Prot. No. 56/2023
«¡No teman! Sé que ustedes buscan a Jesús, el crucificado;
no está aquí, porque ha resucitado, como lo había anunciado» (Mt 28,5-6)
1. Con el gozo inmenso y la enorme esperanza que nos da la certeza de creer en la resurrección de Jesucristo, los obispos de México, reunidos en nuestra CXIV Asamblea Plenaria, saludamos a todas nuestras comunidades y las invitamos a celebrar la vida plena que el Padre nos ofrece, por medio de su Hijo glorificado.
2. Aunque es imposible ignorar los múltiples escenarios, en los que por doquier parecen campear signos de muerte, tampoco podemos caer en desánimos pesimistas que podrían infectarnos de miedos y secuestrar nuestra esperanza. A pesar de las desafiantes realidades que enfrentamos, como la violencia, el crimen, la violación de los derechos, la mentira, la migración forzada, el aumento de la pobreza y la polarización social e ideológica, refrendamos nuestra tarea de luchar para que la paz ocupe el lugar de la violencia, la rivalidad abra paso a la reconciliación y el egoísmo a la caridad, para que la unidad supere a la división, la verdad a la mentira, la justicia a la impunidad y la vida a la muerte.
3. Tampoco podemos negar ni minimizar los signos de esperanza que encontramos en nuestro país, como la disposición a trabajar, los esfuerzos de las familias para salir adelante, el desarrollo de muchos niños y adolescentes, el esfuerzo de todos para superar los estragos de la emergencia sanitaria, por mencionar algunos. Invitamos a luchar con valor y decisión, convencidos de que el Buen Pastor, que ofrendó la vida en la cruz para rescatar a sus ovejas, pero que vive resucitado y glorioso, nos conduce y acompaña siempre, «su vara y su cayado nos dan seguridad» (Sal 23,4 ). Su victoria es nuestra victoria.
4. Nuestra opción es caminar juntos. Por eso, los obispos mexicanos deseamos seguir animando a todos nuestros hermanos a avanzar con paso firme y decidido, unidos en la fe, la esperanza y la caridad, sobre todo hacia nuestros hermanos más necesitados, ejerciendo sin fatiga el valor supremo de la misericordia. Avancemos juntos, guiados por la luz pascual, como Iglesia, peregrina, que anuncia y testimonia el Evangelio, viviendo el espíritu y la comunión sinodal, como nos sigue invitando con insistencia el Santo Padre Francisco, con quien, Dios mediante, próximamente nos encontraremos en la “visita ad limina”. Además de informarle acerca del caminar de nuestras diócesis, también tendremos oportunidad de manifestarle nuestra comunión y adhesión filial. Convencidos de que Cristo camina con nosotros, invitamos todos a luchar sin desfallecer para que la tan deseada sinodalidad no sea solo una teoría abstracta, sino una opción real y efectiva en nuestra vida eclesial.
5. Necesitamos recobrar el fervor y la frescura pascual de la primera comunidad cristiana, teniendo “un solo corazón y una sola alma” (cf. Hech 4,32). Unidos en comunión fraterna será posible enfrentar los múltiples retos pastorales y llevar adelante los objetivos planteados en nuestro Proyecto Global de Pastoral, el cual con mucho entusiasmo hemos venido implementando durante los últimos cinco años, tal como el Santo Padre nos pidió al visitar nuestro país. Deseamos que este Proyecto sea un faro iluminador para que los planes de las diócesis, parroquias y comunidades religiosas de nuestra nación mexicana avancen en la misma sintonía y con el mismo espíritu.
6. Seguimos promoviendo e impulsando diversas iniciativas por la construcción de la paz, tales como los encuentros, diálogos, foros, conversatorios y demás acciones que nuestra Iglesia, en colaboración con algunos organismos de la sociedad civil, está realizando en diversos lugares. Oramos para que todas ellas obtengan los ansiados frutos.
7. Fortalecidos y guiados por el Espíritu Santo, el mismo que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8,11), con la intercesión y bajo la mirada maternal de Santa María de Guadalupe, sigamos uniendo nuestras fuerzas para continuar trabajando sin cesar en la construcción del Reino de Cristo, Reino de la verdad, de la vida, de la justicia y de la auténtica paz.
Los obispos de México.
Lago de Guadalupe, Cuautitlán Izcalli, 20 de abril de 2023