de cien gramos. 8 Si el que hizo la promesa es pobre y no puede hacer este pago, presentará la persona ante el sacerdote que hará su estimación teniendo en cuenta los recursos de la persona que lo ofrece.

 

Si lo que se desea consagrar al Señor son animales

 

9 Si lo que se desea consagrar al Señor son animales de los que se puede presentar una ofrenda al Señor, todo lo que se ofrezca al Señor es cosa santa. 10 No se podrá cambiar o sustituir uno de mayor valor por uno de menor valor, ni uno de poco valor por uno de valor más alto; si un animal es cambiado por otro, tanto uno como el otro serán tenidos como sagrados. 11 Cuando se trata de un animal impuro, a saber, de los que no se pueden presentar al Señor como ofrenda, el animal será presentado al sacerdote, 12 que estimará su valor. Tanto si es de mucho o de poco valor, deberá aceptarse la estimación del sacerdote. 13 Si uno quiere rescatarlo, se añadirá una quinta parte al valor en que fue estimado.

 

Si alguien consagra su casa

 

14 Si alguien consagra su casa como algo santo para el Señor, el sacerdote estimará si su valor es alto o bajo, y su estimación deberá ser aceptada.  15 Si el que la consagró al Señor desea rescatarla, añadirá una quinta parte al precio en que fue estimada y seguirá siendo suya.

 

Si alguien consagra al Señor su campo

Lv 25; Éx 30,15; Ez 45,12

 

16 Si alguien consagra al Señor parte del campo de su propiedad, su precio será estimado según lo que se puede sembrar, a razón de quinientos gramos de plata por cada cuatrocientos cincuenta kilos de cebada. 17 Si alguien consagró su campo durante el año jubilar, esa evaluación se mantendrá. 18 Pero, si consagró su campo después del jubileo, el sacerdote calculará su precio según los años que faltan hasta el próximo jubileo, y disminuirá el precio. 19 Si el que lo consagró quiere rescatar el campo, añadirá una quinta parte al valor estimado y el campo le será devuelto. 20 Pero, si no rescata el campo y lo vende a otro, el campo ya no podrá ser rescatado, 21 y cuando quede libre en el año del jubileo, se consagrará al Señor como ofrenda votiva y será propiedad del sacerdote.

22 Si alguno consagra al Señor un campo que compró y no formaba parte de su propiedad, 23 el sacerdote estimará su valor por los años que faltan hasta el próximo jubileo, y él pagará ese día el precio en que fue evaluado como algo consagrado al Señor. 24 En el año del jubileo el campo volverá a ser propiedad del que lo había vendido, porque era algo de su propiedad.

25 Toda estimación se hará según las pesas del santuario: veinte óbolos equivalen a diez gramos.

 

Nadie puede consagrar al Señor los primogénitos

Éx 13,1-2. 11-16; 22,28-29; Nm 18,14; Jos 6; 1 Sm 15; Ez 44,29

 

26 Nadie puede consagrar al Señor los primogénitos de su ganado vacuno u ovino, porque por ser primogénitos ya le pertenecen al Señor. 27 Si se trata de animales impuros y los quiere rescatar de acuerdo con el precio estimado, añadirá una quinta parte a su precio, pero, si no lo rescata, lo venderá conforme al precio estimado.

28 Ninguna propiedad que alguien haya consagrado a Dios como anatema, sea una persona, un animal o un campo de su propiedad, podrá venderse o rescatarse. Todo lo que ha sido dedicado al anatema es cosa muy santa y pertenece al Señor. 29 Ninguna persona que ha sido dedicada al anatema se puede rescatar; debe morir.

 

La décima parte de lo que produce el campo pertenece al Señor

Nm 18,21-33; Dt 14, 22-29; Ml 3,8-10; Mt 23,23

 

30 La décima parte de lo que produce el campo, tanto de las mieses que brotan de la tierra como de los frutos de los árboles, pertenece al Señor; es cosa santa del Señor. 31 Si alguien desea rescatar algo de su diezmo, añadirá a su precio la quinta parte. 32 La décima parte del ganado vacuno u ovino, es decir, una de cada diez cabezas, es cosa santa para el Señor. 33 No se podrá escoger entre animal de mucho o poco valor, ni se podrá reemplazar uno por otro, pero, si se hace un cambio, tanto uno como el otro son cosa santa para el Señor; no puede haber rescate”.

34 Estas son las normas que el Señor ordenó a Moisés y a todos los israelitas en la montaña del Sinaí.

 

* ­ 1,1-7,38. La primera parte de Levítico describe con detalle los diferentes tipos de sacrificios que se hacían en el templo de Jerusalén en los tiempos del AT. Recibe el nombre de «holocausto» el sacrificio en que toda la víctima se consume en honor del Señor. Usualmente un holocausto o un sacrificio de comunión se acompañan de una ofrenda, pero la ofrenda podrá hacerse sin acompañar un sacrificio.

*1,1-3,17. En las prescripciones acerca de los sacrificios, se pone especial cuidado en indicar –entre otras cosas– que las víctimas y las ofrendas que se hacen al Señor no deben tener ningún defecto (22,19). El derramamiento de la sangre tiene especial importancia. En el NT se proclama la redención realizada por «la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto» (1 Pe 1,19). Los sacrificios son realizados solamente por los sacerdotes de la familia de Aarón. Los levitas solamente asisten a los sacerdotes y los laicos no pueden acercarse (Nm 17,4-5; 18,1-7).

*4,1-5,26. El sacerdote ofrece sacrificios para redimir los pecados cometidos por descuido o inadvertencia (Heb 5,2). Jesucristo, en cambio se ofreció en sacrificio también por aquellos que han cometido pecados que llevan a la muerte (9,14).

*6,1-7,38. Se explica cómo se deben realizar los sacrificios. Una parte de las víctimas y de las ofrendas que se hacen al Señor pertenecen a los sacerdotes (7,28-38; 10,12-15; Nm 18,8-19), que deben consumirlo en el lugar sagrado. No está permitido que los laicos coman estas ofrendas (Lv 22,10-16). David las comió en un caso de necesidad (1 Sm 21,2-7), y Jesús lo puso como ejemplo (Mt 12,3).

* ­ 8,1-10,20: La presente sección tiene por centro la “consagración” o investidura de Aarón y de sus hijos, que deben desempeñar el cargo de sacerdotes en el santuario de la Tienda del Encuentro. El ritual, meticulosamente detallado, sirve para demostrar la superioridad de los sacerdotes sobre los levitas, cuya investidura fue relatada en Nm 8,5-22. El ritual se complementa con normas sobre la vida y la actuación de los sacerdotes.

*8,1-9,24. En el ritual de la consagración de los sacerdotes de Israel se destaca la separación de estos con respecto a la comunidad: los que han sido designados se lavan y visten ropas que los diferencian del resto del pueblo. En cambio Jesucristo, el Sacerdote de la Nueva Alianza, «debió hacerse semejante en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en el servicio de Dios» (Heb 2,17). La unción con el aceite, que antes estaba reservada a los reyes (1 Sm 16,13; 1 Re 1,39), después de la desaparición de la monarquía la recibe el Sumo Sacerdote (Lv 8,12; 21,10). Los sacerdotes de Israel reciben e inauguran su ministerio mediante el ofrecimiento de los sacrificios.

* 8,8. El Urim y el Tumim eran ciertos instrumentos que servían para consultar la voluntad de Dios (Éx 28,30; Nm 27,21; Dt 33,8), pero hoy no se sabe cómo eran estos objetos ni cómo se consultaba la voluntad de Dios por medio de ellos.

*10,1-20: El caso de Nadab y Abiú (10,1-5) subraya el respeto que merece el lugar santo y todo lo relacionado con él. Ellos perecen por usar un fuego profano y deben ser sacados fuera del campamento. Con esto están relacionadas las normas relativas al duelo por los sacerdotes (10,6-7). Siguen otras normas que tienen su importancia para el ejercicio del ministerio sacerdotal: la prohibición de las bebidas alcohólicas cuando están al interior de la Tienda del Encuentro (10,8-11), la aclaración sobre la parte de sacrificios y ofrendas que corresponde a los sacerdotes (10,12-15) y unas aclaraciones relativas al sacrificio por el pecado (10,16-20).

* ­ 11,1-15,33. La pureza es la condición de limpieza ritual o dignidad externa que las antiguas religiones y el AT exigían a los que se acercaban a Dios o a los actos de culto. Consistía en cuestiones como la higiene, no tener enfermedades en la piel, no haber tocado cadáveres o sepulcros, no haber tenido relaciones sexuales. Pero los Salmos (Sal 24,4) y Mateo hablan de una pureza que reside en lo interior y se manifiesta en una conducta recta: los «puros de corazón» (Mt 5,8). Jesús enseñó que la impureza que mancha no es la que viene del exterior, sino la que procede de un mal corazón (Mc 7,14-23).

*11,1-46. Algunos animales, por su apariencia repugnante, eran considerados como “impuros” y se pensaba que contagiaban su impureza a las personas. El NT ha dejado abolidas estas normas sobre animales puros e impuros (Hch 10,9-16).

* 12,1-8. También existían “impurezas” humanas. Se consideraba que el nacimiento de un hijo dejaba “impura” a la madre por el hecho de que se había producido una pérdida de sangre.

*13,1-14,57. Se llamaba “lepra” antes a toda enfermedad de la piel. Las personas que padecían alguna de estas enfermedades eran tenidas como “impuras”, debían separarse de la vida social y eran excluidas del templo. En caso de que la enfermedad desapareciera debía presentarse ante los sacerdotes para que estos verificaran la curación y realizaran los ritos con los que la persona era admitida nuevamente en la vida de la comunidad y en el templo (Mt 8,4). Las curaciones que Jesús realiza de los leprosos no quedan únicamente en el ámbito físico, sino que significan la reincorporación de esa persona a la comunidad de la que estaba excluido. También se habla de «lepra de las casas» y «de la ropa» cuando por humedad o falta de higiene comienzan a aparecer manchas o deterioros.

* 15,1-33. Se pensaba que algunos fenómenos fisiológicos producían “impureza”, como eran la emisión de semen en el varón y la menstruación en la mujer. Quienes habían experimentado alguno de estos fenómenos debían considerarse impuros y cumplir todas estas reglas.

* ­16,1-34. La sección sobre la pureza y la impureza concluye con las normas para la celebración de este ritual anual con el que se intenta restituir la pureza al pueblo que durante el año se ha contaminado con impurezas y pecados. Era la única vez en el año en que el Sumo Sacerdote, y solo él, podía entrar en la parte más sagrada del templo, con la sangre de los sacrificios por los pecados del pueblo. Otros textos se dedican a la misma celebración (23,26-32; Nm 29,7-11). Hay aspectos de este ritual, como lo del chivo para Azazel, que parecen venir de viejas supersticiones, de las que no existe información y son difíciles de explicar. Pero la finalidad es muy clara: ese día se hace expiación para que todos queden puros ante el Señor (Lv 16,30). La Carta a los Hebreos lee alegóricamente Lv 16 y lo aplica a Jesucristo que entró una sola vez al santuario de Dios con su propia sangre e hizo la expiación por los pecados del mundo entero (Heb 6,19; 9,6-14).

* ­ 17,1-26,46: La “santidad” es la cualidad que hace que una persona o un objeto esté separado de lo profano, de lo cotidiano. El Señor es el santo por excelencia, porque es el totalmente otro. Por eso el pueblo que le pertenece debe ser santo: «Sean santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy santo» (19,2; 20,7.26; ver 11,44-45). Los «santos» son los que manifiestan en su vida que son «imagen y semejanza de Dios». El conjunto de leyes que aquí se exponen se califica usualmente como “Ley de santidad”, abarcan diferentes aspectos de la vida del pueblo de Dios, e indican la forma en que los creyentes deben comportarse para ser verdaderamente miembros del “pueblo santo”. Los israelitas no debían imitar los ejemplos y las costumbres de los pueblos paganos que los rodeaban (18,24).

* 17,1-9. El Levítico tiene especial interés en impedir el culto a las divinidades extranjeras y el ejercicio de funciones sacerdotales por parte de personas que no pertenezcan a la familia de Aarón. La sangre, tanto de los animales como de las personas humanas, merece una consideración especial porque se creía que la vida residía en la sangre (17,11.14; Dt 12,23). Esto explica que se imponga la rigurosa ley de que la sangre de todo animal sacrificado deba ser llevada ante el santuario.

* 17,10-16. La prohibición de comer la carne con sangre, que continuaron observando los cristianos venidos del judaísmo en los primeros días de la Iglesia (Hch 15,29) tiene su fundamento en la convicción de que la vida residía en la sangre. En consecuencia se veía con horror que alguien pudiera tomar la vida de otro ser como alimento. La sangre derramada solamente podía ser ofrecida a Dios, o en todo caso dejarla oculta bajo tierra.

* 18,1-30. Se detallan relaciones sexuales que eran practicadas o toleradas en algunos de los pueblos vecinos de Israel, y que los israelitas algunas veces imitaban (2 Sm 12,10; 13,10-13). La mayoría de las leyes, muchas de ellas repetidas en Lv 20,10-21, tienen como finalidad proteger la institución familiar mediante la prohibición del adulterio y el incesto. En Lv 18,21 se prohíbe el culto a Moloc, una divinidad de los cananeos, en cuyo honor se sacrificaban niños arrojándolos al fuego. Cerca de Jerusalén hubo un santuario dedicado a esta divinidad (2 Re 23,10; Jr 7,31; 19,5; 32,35), donde se practicó el sacrificio de niños (2 Re 16,3; 21,6). La Ley castigaba con severidad al israelita que lo hacía (Lv 20,2-5).

* 19,1-37: Lv 19 es central en este código: contiene los principales preceptos morales y religiosos de la antigua alianza. Son la expresión de la voluntad de Dios. Esto consta por la introducción solemne (19,1-2) y por el estribillo que se repite una y otra vez: «Yo, el Señor [su Dios]». Además de la exigencia de tener por Dios solo al Señor (19,3), Lv 19,2 ofrece la razón última y profunda de los mandamientos: la obediencia a los preceptos divinos, la exigencia de practicarlos (19,37), es el camino que se ofrece al hombre para ser santo como su Dios. La santidad no se limita a la observancia de las leyes de pureza ritual; es una exigencia que va unida a una moral elevada. El hombre, como Isaías, reconoce ante Dios su indignidad de pecador (Is 6,5): él es el Señor tres veces santo, cuya gloria llena toda la tierra (6,3). También es importante la exigencia del temor de Dios (Lv 19,14.32), que no se entiende como “miedo” sino como “respeto”. Las exigencias relativas al prójimo se resumen en el amor al prójimo (19,18). En la formulación inicial, aquí, “prójimo” es lo mismo que “pariente” o “consanguíneo”; se refiere a otro israelita. Jesús ampliará el alcance del amor fraterno: todo ser humano, sobre todo el que está en la necesidad, es un prójimo (Lc 10,36).

* 20,1-27: El pueblo “santo” no debe imitar ninguna de las costumbres de los pueblos que tenía en su vecindad (20,23). Se condena aquí toda clase de prácticas de los países paganos como el sacrificar a sus propios hijos al dios Moloc (20,2-5), consultar a nigromantes o adivinos (20,6) y las faltas que se pueden cometer en contra de los demás, en particular contra las personas de la misma familia (20,9-21). Aquí tiene especial importancia todo lo que se refiere a las relaciones sexuales indebidas. Algunas de estas prácticas, como la prostitución o la homosexualidad, tenían en tiempos del AT un sentido muy diferente al actual, porque frecuentemente iban unidas a prácticas de las religiones paganas.

* 21,1-24: Para los sacerdotes (21,2-6) el «ser santos» implicaba evitar todo lo que los volvería impuros ante el Señor. Si tocar un cadáver vuelve impuro, hay que evitar a toda costa ese contacto, salvo el caso del fallecimiento de personas muy allegadas. En el caso del Sumo Sacerdote se puede decir que la consigna es extremar las precauciones: él no puede ni siquiera permitirse el contacto con el cadáver de su padre o de su madre (21,10-15). Como el sacerdocio de Israel se transmitía de padres a hijos, se debía evitar que en la familia de un sacerdote hubiera un hijo ilegítimo. Por eso, un sacerdote debía pensar muy bien a quien elegía como esposa (21,7-9).

* 22,1-9. Los sacerdotes, así como el pueblo, deben ser santos porque el Señor es santo (nota a 17,1-26,46). Por eso no deben profanarse (21,1-24) ni contaminarse con ninguna cosa que sea impura (nota a 11,1-15,33; Nm 5,1-4). En estas leyes se pone especial atención a que ningún sacerdote se acerque al altar si se ha manchado con alguna impureza.

* 22,10-16. Los sacerdotes reciben una parte especial de todas las ofrendas y sacrificios que el pueblo presenta al Señor (7,28-38; 10,12-15; Nm 18,8-19). Solo ellos pueden consumirlas y deben hacerlo en un lugar sagrado (Lv 6,9-11).

* 22,17-33. Las víctimas y ofrendas que se presentan al Señor no deben ser defectuosas (1,3; 3,1). Los animales que tienen algún defecto no son aptos para ser puestos sobre el altar.

*23,1-24,9: El pueblo santo se manifiesta cuando se reúne en asambleas con su Dios. Esta parte de las leyes está dedicada a los días festivos. En las solemnidades, el pueblo es convocado por Dios y debe reunirse para escuchar la palabra del Señor, debe haber una «asamblea santa». Esta reunión que se realiza a partir de una convocatoria de Dios es la que en el NT se designa como nombre a la comunidad fundada por Jesucristo: la Iglesia. No es un encuentro ocasional del pueblo, sino una reunión en la que Dios es el que convoca y que tiene exigencias para todos los que concurren.

*24,10-23: La parte final del texto sobre las leyes que debe observar el pueblo santo se refiere al respeto al nombre del Señor (24,10-16) y a la vida del ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios (Gn 9,14). El que mata a otra persona deberá pagar con su propia vida (Lv 24,17.21), y si no le ha quitado la vida pero le ha producido un daño en su cuerpo, se aplicará la «ley del talión», que se expresa: «ojo por ojo…» (24,20), que no es una permisión de la venganza (como a veces se afirma), sino una limitación en la aplicación de las penas: al culpable siempre se le debe aplicar una pena que esté en proporción con el mal que ha producido. Esta norma se dio para evitar que se aplicaran penas desproporcionadamente rigurosas a los delincuentes, como sucedía en otros pueblos.

* 25,1-7: La tierra es propiedad del Señor, que la ha dado a los seres humanos. Estos deben cuidarla sabiendo que es un don recibido del Señor. Por esa razón se añade una ley de carácter ecológico: así como los humanos deben descansar después de sus trabajos (Éx 20,8-11), también la tierra debe tener sus descansos (Lv 25,2).

*25,8-55: Con frecuencia los pobres se ven obligados a vender sus propiedades para poder atender a las necesidades de su vida. Estas urgencias son aprovechadas por otros que compran esas propiedades por precios mínimos para acrecentar la extensión de sus dominios. Para evitar el latifundio por parte de algunos, o la pérdida de sus viviendas por parte de otros, se establece que cada cincuenta años se celebre un «año santo», un jubileo en el que las propiedades vendidas por pobreza vuelvan a sus antiguos dueños, y los que están presos o en esclavitud por no poder pagar sus deudas recuperen la libertad (25,8-17). Dios es el verdadero dueño de la tierra, y él la da a los israelitas, por eso ninguno puede vender o comprar su parte de esa tierra a perpetuidad (25,22-34). Al final de Lv 25 se dan normas humanitarias para ayudar a los miembros del pueblo que sufren la pobreza (25,35-55).

*26,1-46: Como en Dt 27,15-26 y 28,1-68, el código de leyes concluye con una lista de bendiciones, las promesas de una vida sin problemas, que se hacen a quienes se comprometan con el Señor y cumplan los mandamientos de su ley, así como una lista de maldiciones, las amenazas que Dios hace a quienes abandonen su ley y no cumplan con sus mandamientos. Pero la amenaza con esos castigos terribles, que se van describiendo como si una cosa fuera algo siete veces mayor que lo que precede, no significa el rechazo total (Lv 26,43-45): queda entreabierta la puerta para una restauración futura. Lv 26,46 es la conclusión de la «Ley de santidad».

* ­ 27,1-34. Este capítulo es un apéndice, sea del conjunto del libro o de la «ley de santidad». Expone una tabla de valores que sirve como criterio para rescatar las personas, animales, casas o campos que se consagran a Dios pero que no serán sacrificados o destruidos. Como la religión de Israel no admite los sacrificios humanos, las personas que se consagran a Dios no pueden ser sacrificadas sino que siempre deben ser rescatadas haciendo un pago mediante un objeto de valor. Esta tabla de valores indica el criterio que se debe aplicar en estos casos.